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Se reúnen presidentes de las dos Coreas

El mandatario de Corea del Sur fue recibido por su homólogo del Norte para crear acuerdos de pa los críticos dicen que el líder surcoreano pedirá al vecino país que reduzca su programa nuclea
mar 02 octubre 2007 08:02 AM
El presidente de Corea del Norte, Kim Jong-il (izquierda) y

El presidente de Corea del Sur arribó el martes a la aislada capital norcoreana y saludó a una multitud que lo aguardaba, y se disponía a entrevistarse con el líder Kim Jong-il, en apenas la segunda cumbre que celebran ambos países vecinos, técnicamente aún en guerra.

El surcoreano Roh Moo-hyun ha anunciado su primer viaje a Pyongyang como una posibilidad de poner fin a la animosidad entre ambas naciones nacida tras la partición de la península coreana al final de la Segunda Guerra Mundial.

Pero sus críticos dicen que la visita apunta más a asuntos políticos domésticos y esperan que se maneje con mucho cuidado en temas sensibles como las armas nucleares y los abusos a los derechos humanos.

Los norcoreanos salieron a las calles a recibir a Kim con sus mejores ropas, y agitaban flores de plástico rojas y rosas cuando el presidente llegó a una plaza céntrica, repitiendo los saludos minutos después cuando Roh bajó de un auto descapotable provisto por Corea del Norte.

Kim, serio y de gesto adusto, estrechó la mano del líder surcoreano y su esposa vistiendo su característico traje caqui y unos zapatos con plataforma que lo hacían parecer más alto que Roh.

El saludo contrastó ampliamente con la efusiva bienvenida que Kim le dio al por entonces presidente surcoreano Kim Dae-jung cuando se celebró la primera cumbre, en el 2000.

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En ese momento, ambos líderes pasearon juntos en automóvil, se abrazaron, mantuvieron sus manos estrechadas y hasta entonaron canciones patrióticas.

Además, no había mención alguna a la cumbre en los medios oficiales norcoreanos del martes.

La reunión de esta semana se desarrolla con el telón de fondo de las negociaciones regionales que buscan persuadir a Corea del Norte de que abandone su programa de armamento nuclear a cambio de asistencia y del fin de sus estatus como paria internacional.

Cuando sólo le quedan cinco meses para cumplir su mandato, Roh ha dicho que usara la cumbre para presionar por la paz y por un recorte armamentístico en la península, donde hay estacionados alrededor de dos millones de soldados, la mayoría de ellos apostados cerca de la frontera.

Mientras que la primera cumbre fue vista como un momento histórico que llevó a que se relajaran las tensiones, esta nueva reunión ha tenido una recepción más escéptica, debido a lo vago de la agenda y a las dudas de que Roh sea capaz de conseguir logros.

Tampoco ayuda mucho el hecho de que el encuentro se desarrolle otra vez en Pyongyang, pese a que en el 2000 se acordó que Kim Jong-il viajaría a Seúl para la segunda cumbre.

Roh inició el viaje hacia el Norte convirtiéndose en el primer presidente en cruzar la frontera fuertemente custodiada, y luego lideró el mayor convoy motorizado entre ambas capitales.

"Estoy cruzando está línea prohibida de división", dijo Roh al ingresar en el vecino del norte cruzando una franja amarilla de 80 centímetros de ancho en la que están escritas las palabras "paz y prosperidad".

"No hay nada a la vista, pero esta línea es el muro que ha dejado a nuestra nación dividida por medio siglo. Por este muro, nuestra nación ha sufrido mucho dolor", agregó el mandatario.

Los sondeos muestran que los habitantes de Corea del Sur favorecen el encuentro y una eventual unificación pero quieren que el proceso avance lentamente, ya que temen que los cientos de miles de millones de dólares que costaría absorber a su empobrecido vecino afectarían su economía.

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