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Bélgica debate su existencia como nación

Actualmente sólo un tercio de sus habitantes están seguros de que el país existirá como tal en desde junio, las fricciones entre Flandes y Valonia impidieron la formación de un gobierno conj
jue 01 noviembre 2007 04:27 PM
¿Seguirá siendo Bruselas la sede del parlamento europeo?. (E

Bélgica está reviviendo una de sus tradiciones menos conocidas: debatir su existencia. Hoy sólo un tercio de sus ciudadanos están seguros de que su nación existirá en 2017.

Las fricciones entre Flandes, la región del norte, más rica y en la que se habla holandés, y la sureña Valonia, de habla francesa, dejaron a Bélgica sin un gobierno nuevo desde el pasado 10 de junio, fecha en que tuvieron elecciones, y en que se desencadenó un gran debate público.

Durante más de un siglo, la producción de carbón y acero del sur del país permitió a una élite de habla francesa dominar Bélgica. Pero ahora los papeles se han invertido.

La producción económica por persona en Flandes es de 124% del promedio de la Unión Europea. En contraste, la producción de valor per cápita en Valonia es de 90% de la productividad del resto de los habitantes de la región, lo que genera el resentimiento de que los flamencos subsidian a la economía del sur.

El diario Het Laatste Nieuws publicó una encuesta en la que 46% de los flamencos quiere la independencia; otro periódico, La Libre Belgique, halló que sólo 29% de los belgas están ‘seguros’ de que Bélgica seguirá existiendo en 2017.

“La gente puede hablar de una división, pero no es eso lo que los flamencos quieren, sino una mayor autonomía regional dentro de un estado federal”, afirma Jean-Marc Bothy, director de Ion Beam Application, con sede en Valonia, el mayor productor mundial de equipo médico para tratar el cáncer.

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Yves Leterme, del Partido Demócrata Cristiano Flamenco, intentó formar un gobierno con el Partido Liberal. Demócratacristianos y liberales consiguieron, en junio, 81 de 150 escaños en el Parlamento, suficientes para formar un gobierno, pero no suficientes para cambiar la constitución belga y satisfacer las demandas flamencas.

El colapso de las conversaciones de coalición obligó al rey Alberto II a declarar una ‘crisis’ y nombrar a un veterano político flamenco, Herman Van Rompuy, de 59 años, para que explore posibles acuerdos.

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