Pinochet, a un año de su muerte
Chile recuerda este lunes el primer año de la muerte de Augusto Pinochet con un par de ceremonias aisladas de sus cercanos y ex colaboradores, en un país donde para la mayoría la figura del ex dictador se ha ido desvaneciendo. (Haz click aquí para ver las fotos)
Ninguno de los principales diarios chilenos puso el nombre de Pinochet en sus portadas del lunes, lejos del impresionante revuelo mediático que causó su deceso el 10 de diciembre del 2006, a los 91 años, por una falla cardiaca múltiple.
El ex militar murió sin ser condenado por su responsabilidad en la muerte de miles de opositores durante la dictadura, entre 1973 y 1990, y por cargos de delitos económicos por millonarias cuentas secretas.
El Gobierno no tenía preparada ninguna actividad relacionada con Pinochet y la presidenta Michelle Bachelet se encontraba en Argentina por la ceremonia de juramento de la mandataria Cristina Fernández de Kirchner.
"Creo que el país está tranquilo", dijo a Radio Cooperativa el ministro del Interior, Belisario Velasco.
"La historia lo juzgará y tendrá sus opiniones. No es algo que en estos momentos conmociona al país", agregó el ministro sobre Pinochet.
Las cenizas de Pinochet permanecen bajo una lápida en la capilla en la casa de descanso familiar de Los Boldos en la localidad de Bucalemu, en la costa central del país.
La herencia
La Fundación Pinochet, que congrega a partidarios y ex colaboradores del ex gobernante, ha programado para recordar una serie de reformas económicas que cosecharon aplausos en el exterior y que siguen vigentes.
"Si este país se caracteriza por algo, es porque es un país desagradecido", dijo Pablo Rodríguez, abogado y principal defensor de Pinochet.
"(Hay) una odiosidad, un resentimiento, una forma de alterar la verdad de aquello que realizaron y eso me duele mucho y por eso en la medida de lo que he podido desplegar para que se haga justicia, hoy ya no se puede con una persona que no existe, por lo menos buscamos una justicia histórica", agregó.
Bajo la dictadura de Pinochet, unas 3,000 personas murieron o fueron desaparecidas, mientras que otras 28,000 sufrieron torturas, incluida la presidenta Bachelet.
Tras la muerte de Pinochet, los casos de violaciones a los derechos humanos se han centrado en sus principales ex colaboradores militares, al tiempo que su familia enfrenta procesamientos por su participación en cuentas secretas por más de 27 millones de dólares que manejó el ex dictador en el extranjero.
"La lucha continúa para la verdad y la justicia, pero la lucha principal murió", dijo Pedro Matta, uno de los miles de ex torturados bajo el régimen de Pinochet.
