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Reforma migratoria en EU: sin esperanzas

El debate migratorio será protagonista en las elecciones de 2008, no así en el Congreso; el 14% de la población estadounidense es hispana, pero no todos podrán votar el próximo año.
vie 21 diciembre 2007 12:31 PM
Inmigrantes ilegales, estandarte de las próximas elecciones.

Será un tema del debate electoral en Estados Unidos en 2008, pero las posibilidades de que el Congreso retome la reforma de inmigración son prácticamente nulas.

Desde que en enero de 2004 el presidente George W. Bush propuso en un año también de elecciones una reforma de las leyes de inmigración, ha ocurrido muy poco en favor de los inmigrantes.

Al pasar de un año a otro, las expectativas no han sido sin embargo tan sombrías como ahora para unas 12 millones de personas indocumentadas.

Activistas hispanos y promotores de la reforma habían hecho del 2007 el año de la esperanza.

Pero después de dos fracasos en el Senado en ese año en la culminación de enormes esfuerzos políticos para el cambio, quieren ahora hacer de 2008 el año de la venganza a través de las ánforas de votación.

La campaña, sin embargo, ha perdido aliento aún antes de concluir el 2007: Para desánimo de sus promotores, el Departamento de Seguridad Interior ha informado que tiene un atraso de cinco meses para notificar la recepción de un expediente y de 16 a 20 meses para procesar un pedido de ciudadanía, requisito indispensable para votar.

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Esa demora pondría a millares de potenciales votantes fuera de oportunidad para participar en las elecciones de noviembre de 2008, donde se elegirá un nuevo presidente, parte del Congreso y un grupo de gobernadores.

El atraso se debe en parte a las nuevas exigencias de control migratorio derivado de los atentados terroristas del 2001, falta de previsiones burocráticas y un fuerte incremento en los pagos que llevó a centenares de miles a empezar una gestión ante los servicios de inmigración y aduanas antes de que entrara en vigor a medio año.

Con 44.3 millones de personas, los hispanos son la primera minoría y conforman el 14% de la población nacional, pero su fuerza de voto sólo representa el 5% del electorado nacional debido a que no todos los habilitados se han inscrito y no todos los inscritos votan.

La campaña consiste en hacer que más hispanos participen en las elecciones y otros se inscriban como nuevos votantes.

Los analistas más optimistas adelantan que la inmigración no tendría discusión alguna en la legislatura de Washington por lo menos hasta dos meses después de la instalación del nuevo gobierno en enero del 2009.
Para entonces, el número de indocumentados estaría ya entre 13 y 14 millones de personas, más que las poblaciones sumadas de Costa Rica, El Salvador y Guatemala.

“Hemos perdido, y nadie sabe lo que puede hacer una derrota en un mundo donde un abismo separa a las partes”, dijo la senadora demócrata prorreforma Dianne Feinstein, de California, refiriéndose a los fracasos en el Senado.

En la práctica, lo poco que ha acordado el Congreso en temas de inmigración sólo ha servido al intento de dificultar el ingreso de más indocumentados: vallas en la frontera con México y una nueva frontera virtual con alta tecnología.

En el 2008, por el lado del gobierno se esperan más murallas, tecnología de vigilancia y más guardias fronterizos.

En el lado de los inmigrantes habrá más activismo hispano, más caos con leyes incongruentes aprobadas por los estados, más hostigamiento de las autoridades a los empleadores y más redadas policiales y deportaciones.

Y en el lado de los inmigrantes indocumentados, más de ellos seguirán llegando.

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