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Sarkozy gana por ambición y unidad

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dom 06 mayo 2007 04:21 PM

El triunfo electoral de Nicolas Sarkozy el domingo fue el resultado de una campaña meticulosamente planeada cuya base estuvo en torno a un partido unido y una feroz ambición personal que lo llevó a la presidencia de Francia.

Cuando Sarkozy y su esposa Cecilia caminaron de la mano hacia el Ministerio del Interior, al asumir ese cargo en mayo del 2002, él ya tenía en vista la elección presidencial del 2007.

"Es difícil decir la fecha exacta, pero es claro que en el 2002 él ya quería ir en busca de la presidencia", dijo a Reuters el jefe de campaña de Sarkozy, Claude Gueant.

Otros dicen que el político había estado soñando con la presidencia desde mucho antes, pero el Ministerio se convirtió en la base de su arremetida al pináculo del poder francés, que culminó con la derrota el domingo de la socialista Segolene Royal.

La dureza del discurso de Sarkozy y su estilo directo como ministro de Interior establecieron sus credenciales como la principal figura de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), de la que se convirtió en líder en 2004.

Unificando al UMP detrás de él, Sarkozy convirtió a la formación en una devastadora fuerza electoral que superó a Royal, quien no consiguió unificar al fracturado Partido Socialista.

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En el camino también sobrevivió a incontables contratiempos, incluso el haber sido desdeñado por el presidente Jacques Chirac.

Sarkozy consiguió la nominación del UMP como su candidato presidencial a mediados de enero y desarrolló su campaña con la precisión de un reloj suizo.

Sus comentarios francos sobre el crimen, la inmigración y la identidad nacional francesa buscaron conquistar tanto a la corriente dominante de la derecha como a la ultraderecha.

"Debemos ser honestos, Nicolas Sarkozy llevó a cabo una campaña enfocada y centrada", dijo el viernes el portavoz socialista Julien Dray.

En contraste, Royal emergió como una candidata seria sólo después de que los votantes franceses rechazaron la Constitución de la Unión Europea en un referendo el 2005 y obtuvo la nominación socialista el año pasado, pese a sugerencias de sus rivales de que no tenía el suficiente peso político.

En lugar de sacar ventaja de su partido como la única candidata socialista que parecía capaz de derrotar a Sarkozy, Royal se estancó al anunciar su "fase de escuchar" a la nación e indicar que presentaría su manifiesto sólo a mediados de febrero.

Luego partió a una gira por Oriente Medio, entregándole nuevamente la agenda local a Sarkozy. En el Líbano, la entonces candidata socialista sumó más dudas respecto a su habilidad al, en apariencia, concordar con un legislador de Hezbollah sobre la postura de que la política exterior estadounidense era demente.

Una diferencia pública en torno a las políticas de impuestos con su pareja Francois Hollande, el jefe del Partido Socialista, fue seguida por reportes de que había pagado un impuesto al lujo por sus propiedades en conjunto, lo que perjudicó su reputación como defensora de los pobres.

Un nuevo tropiezo ocurrió cuando un alto asesor económico renunció en medio de una disputa por los costos de su programa. El asesor describió a Royal como una peligrosa incompetente y se unió a la campaña de Sarkozy.

Sus pronunciamientos políticos a veces fueron corregidos al día siguiente por funcionarios de su partido, lo que dejaba confusos a los votantes sobre su mensaje y resaltaba una debilidad fundamental de su campaña: la ausencia de un equipo dedicado totalmente a lograr su victoria.

Un sondeo publicado después de un debate televisivo con Sarkozy el 2 de mayo, mostró que Royal tuvo un mejor desempeño al hablar sobre educación y reducción de la inequidad social, pero perdió en 16 de 20 tópicos abordados, incluyendo todos los grandes temas de su campaña, como empleo, mejoramiento de la economía, Unión Europea y sistema de pensiones.

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