Blair se despide, deja el puesto a Brown
Gordon Brown sucederá este miércoles a Tony Blair como primer ministro británico, heredando un gobierno laborista rezagado en muchas encuestas por Irak y necesitado de votantes que garanticen un cuarto mandato consecutivo.
Tras esperar durante diez años a que Blair se hiciera a un lado, Brown se enfrentará también a una oposición conservadora en ascenso mientras busca salir de la sombra del liderazgo de Blair y poner su propio sello de autoridad en el máximo cargo ejecutivo.
Brown, que ha sido ministro de Finanzas durante los mandatos de Blair, ha prometido revitalizar el Partido Laborista y aprender de lo que ha llamado la divisoria guerra de Irak, aunque sigue respaldando la decisión de unirse a la invasión liderada por Estados Unidos en el 2003.
Otros desafíos inmediatos para el nuevo líder incluyen eludir las demandas de un referéndum sobre un nuevo tratado de la Unión Europea, acordado en líneas generales por Blair y otros líderes de la UE la semana pasada.
La delicada cuestión de una investigación en Estados Unidos por supuesta corrupción en los acuerdos de la compañía de defensa británica BAE Systems con Arabia Saudita también podría acabar siendo un dolor de cabeza diplomático.
Sin embargo, será la estrecha relación de Gran Bretaña con Estados Unidos -Blair fue el aliado más cercano del presidente George W. Bush en Irak- lo que dominará la agenda de Brown en un principio.
Blair, de 54 años, el segundo primer ministro británico que más tiempo ha estado en el cargo en un siglo, irá temprano al Parlamento para la última sesión semanal de control al Gobierno antes de retirarse.
Después se desplazará al Palacio de Buckingham para presentar su renuncia a la reina Isabel II, que posteriormente pedirá a Brown, de 56 años, que forme un nuevo Gobierno.
