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Ambulantaje daña zonas arqueológicas

Los rituales de purificación y ascensos masivos han dañado Teotihuacan y Chichen Itzá, entre ot
dom 12 agosto 2007 09:20 AM

Pintas, rayones, limpias, rituales de purificación, ascensos masivos a los edificios arqueológicos, "cargas de energía", quema de copal y el comercio ambulante han deteriorado severamente las zonas arqueológicas.

Entre ellas se encuentran Teotihuacán, Uxmal, Chichén Itzá, Mitla, Monte Albán y Tlatelolco, señala el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Senadores.

El instituto político propuso ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una iniciativa para reformar diversos artículos de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, para castigar con mayor rigor a quienes delincan en perjuicio del patrimonio cultural.

El proyecto de ley presentado por el senador priista Carlos Lozano Torres considera que se requiere establecer un catálogo de infracciones administrativas, en el que se prohíba realizar en las zonas de monumentos arqueológicos actividades comerciales, celebrar ceremonias o traspasar áreas restringidas sin autorización escrita de la autoridad competente.

Aunado a lo anterior, señala que se necesita la creación de una corporación policiaca, que podría estar integrada por elementos de la Policía Federal Preventiva, especializada en brindar seguridad e información a turistas y que estaría encargada de aplicar la ley a fin de prevenir la comisión de ilícitos en las zonas de monumentos.

En su exposición de motivos menciona que desgraciadamente la educación en México ha fallado, ya que el aprendizaje ha cedido terreno frente al avance de la ignorancia, donde la superstición ha suplantado al razonamiento.

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Algunos de los principios contenidos en el Artículo tercero de la Constitución, subraya, se han vuelto sólo buenas intenciones.

"Términos como la continuidad, el acrecentamiento, la difusión y el fortalecimiento de nuestra cultura parecieran palabras huecas cuando se les confronta con la realidad".

Ello resulta doblemente trágico si se observa la forma en que el patrimonio cultural ha sido irremediablemente atacado: de tres a cinco sitios arqueológicos registrados en Yucatán sufren daños o son destruidos, en gran parte por el desconocimiento de la gente que realiza construcciones sobre estas zonas prehispánicas, comentó.

Pintas y rayones son algunos de las afectaciones que causan los turistas a los monumentos de Teotihuacán; incendios agrícolas y forestales dañan Oxkintoc y Chichén Itzá; el parque nacional de Tulúa está amenazado en su entorno ecológico por la especulación inmobiliaria, advierte.

Aunado a lo anterior, dice, la existencia del comercio ambulante y las prácticas o rituales, como los realizados los días del equinoccio de primavera, ponen en riesgo a las ya de por sí vulnerables zonas arqueológicas.

Menciona que de acuerdo con declaraciones del director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, Rogelio Rivero Chong, la Pirámide del Sol presenta un serio deterioro en su escalinata, la cual está perdiendo su forma angular por el uso inmoderado, además de que presenta desprendimiento de piedras y de aplanados originales.

Puntualiza que la ley en la materia no se ha reformado desde 1993, por lo que se estima necesario actualizar las sanciones previstas en este marco legal.

Lozano Torres manifiesta que la preservación del patrimonio cultural debe ser vista como una tarea cuya realización es necesaria para la consecución de los objetivos plasmados en el Artículo tercero constitucional.

De no actuar con firmeza en este rubro, advierte, "habremos negado a nuevas generaciones de mexicanos la oportunidad de contemplar la grandeza de sus ancestros, así como también a numerosas comunidades la posibilidad de beneficiarse con los recursos provenientes del turismo nacional y extranjero".

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