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450 muertos por sismo en Perú: ONU

Las Naciones Unidas estiman que además hay más de 1,500 heridos en el país sudamericano; las ciudades más afectadas han sido Chinca, Ica y Pisca, se estima que hay 80,000 damnificados.
jue 16 agosto 2007 04:15 PM
Los cuerpos de las víctimas que murieron en el sismo son aco

Mientras centenares de miles de peruanos trataban de recuperarse el jueves del devastador terremoto de la víspera, la Organización de las Naciones Unidas anunció que 450 personas murieron en varias ciudades del sureste del Perú, que el jueves mostraba un desolador panorama con viviendas, hospitales y escuelas destruidos.

''Ha habido una buena respuesta internacional, sin que el Perú lo haya pedido y (los gobiernos) han sido muy generosos'', dijo el presidente Alan García mientras visitaba Pisco, una de las localidades más afectadas por el sismo al ubicarse muy cerca del epicentro.

García también aprovechó de destacar el llamado que le hizo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, con quien dijo habló temprano el jueves y que la mandataria le expresó ''toda su solidaridad con el pueblo peruano''. Las relaciones entre los dos países se han visto deterioradas en los últimos días por la publicación de un reciente mapa limítrofe marítimo del Perú que afectaría la soberanía chilena.

El Presidente inició su recorrido por Ica para luego seguir en helicóptero a Pisco, que junto a Chincha, fueron las ciudades más afectadas.

Aún cuando la Defensa Civil ha informado hasta ahora 437 muertos, la asistente de la secretaría general de la ONU, Margareta Wahlstrom, coordinadora del departamento de remediación de emergencias en Nueva York, se apresuró a informar que ''hasta ahora hay 450 muertos y alrededor de 1,500 heridos''.

Defensa Civil también dijo que hay unos 80,000 damnificados.

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Y si Chincha e Ica estaban devastadas, el escenario se repetía en la cercana ciudad de Pisco, en donde unas 50 personas murieron aplastadas por el techo de un templo católico al que habían acudido a orar al momento del terremoto.

Según el alcalde de Pisco, Juan Mendoza, al menos unas 200 personas se encontraban en la iglesia, e indicó que el sonido de los teléfonos celulares bajo los restos del antiguo edificio hacía pensar que aún había personas sepultadas.

Efectivos policiales se apresuraron a apilar los muertos a un lado de las ruinas, también temerosos de que la fachada del templo, lo único que quedó en pie, cayera sobre ellos.

Ica, a 265 kilómetros al sureste de Lima, estaba en ruinas, y cientos de hogares sobresalían sobre los terrenos en los cuales se erguían hasta el miércoles cuando el terremoto de 8 grados se produjo a las 18:41 horas.

El jueves temprano, dos fuertes réplicas se sintieron en esta localidad y en Lima, desatando nuevamente el temor entre los habitantes y especialmente en la capital cientos de personas abandonaron los edificios donde laboraban.

La morgue de uno de los hospitales de la ciudad estaba colmada de cadáveres y un fotógrafo de AP constató que al menos 50 muertos estaban apilados en su interior.

Mientras, decenas de personas buscaban ser atendidos por golpes y fracturas ocasionadas por la caída de paredes o vidrios que se desprendieron durante el movimiento.

''Estamos realizando el puente aéreo a Ica, y estamos evacuando a heridos para Lima'', dijo García al llegar a esta localidad para constatar los daños e impulsar la ayuda en la región, declarada en emergencia por 60 días.

Aún se observaba a los habitantes buscando entre las ruinas a parientes o tratando de recuperar algunos objetos de entre los escombros de las casas, en su mayoría de adobe.

La ciudad parecía sitiada, no había luz eléctrica, tampoco agua potable, las telecomunicaciones estaban seriamente afectadas, y la ayuda apenas empezaba a llegar desde Lima.

Los gobiernos de Bolivia, Colombia, Chile, Panamá, Argentina, Brasil y España fueron de los primeros en ofrecer ayuda.

El papa Benedicto XVI expresó su pesar por las víctimas del terremoto e ''imparte a los afectados y a quienes les socorren, la confortadora bendición apostólica, como signo de afecto al querido pueblo peruano''.

Miles de habitantes durmieron a la intemperie, algunos porque se quedaron sin sus hogares, y otros aún temerosos de que vuelva a ocurrir otro sismo.

''Todo parecía como el fin del mundo, sentimos que el temblor era eterno, y luego vimos como todo se caía'', dijo una mujer de unos 35 años, que se identificó como Martha, y que no paraba de llorar, sentada, a las afueras de uno de los hospitales de Ica.

La policía vigilaba la ciudad y trataba de calmar a los habitantes, que aún mostraban pánico en sus rostros.

Varias iglesias también se desplomaron en la localidad, que lucía semi aislada por el derrumbe de puentes y el serio daño de las carreteras que la conectan con el resto del país.

En tanto en Chincha, aledaña a Ica, los habitantes caminaban en medio de escombros, como fantasmas cubiertos con sábanas y frazadas, aún golpeados por la destrucción de sus hogares. Unos 30 cadáveres se hallaban desperdigados, cubiertos por frazadas, en el patio de uno de los dos hospitales.

Otras 200 personas eran atendidas de golpes y fracturas en las afueras del hospital, también afectado por grietas en su estructura por el sismo que duró alrededor de dos minutos, y que tuvo su epicentro en el océano Pacífico.

''Tenemos saturados nuestros servicios, y la mitad del hospital ha colapsado'', dijo a la AP el doctor Huber Malma, que trataba de atender él solo a decenas de personas que clamaban por ayuda.

''Todos tenemos miedo de volver a nuestras casas... estamos asustados, por lo que ha sucedido'', dijo aún llorosa María Cortez, sentada en una silla plástica junto a la mitad de su casa destruida.

''Esto es bien feo, nunca hemos tenido este percance... toda mi casa se cayó'', explicó Luzmila Huamán, quien perdió a una pequeña sobrina bajo las ruinas de su hogar.

La última vez que Perú tuvo un sismo con magnitud de al menos 7 fue en septiembre del 2005, cuando un terremoto de 7.5 estremeció la jungla al norte del país, matando a cuatro personas. En el 2001, un temblor de 7.9 tuvo su epicentro cercano a la ciudad andina de Arequipa, matando 71 personas.

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