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El mar es la nueva ruta inmigrante a EU

Debido a las fuertes medidas de seguridad en la frontera, inmigrantes usan el mar como entrada el viaje cuesta entre 4,000 y 4,500 dólares, el triple de lo que cobran por el desierto o monta
sáb 22 marzo 2008 06:00 AM
Muchos inmigrantes son abandonados en las embarcaciones en e

Abordan embarcaciones precarias y reciben órdenes de gente sin experiencia. En un día despejado, desde las playas turísticas del norte de México pueden ver las luces del centro de San Diego.

Contrabandistas que les cobran 4,000 dólares por la travesía ilegal generalmente usan dos tripulaciones distintas para el breve recorrido, reemplazando una con otra en plena travesía. Las autoridades dicen que, usando este método, nadie puede revelar mucho si es capturado.

Las autoridades y expertos en el tema creen que al reforzarse las medidas de seguridad en las fronteras terrestres, las personas que intentan ingresar ilegalmente a Estados Unidos se muestran cada vez más dispuestas a usar rutas marítimas, subiéndose a endebles embarcaciones incluso en invierno, como hacen cubanos y haitianos en el estrecho de la Florida.

''Siempre que uno refuerza un sector de la frontera, el tráfico se desplaza a otro'', comentó Juan Muñoz Torres, del servicio de Protección de Fronteras y Aduanas. ''Lo único que les queda es el océano''.

En tiempos recientes ha aumentado notablemente la cantidad de incidentes en los que se detiene a personas o se encuentran botes abandonados frente a la costa de California. Un caso registrado el 12 de marzo simboliza los peligros que conllevan estas travesías.

La tripulación de un crucero divisó a un grupo de personas que trataban de llamar la atención desde una lancha de unos ocho metros (24 pies), a 19 kilómetros (12 millas) de la costa de San Diego y 36 kilómetros (20 millas) al norte de la frontera con México.

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Se alertó a las autoridades, que rescataron a once hombres y cuatro mujeres, una carga mucho mayor que la que podía llevar la embarcación.

Los ocupantes de la lancha, 14 mexicanos y un salvadoreño, dijeron que habían sido abandonados sin agua ni alimentos. Algunos estaban deshidratados y tenían quemaduras por haber estado expuestos tanto tiempo al sol, pero ninguno sufrió lesiones graves.

Las autoridades dijeron que estaba entrando agua a la lancha y que casi ni uno de sus ocupantes sabía nadar. Indicaron que los indocumentados estuvieron a la deriva unos dos días.

''Decían una y otra vez que habían temido por sus vidas y que pensaron que nadie los rescataría'', manifestó Lauren Mack, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés).

Los indocumentados dijeron que iniciaron el recorrido en Playas de Rosarito, una ciudad de 130,000 habitantes próxima a la frontera, y que cambiaron de embarcación en las islas Coronadas, territorio mexicano deshabitado. El motor de la segunda lancha se fundió 20 minutos después de haber zarpado.

Tres de los detenidos, todos mexicanos, fueron acusados de contrabando de personas, delito que conlleva penas de hasta 10 años de prisión. Octavio Ruiz Gómez, de 31 años; Jorge Acuña Betancourt, de 34 años; y Jorge Ames Barr, de 19 años

Todos negaron ser los guías, aunque Acuña admitió haber ayudado a que indocumentados cruzasen la frontera ilegalmente en el pasado. Ames dijo que los otros acusados eran los guías, y tres pasajeros mexicanos detenidos como testigos materiales identificaron a los tres sospechosos como los cabecillas.

El ingreso de indocumentados por mar no es nuevo. Generalmente se apela a esa vía en los meses de verano y durante el día, cuando es más fácil pasar inadvertido entre otras embarcaciones, incluidos botes pesqueros y veleros en las concurridas aguas de San Diego.

Desde mediados del año pasado, sin embargo, las autoridades hallaron unas 20 embarcaciones que habrían sido utilizadas para traer indocumentados, algunas abandonadas, otras con gente a bordo. Las olas arrastraron varios botes vacíos hasta las playas de Del Mar, un suburbio de gente acaudalada, casi 50 kilómetros (30 millas) al norte de la frontera.

No se han reportado muertes ni lesionados serios en estos incidentes.

En contraste con lo que ocurría en el pasado, en que se usaban embarcaciones más grandes, la mayoría de las travesías se hacen de noche, sin luces, en botes livianos a ser descartados, de acuerdo con Mike Unzueta, el jefe de la unidad de investigadores del ICE en San Diego.

La gente que encabeza estas travesías son a menudo personas necesitadas, como Scott Leo Paul, de 51 años, un pordiosero que no tenía trabajo ni techo cuando aceptó en junio traer a cinco mexicanos a la Bahía de San Diego. Paul se declaró culpable de contrabando de extranjeros.

Los indocumentados que transportó dijeron que durante la travesía pasaron de la embarcación original a la lancha de cinco metros (16 pies) que conducía Paul. Habían acordado pagar entre 4,000 y 4,500 dólares cada uno, el doble o el triple de lo que cuesta normalmente el recorrido por las montañas o el desierto, que toma mucho más tiempo.

El servicio de Protección de Fronteras y Aduanas agregó otros 39 agentes asignados al área de San Diego y Brownsville, Texas, y dispone ahora de 150 personas para el patrullaje.

Custodiar las costas, no obstante, no es fácil.

''El Golfo (de México) es muy grande y del otro lado tenemos el Pacífico'', expresó Néstor Rodríguez, sociólogo de la Universidad de Houston.

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