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La 'modesta' reforma energética

Wall Street Journal opina que la reforma está coja al no permitir los derechos de propiedad pri The Economist dice que la iniciativa no es tan ambiciosa como debería pero significa un primer
vie 11 abril 2008 06:00 AM

La iniciativa de reforma energética presentada esta semana por el gobierno de Felipe Calderón provocó que los ojos de la prensa especializada se posaran sobre México.

Cuando un país analiza una reforma energética y, sobre todo, cuando se trata del octavo exportador mundial de petróleo, las opiniones internacionales afloran de inmediato.

Al reseñar las voces extranjeras, no es sorpresivo encontrar un diagnóstico común: Pemex y la soberanía sobre el petróleo supone para los mexicanos un tema sensible.

Las publicaciones concuerdan en que las principales causas del rezago de Pemex son sus técnicas deficientes, el poder omnipresente de su sindicato, la astringencia presupuestal y una obsoleta legislación que le impide explorar, encontrar y refinar más hidrocarburos.

Wall Street Journal

México juega al 'Monopoly'

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La promesa de campaña de Felipe Calderón de robustecer la economía conlleva la confrontación con los grandes monopolios del país, Pemex es el paradigma. La razón por la cual Pemex es considerada una vaca sagrada no tiene tanto que ver con el nacionalismo, sino con quién se beneficia de su poder monopólico.

Su triste desempeño significa que está dejando de ser un competidor global. La empresa ocupa hoy el onceavo lugar entre las mayores petroleras mundiales, cuando en 2004 ocupaba el cuarto puesto. Y dado que tampoco puede abastecer al mercado doméstico, se espera que la demanda de gasolina aumente, por lo que México tendrá que importar 415,000 barriles diarios para el 2015. Éstas no son buenas noticias para los estadounidenses, que enfrentan un alza en los precios del crudo y la industria refinera norteamericana ya paga excesivos impuestos.

¿Cómo revertir estas deficiencias  y convertir a México en la potencia petrolera que debería ser? Fácil: Permitir los derechos de propiedad privada. Los inversionistas transformarán al país en un tifón de oro negro y la riqueza del país se disparará. Pero tales herejías no pueden decirse en México, porque los guardianes del status quo -políticos, proveedores y sindicatos- sufrirán si la competencia llega al mercado. Los que menos interés tienen en que las reformas lleguen a término son los propios congresistas, pues muchos de ellos actúan como intermediarios entre Pemex y los contratistas.

Entre tanto, el PRI ha negado su apoyo al partido de Calderón y parece desear el fracaso de la paraestatal, quizás el presidente deba dejar que eso suceda, sería la única manera de matar de hambre a los más voraces dinosaurios mexicanos.

The Economist

La reforma energética de México

El presidente de México, Felipe Calderón, envía una modesta iniciativa al Congreso que abrirá el debate después de meses de especulación y retraso. Por fin, esta semana se anunció el plan para resucitar a Pemex, la empresa pública que detenta el monopolio petrolero. A diferencia de las otras reformas, esta vez Calderón se enfrenta a la iniciativa más importante en los 16 meses de su administración.

Pemex ha servido durante mucho tiempo como la “vaca de dinero” del gobierno, aportando cerca del 40% del presupuesto público. Como resultado de esta explotación, sus capacidades técnicas se han deteriorado, y la prohibición legal de contratar firmas foráneas en una base de riesgo (algo usual en la perforación de aguas profundas) le ha impedido recurrir a expertos externos.

Todo lo anterior no podrá cambiarse en una noche, y menos por el anuncio de las tímidas reformas energéticas, sometidas a debate durante meses. Sin embargo, de llevarse a cabo, permitirán que Pemex ofrezca incentivos a firmas privadas de manera tal que evadan las prohibiciones legales existentes.

El escenario más realista para el gobierno sería asegurar la aprobación del Senado antes de que termine el periodo de sesiones ordinarias en abril, y esperar entonces la aprobación de la Cámara de Diputados cuando se reúnan en septiembre, o en una sesión extraordinaria en el transcurso del verano. Aunque el plan de Calderón ha llegado tarde y no ha sido tan ambicioso como debería, su paquete de reformas representa una medida necesaria para la industria petrolera mexicana, que de no ser reformada sólo se limitará a observar cómo se secan sus pozos.

Financial Times

La reforma de Pemex va al Congreso

El petróleo es un tema políticamente sensible en México y, medio siglo después de que el país nacionalizara la industria, gran parte de los mexicanos sigue oponiéndose a cualquier intento de privatizarla. Eso, asociado al hecho de que las sesiones ordinarias del Congreso finalizan el 30 de abril, representa una enorme dificultad para que la iniciativa gubernamental sea aceptada por los legisladores.

Finalmente, para dejar claro que el tema ha sido monitoreado desde tiempo atrás, incluimos este fragmento del NYT publicado hace un año:

The New York Times

El petróleo se acaba, la política es la culpable

De acuerdo a los expertos en el sector energético, la razón por la cual las proyecciones de Pemex son tan sombrías es la intervención gubernamental. El gobierno mexicano depende de Pemex para financiar su presupuesto, de los 97 mil millones de dólares (mdd) que la empresa obtuvo el año pasado, 79 mil fueron a parar al bolsillo del gobierno.

Pero la intervención gubernamental es sólo parte del problema, durante años, la paraestatal ha estado sujeta a una administración ineficiente que sólo tenía como objetivo conseguir dinero para las arcas públicas. Además, Pemex no ha reinvertido lo suficiente, y porque no tiene ningún competidor en el mercado ha quedado rezagada de los avances tecnológicos de la industria. Asimismo, su sindicato se ha encargado de encerrarla en estatutos y ha desviado cientos de millones de dólares para beneficios injustificables. Sin mencionar la amplia corrupción y el despilfarro.

México está sentado sobre miles de millones de barriles de petróleo sin explotar, pero gran parte de esa reserva se encuentra en las profundas aguas del Golfo, no muy lejos de los lugares donde las compañías estadounidenses han encontrado crudo. Pero Pemex no tiene ni el dinero ni la experiencia para obtener esa riqueza. Incluso bajo las mejores circunstancias, Pemex no podrá extraer ese petróleo antes del 2014.

Fuera de la exploración y la producción, el resto de la empresa -refinerías, oleoductos, plantas petroquímicas- ha sido ignorado. Y México importa ahora cerca del 30% de su gasolina desde Estados Unidos. Durante años, el gas natural que se bombeaba junto al crudo en la reserva de Cantarell se desperdiciaba porque Pemex era incapaz de procesarlo.

“Los problemas de Pemex no son técnicos, sino políticos” expresa Amy Myers Jaffe, analista de energía del Baker Institute.

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