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Yoguis 'renacen' corregidos y aumentados

El yoga dejó de ser exclusivo para amas de casa y ahora está enfocado a ejecutivos y empresas; la presidenta del Instituto Mexicano de Yoga calcula que hay más de 300,000 practicantes en el
dom 20 abril 2008 06:00 AM
Al hacer yoga durante ocho años, Francisco Schnass, director

Hace cinco años, hacer yoga implicaba sentarse en la duela a media mañana, con una veintena de mujeres jóvenes amas de casa. Pero en los últimos años, las escuelas de yoga en el país han comenzado a atraer a un público distinto: a ese que sale de trabajar cuando todo está por cerrar, y que pasa gran parte de su vida bajo la luz de neón de un cubículo.

 La presidenta del Instituto Mexicano de Yoga, Ana Paula Domínguez, dice que ahora 60% de las personas que acuden a tomar clase a alguno de los casi 200 centros de yoga que existen en el país, son hombres y mujeres de empresa. Y calcula que son unos 30,000 quienes lo practican con regularidad en el país. “Ya el perfil ha cambiado; ahora son personas que trabajan y que necesitan del yoga para balancear su energía y rendir mejor”. Las escuelas han abierto sesiones al principio o al final del día, para recibir a los seres de cubículo, y muchas empresas están abriendo espacio para ofrecer clases a los empleados dentro de sus instalaciones. Docenas  de empleados de Procter & Gamble, Coca-Cola, Grupo Azteca, Gillette, Apasco, IBM, Sabritas, Ogilvy, GNP, Pfizer, Kraft y HSBC hacen una hora y media de yoga al día en sus oficinas.

Parece extraño que les atraiga una disciplina que algunos escépticos y amantes de lo concreto ven cercana al esoterismo. Marcos Jassan, un instructor del Distrito Federal, capaz de hacer posturas ‘imposibles’, cree que el reto de lograr esas complejas flexiones y dobleces es lo que capta el interés de las y los ejecutivos. “Despierta su ánimo de competencia, y por ahí se enganchan”. Ya luego se les cuelan la filosofía y el sentido verdadero de la disciplina, dice Jassan, fundador de OM Yoga, en Lomas de Chapultepec. Jassan imparte clases a grupos de empleados en corporativos y particulares también.

El director de la inmobiliaria Grupo Invertierra, Jorge Quinzaños, comenta que el yoga le ha ayudado a manejar la tensión. Su BlackBerry no está en calma un minuto completo, su celular vibra cada pocos pasos y tiene mínimo unas ocho juntas por día en sus oficinas de la capital. Pero hace dos años reservó dos horas de la semana sólo para sí. Él y su esposa toman dos clases a la semana en la sala de su casa. “He encontrado la manera de controlar mis emociones y despejar mi mente; así puedo tener más claridad en el trabajo y salir de los problemas con más facilidad”. Además, dice sentirse sano como nunca antes. “Cuando haces yoga, todo empieza a cambiar: tu alimentación y tu forma de ver las cosas”.

El director y fundador de la empresa Uniform, Juan Miguel Guerreiro, también ve un antes y un después del yoga en su vida. Esta práctica le hizo más llevadero el proceso burocrático de abrir su fábrica de uniformes en la capital. “Estaba cansado de vivir así, necesitaba un chip que reconfigurara mi sistema”. Guerreiro y su esposa ahora toman clase tres mañanas a la semana. Y luego salen a trabajar. “Así empiezo mejor el día. Nos hace mucho bien (...) y estamos más en contacto con nuestro espíritu”, comenta.

Para algunos médicos, no es el yoga sino el simple hecho de moverse, lo que provoca este bienestar. Pero hoy en día abundan los estudios que sí lo asocian a beneficios concretos. Dos investigaciones hechas en China y Suecia, publicadas en diciembre pasado, encontraron que el yoga produce una sensación de bienestar y puede reducir el riesgo de problemas de presión alta, obesidad y diabetes.

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Una investigación del SP Medical College, de Bikaner, India, encontró que quienes practicaron yoga en un determinado periodo tuvieron niveles más bajos de triglicéridos, y más colesterol ‘bueno’ que otro grupo que no se ejercitó. El otro estudio, realizado por la Universidad de Karlstad, en Suecia, comparó a dos grupos: uno practicó ejercicios de respiración diarios, por espacio de una hora y durante seis semanas, y otro se relajó en un sillón durante 15 minutos al día. El estudio señala que los niveles de optimismo fueron mayores en los integrantes del primer grupo, quienes tuvieron menos ansiedad y depresión que los otros, publica la revista BMC Complementary and Alternative Medicine. Esto puede ser atribuido a que baja los niveles de cortisol, la hormona del estrés, propone la investigación.

Mover el esqueleto es, en todo caso, central. Y es que estar sentado frente al escritorio parecerá una acción segura pero puede ser tan extrema como rapelear y, a la larga, provoca lesiones y dolores intensos. Una mala postura en el escritorio puede dañar la espalda y la zona lumbar, dice el quiropráctico Marcio Rodríguez Palacios. “Normalmente, entre 30 y 40% de las personas con mala postura sufren de dolores de espalda, tienen contracturas musculares y se les empieza a desviar la columna. También pasa por la falta de ejercicio. (…) hay que hacer ejercicios compensatorios por esas horas de estar sentado”.

Al paso de los años, la columna de alguien que permanece muchas horas del día sentado tiende a compactarse “Es un microtrauma repetido: lastima los tejidos blandos que soportan la columna. Con los años se van engrosando estos tejidos y viene la inflamación crónica (y los dolores)”, explica Alfredo Valencia Uribe, quiropráctico deportivo con práctica en el Distrito Federal. “El yoga sí puede ayudar a crear flexibilidad, a crear un movimiento de arco sano, pero siempre antes de practicarlo hay que revisar la columna”, advierte Valencia.

Francisco Schnaas, un aficionado a los deportes y director de la compañía eXperimenta, se acercó a esta disciplina justo por un dolor en la espalda. Siete años de este ejercicio han hecho por él lo que ningún doctor, asegura. “Estoy convencido de que si uno se sumerge únicamente en el trabajo, puede vivir totalmente estresado y alterado; necesita buscar la manera de balancear su vida”. Él practica yoga dos veces por semana en las Lomas. “Los aprendizajes del yoga los he empezado a aplicar en el plano profesional. He aprendido a manejar el estrés y a lidiar con actividades demandantes”.

Según los expertos, la mayoría de las cerca de 200 variantes que hay del yoga son buenas tanto para ejercitar el cuerpo como para relajar la mente –hay otras que son más físicas–. Fortalecen los músculos y los estiran. Pero todos sugieren consultar con el médico si el yoga es el ejercicio más apropiado para cada persona y qué ‘escuela’ le conviene más.

“Combinar yoga con el trabajo es perfecto, porque empiezas el día mucho más positivo, aprendes a no enojarte ni preocuparte tan fácilmente; no te distraes y pierdes menos tiempo”, cuenta Óscar Islas, diseñador de Cactus Films.

Con información de Lucía de la Fuente

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