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Crítica vs muro fronterizo llega al agua

Personas remarán en el Río Bravo para destacar la importancia de este lugar como vía recreativa quienes practican este deporte afirman que al levantar la barda se restringiría el acceso al rí
sáb 19 julio 2008 06:00 AM
Eric Ellman y su perro, Buster, remarán este otoño para crea
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El muro fronterizo entre México y Estados Unidos ha sido cuestionado por tierra: por propietarios de terrenos, por defensores de la vida silvestre y otros sectores. Pronto será criticado también desde el agua, a remo.

Montados en kayaks y canoas, muchas personas piensan lanzarse al río Bravo a fin de año para llamar la atención sobre la importancia recreativa de esa vía y sobre cómo el muro podría restringir el acceso al río.

Antes de poder explotar a fondo el río como lugar de recreación, no obstante, deberán resolver un problema de vieja data.

Quienes practican el remo comparten el río con agentes de la Patrulla de Fronteras que recorren la vía con chalecos a prueba de balas en busca de contrabandistas de drogas y de personas. Es difícil distinguir entre quienes pasean y quienes intentan ingresar al país ilegalmente. Por eso, del lado estadounidense de la frontera el río tiene mala fama.

Si bien constituye una frontera natural de 2,000 kilómetros (1,255 millas), que va desde El Paso hasta el Golfo de México, la mayor parte del río, con excepción del sector que atraviesa el Parque Nacional Big Bend, es ignorado por las decenas de miles de personas que practican el remo.

En una reciente carta al alcalde de Roma, Rogelio Ybarra, el presidente de la Asociación de Protección de los Ríos de Texas Tom Goynes expresó su preocupación por el muro fronterizo.

''Nos hemos dado cuenta hace poco de que un tramo del río es seguro y que es legal remar. Los derechos de todos los ciudadanos estadounidenses están garantizados en el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848'', dijo Goynes. ''Es irónico que hayamos descubierto que este recurso estaba disponible para todos nosotros como resultado de una iniciativa del gobierno para quitárnoslo''.

Los Caminos del Río, una organización sin fines de lucro de la localidad de McAllen, organizó un Festival para una Vida Saludable el 1ro de noviembre, tres días antes de las elecciones presidenciales. Ese día el río se llenará de botes y de gente que expresará su oposición al muro, según los planes.

La agrupación sabe que la iniciativa probablemente no tenga impacto alguno en la construcción de un muro de 136 kilómetros (85 millas) a lo largo de Texas.

La Patrulla Fronteriza, no obstante, dice que no se opone a la iniciativa de la gente de Los Caminos de permitir la presencia de remeros en el río.

Dan Doty, portavoz de la unidad local de la Patrulla de Fronteras, dijo que ''cuantos más ojos haya vigilando, mejor''.

Doty afirmó que él mismo piensa comprarse una canoa para navegar por el río. ''Es un sitio recreativo magnífico, un río hermoso'', expresó.

La gente de Los Caminos del Río dice que cuanta más actividad haya, de remeros y pescadores, más desalentados se sentirán los traficantes.

El río tiene una cierta mala fama porque es usado por indocumentados y por traficantes de drogas. Cambiar esa imagen será fundamental para que el río pueda ser considerado un sitio recreativo.

En su libro ''The Tecate Journals: Seventy Days on the Río Grande'' (Diario de Tecate: Setenta Días en el Río Bravo), Keith Bowden relata su viaje en canoa desde El Paso hasta el Golfo de México en el invierno del 2004. Dice que cada vez que pensó en la travesía por Reynosa, que se encuentra frente a la ciudad texana de Hidalgo, se sintió intimidado por la mala reputación de la ciudad mexicana.

Pero lo único que encontró fue un grupo de niños camorreros que expresaron curiosidad por su viaje. En el otro extremo de la ciudad, un hombre le creó una situación incómoda al insistirle demasiado en que lo hiciese cruzar el río para ir en busca de trabajo.

Bowden cree que ''no será fácil'' conseguir que la gente le tome el gusto al río.

''Creo que los estadounidenses no tienen mucho interés en el río. Lo consideran un sector de contrabandistas'', manifestó.

Dijo que será más fácil atraer a los mexicanos, quienes sí están más habituados a usar el río con fines recreativos.

Varias organizaciones de ciudades mexicanas, incluida Reynosa, están colaborando con Los Caminos del Río. El mes pasado la localidad mexicana de Camargo organizó su primera jornada para remeros y consiguió incluso el auspicio de una cervecera.

Cualquiera que recorra el río verá más gente del lado mexicano, pescando, nadando o remando. Los mexicanos tienden a ver la vía como lo que es, un río, sin asociarla con actividades ilícitas.

Aleida Flores quiere abrir un negocio del lado estadounidense, pero el muro podría impedírselo.

Ella y su esposo, Jorge García, han estado trabajando por años en su propiedad sobre el río en Los Ebanos. Limpiaron las malezas, armaron un parque y construyeron un pequeño muelle. Su idea es construir una caseta con techo de paja y organizar torneos de pesca y bailes. Flores hace poco le dio un nombre a su negocio, La Paloma Ranch Retreat.

Pero el gobierno le envió una carta diciéndole que el proyecto es imposible ya que el muro pasará por su propiedad.

Flores contrató un abogado y acudió a los tribunales. Sus perspectivas, no obstante, no son buenas, ya que otros que hicieron lo mismo salieron perdiendo.

''Voy a pelear por esta comunidad. La naturaleza es demasiado hermosa como para que nos la bloquee un muro'', afirmó.

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