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Romney : Obama debe educar a EU

El político Mitt Romney ofrece algunos consejos al presidente electo para el futuro del país; los sindicatos, los rescates, las deudas y el proteccionismo, algunos temas que comenta el polí
mar 11 noviembre 2008 06:00 AM
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Una de las principales preocupaciones de Romney es la compet

Mitt Romney es ex gobernador de Massachussets y fundador de la firma de inversión privada Bain Capital, su nombre suena con frecuencia como el candidato del partido republicano para las elecciones presidenciales del 2012 en EU. 

¿Algún consejo para el próximo presidente? ¿Cómo puede enfrentar los retos del país?
Debería olvidarse por completo de la reelección y centrarse únicamente en ayudar al país en estos tiempos críticos. Debería prescindir de la gente que lo ayudó a ganar la elección y traer a personas que están por encima de la política y el partido, rodearse de estadistas, economistas, gente del mundo de los negocios y líderes. En ciertos aspectos sería benéfico si la presidencia sólo durara un periodo, de esa forma el presidente se preocuparía por su legado y el futuro del país y no tanto por la reelección y el partidismo.

¿Cree que eso suceda?
En su segundo periodo, el presidente Clinton se esforzó por gobernar más desde el centro que desde el ala extrema de su partido, y consiguió mayor apoyo y éxito político. Quizá sea una paradoja: mientras menos se politice la agenda, mayor será el éxito político que se tenga. Hoy no es momento para el oportunismo partidista.

Los sindicatos han apoyado a Barack Obama, y esperan que él les devuelva el favor. Me preocupa en especial que las organizaciones laborales consigan que Obama apruebe la llamada iniciativa de ley ‘card check’ [un sistema de sindicalización donde el trabajador firma una boleta pública de adscripción que reemplazaría al voto secreto], pues ello le quitaría a los trabajadores estadounidenses el derecho de la votación secreta al decidir aceptar o no a un sindicato. Esta ley dañaría más a la competitividad de nuestro país a largo plazo que ninguna otra medida. Sería una retribución partidista por el apoyo de las organizaciones sindicales pero traería devastadoras consecuencias para el país.

¿Deben los  estadounidenses ahorrar más y adaptarse a un nivel de vida más modesto, acorde a sus medios?

Creo que un presidente debe ser un educador en jefe tanto como un comandante en jefe. Los estadounidenses necesitan entender los retos que enfrentamos, entender que ellos, como el país, deben vivir según sus medios. Ambos han estado gastando más de lo que ganaban, eso pone en riesgo al país, y también a las familias.

Hay un periodo de ajuste, que es el que estamos atravesando ahora que las familias y los empleadores están pagando sus deudas. Es hora de que el gobierno atienda la enorme deuda del país, antes de que las consecuencias sean aún más graves. No sólo me refiero al déficit anual y a la deuda nacional, sino también a nuestros compromisos relacionados con programas públicos, como la Seguridad Social.

¿Le preocupa que la intervención gubernamental de Wall Street conlleve efectos imprevistos?
El término “Rescate de Wall Street” fue una elección desafortunada. Nadie quiere rescatar nada, menos si se trata de Wall Street. El objetivo de la ley de rescate tiene un propósito más amplio: estabilizar el sistema financiero, prevenir su colapso total. Ese propósito podría suponer en algunos casos que se salve a compañías, como AIG. Pero no podemos tener un gobierno que se dedique a rescatar empresas en problemas a lo largo del país.

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¿Qué es lo que más le preocupa de la economía en estos momentos? ¿Hay peligros que acechan la economía global que no fueron mencionados durante las campañas presidenciales?
En las campañas poco se habló sobre la posición competitiva de Estados Unidos. Observo que en el mundo hay cuatro principales estrategias económicas: la primera es nuestra, combina la libertad y la libre empresa.

La segunda es la de China, combina la libre empresa y el autoritarismo.

La tercera es la que se da en Rusia, que ya no basa su plan de dominio en la capacidad industrial sino en el control de la energía. De allí la estrecha relación que Rusia mantiene con Irán y Venezuela, asó como su agresiva entrada en Georgia. La estrategia de Rusia es la de la energía y el autoritarismo.

La cuarta estrategia está representada por la violenta y radical jihad (guerra santa). Los yihadistas intentan que las otras tres estrategias colapsen, de tal forma que al final sólo subsista el Califato o el Imán Oculto.

El verdadero reto para Estados Unidos es fortalecer nuestra posición competitiva para que nuestra economía supere a las que siguen las otras tres estrategias. Si tenemos éxito, la libertad perdurará en el mundo. Si fallamos, los resultados son impensables.

¿A qué se refiere cuando habla de ser más competitivos?
Primero, Estados Unidos debe mejorar sustancialmente su sistema educativo. Nos hemos rezagado, especialmente en las áreas de matemáticas y ciencia.

Segundo, tendremos que remediar la desventaja que supone nuestro costosísimo sistema de salud. Estados Unidos gasta más -como porcentaje del PIB- en asistencia sanitaria que cualquier país. Esto supone un enorme gravamen para nuestra economía y nuestras empresas.

Tercero, nuestra deuda nacional es excesiva y el costo de nuestros programas públicos son una carga enorme para la próxima generación.

Cuarto, las políticas fiscales y regulatorias entorpecen nuestra habilidad para competir. En particular nuestros productos llevan una carga impositiva que hace que los bienes estadounidenses sean menos competitivos tanto en casa como en el extranjero. 

Quinto, las restricciones que hay en el país al mercado libre, abierto y justo podrían colocarnos detrás de otras naciones que son más agresivas al buscar relaciones comerciales alrededor del mundo.

Sexto, la falta de una política energética efectiva le cuesta a nuestra economía un billón de dólares al año aproximadamente.

Y finalmente, el golpe que ha recibido Wall Street nos hace menos competitivos a la hora de financiar las iniciativas empresariales.

Hay un fuerte sentimiento populista contra los tratados de libre comercio. ¿Cómo podría actuar un presidente estadounidense ante ello?
Sólo espero que el presidente abandone la corriente populista, que parece estar creciendo en el país. Bloquear el comercio exterior perjudicaría a Estados Unidos. Al final nuestros productos dejarían de ser competitivos. Mira lo que le pasó a la Unión Soviética, sus autos, sus relojes, sus bienes perdieron credibilidad.

La única manera de continuar siendo la economía dominante en el mundo es ganar según las reglas del juego globales. Algunas personas, obedeciendo a ciertos intereses, buscan impedir el comercio con otros países imponiendo requisitos laborales y otras peculiaridades. Se trata de un proteccionismo disfrazado.

¿Qué piensa sobre el futuro de la industria automotriz?
La industria automotriz está en terapia intensiva y su diagnóstico es realmente negro. Pero no tiene que ser así, la industria puede cambiar el rumbo. No hay ninguna razón por la cual Estados Unidos no pueda fabricar y vender autos a los estadounidenses como lo hacen las plantas automotrices extranjeras. Cualquier esfuerzo para ayudar al sector tiene que ser parte de una estrategia integral. Antes de que el gobierno otorgue préstamos a las automotrices, como lo aprobó el Congreso, éste debería insistir en ver estrategias creíbles e independientes que restaurarían la sustentabilidad a largo plazo de las compañías. El gobierno no debería financiar pérdidas continuas y participaciones accionarias depreciadas.

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