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Obama revive debate sobre células madre

La luz verde para la investigación puede revolucionar la ciencia, dice un informe de la revista Quo; una ampolleta puede ser la esperanza de cientos de personas que cada año sufren accidentes.
sáb 14 marzo 2009 06:00 AM

El paciente es un ratón de laboratorio. Le practican una incisión en la médula espinal que simula una lesión tan devastadora como la que causaría un terrible accidente. El ratón queda paralizado del tronco para abajo. Es incapaz de valerse por sí mismo. Una semana después le ponen una inyección de células madre extraídas de
un embrión. Poco a poco se recupera, vuelve a moverse, incluso a desplazarse...

La ciencia está lista para repetir este experimento en una decena de seres humanos, todos ellos con daño en la médula espinal entre la tercera y décima vértebras del tórax.

En Estados Unidos, la biofarmacéutica Geron Corp se ha convertido en la primera en obtener autorización de la Administración de Fármacos y Alimentos de ese país (FDA, por sus siglas en inglés) para efectuar un ensayo clínico de esta naturaleza.

Pionera en la terapia celular para tratar lesiones de la médula espinal, ciertos tipos de cáncer, enfermedades crónico-degenerativas, insuficiencia cardiaca y diabetes, los científicos de esta compañía desarrollaron, junto con el laboratorio del Dr. Hans Keirstead's en la Universidad de California, en Irvine, la terapia celular GRNOPC1, capaz de restaurar la mielina que permite a las neuronas conducir impulsos eléctricos. El ensayo dará seguimiento a los pacientes durante un año y verificará si la inyección produce algún tipo de daño.

"Anestesiamos a varios roedores, abrimos su médula espinal y les hicimos una lesión. A las dos semanas les inyectamos células humanas creadas a partir de células madre embrionarias (...) y observamos una sostenible y constante mejora en su locomoción, control del cuerpo y la normalización de su capacidad de traslado", explicó Thomas B. Okarma, director general de Geron Corp, al anunciar en enero de 2009 el arranque del estudio.

El creciente interés en la aplicación de células madre de origen embrionario tiene que ver con sus posibilidades terapéuticas para sanar enfermedades incurables. Dado que muchos padecimientos resultan de la muerte o disfunción de un único tipo de tejido, los científicos creen que la introducción de células madre podría ayudar a restablecer funciones perdidas y a preservar órganos vitales. Con la medicina regenerativa creen que incluso se podría tratar la diabetes (tipo 1), el Alzheimer y el Parkinson.

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Madre de todas las células

Las células madre o progenitoras (embrionarias) son aquellas de las que se originan los 210 diferentes tipos de tejido del cuerpo humano. Pueden ser aisladas y multiplicadas en el laboratorio, son extremadamente versátiles, y por ello pueden diferenciarse y transformarse en casi cualquier tipo de tejido humano, como el de la médula espinal, el corazón o el cartílago.

Estas células se crean en el momento de la fecundación y derivan en dos tipos: las troncales embrionarias, que se obtienen de un embrión de cinco a siete días de fecundado y se llaman células de masa interna y las de tejido adulto (células troncales hematopoyéticas obtenidas de la médula ósea, las epiteliales obtenidas de la piel y las células madre obtenidas a partir de céulas de cordón umbilical o de material fetal).

La diferencia entre éstas es de dónde se obtienen y la capacidad que tienen para transformarse. Hasta el momento se considera que las embrionarias tienen mayor plasticidad para generar o restituir todo tipo de tejidos e incluso órganos. Sólo la investigación a profundidad permitirá ratificarlo.

Queda también por demostrarse que las otras, llamadas inducidas, son igual de universales, dice Rubén Lisker, presidente del Colegio de Bioética, en México. "Hasta ahora las células del cordón umbilical ya se usan para tratar enfermedades como leucemias agudas y otras inmunológicas específicas, pero no se han aplicado para el tratamiento de otras enfermedades o para la restitución de tejidos", dice. Con él coincide Saúl Cano, especialista en Biología y catedrático de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien señala que la capacidad de las células de cordón umbilical para poder dirigirse y transformarse en otros tejidos es mucho menor que la de células de un embrión de cinco a siete días, que sí pueden transformarse en células nerviosas, de piel, páncreas e hígado.

Materia prima controversial

Las células madre embrionarias tienen un bemol: su obtención requiere, muchas veces, la destrucción de un embrión. Esto implica, para unos, la oportunidad de salvar vidas a partir de una unidad biológica; para otros, la muerte de una persona para salvar a otra.

Uno de los principales defensores de esta postura fue el ex presidente de Estados Unidos, George Bush, quien vetó una ley aprobada que asignaba recursos federales a la investigación de células madre. "Este tipo de ley financiaría quitar vidas inocentes con la esperanza de encontrar beneficios médicos para otros. Cruza una frontera  moral que nuestra sociedad decente necesita respetar. Por eso la veté", afirmó Bush en 2006 desde la Casa Blanca, rodeado de niños "adoptados", nacidos de embriones congelados que no se utilizaron en clínicas de fertilidad. "Estos niños y niñas no son refacciones", dijo.

Pero las cosas cambian. Apenas tres días después de la toma de posesión de Barack Obama y bajo la premisa de "reinstalar a la ciencia en su lugar legítimo", se levantó la restricción para destinar fondos federales y llevar a cabo investigaciones con células madre embrionarias, con el fin de encontrar alternativas terapéuticas.

Dos voces científicas en México dan su punto de vista. El doctor Rubén Lisker, Premio Nacional de Ciencias 2003, asegura que la mayor parte de los científicos dedicados al área biológica coinciden en que un embrión no es igual a un ser humano. Un ser humano, precisa Saúl Cano, director de investigación biomédica del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, es resultado de todas las interacciones espacio-temporales y de su capacidad para responder al entorno. "En términos biológicos, un ser humano es capaz de llevar a cabo todas sus funciones vitales, y un embrión de dos o cuatro células no las tiene".

Tierra de nadie

México no es ajeno al debate y los legisladores encargados de crear marcos jurídicos en materia de investigación para la salud pública se muestran renuentes. El presidente de la Comisión de Salud del Senado de la República, el panista Ernesto Saro Boardman, afirma que en nuestro país no está permitido este tipo de investigación, según explica, porque "nos mete a la parte ética de la discusión de dónde comienza la vida. Y comienza, creo yo, en el momento de la fecundación. Es un ser vivo y es imposible matarlo".

A pesar de que algunos diputados y senadores han propuesto tanto prohibir como fomentar y financiar la investigación con células madre embrionarias, de las cámaras no ha salido ninguna iniciativa formal. Actualmente sólo existe una iniciativa de la senadora Amira Gómez que propone que el Estado se haga cargo de la conservación del cordón umbilical como un "seguro biológico" para los niños nacidos en México, y de ese modo poder generar cualquier tipo de células sin recurrir a la destrucción de embriones.

El senador Saro Boardman dice que el costo de mantener en congelación -criogenia- este material se reduciría a la larga, comparado con las enfermedades que podría curar. Desde su punto de vista, esta sería la mejor manera de entrar a la medicina regenerativa del futuro. Pero Lisker pone en duda la eficiencia de esta iniciativa: "Las personas tendrían que enfermarse sólo de aquellas patologías para las que pueden servir estas células, es decir, para algunas leucemias y problemas inmunológicos específicos, pero no son útiles para todas las enfermedades, sobre todo, para atacar las que son más comunes entre los mexicanos".

Como casi siempre ocurre en materia de ciencia, los avances se generan fuera del país para luego venderse a precios altísimos. El comentario del doctor Lisker es elocuente: "No es correcto dejar a México fuera del avance de la ciencia, entre otros motivos, por cuestiones económicas, ya que de esta investigación que se empezará a consolidar en Estados Unidos van a derivar productos y se van a tener que comprar mucho más caros que si los desarrolláramos aquí". Lo que ha hecho el presidente Obama, agrega, es muy positivo porque la investigación en células madre tiene como objetivo averiguar si se pueden producir tejidos de distinta naturaleza para usarlos en forma de trasplante y así poder curar enfermedades que aquejan a millones de personas.

Al libre albedrío

Lamentablemente en México no hay luces sobre una iniciativa que incentive este tipo de investigación, ni la habrá. "Respetamos que el presidente Obama envíe una señal a su comunidad científica, pero en México no veo viable que el presidente Felipe Calderón aplique fondos públicos para la investigación en células madre embrionarias", señala el senador Saro Boardman. "Yo vería con buenos ojos que se investigue en células de cordón umbilical".

El no contar con una ley o normatividad que regule la manipulación y obtención de células embrionarias humanas significa también que la práctica no está prohibida legalmente. Y aunque para Lisker sería mejor no dejar la ciencia a los "humores" de cada investigador, Saúl Cano es suspicaz: aunque no le consta, admite que es posible que en México ya se esté dando la investigación en células progenitoras embrionarias, aunque fuera de los protocolos establecidos.

Al final, el avance de la ciencia no se detiene por la ausencia del patrocinio estatal. El experimento que llevará a cabo Geron Corp, a pesar de utilizar células embrionarias obtenidas antes del 9 de agosto de 2001 para tener derecho a solicitar recursos federales, no recibió esta prerrogativa. Aun así efectuará su estudio.

Hace casi 14 años, el actor Christopher Reeve cayó de su caballo en una competencia, lesionándose la médula espinal. Cuadrapléjico por el resto de sus días, los dedicó a abogar en favor de la investigación de células madre de embriones humanos, y cofundó el Centro de Investigación Reeve-Irvine en la Universidad de California. Uno de los profesores de esta institución es precisamente el Dr. Hans Keirstead, cuyo laboratorio colaboró con Geron Corp para desarrollar la GRNOPC1. Si hoy estuviera vivo, Reeve volvería a ser un superhéroe.

SI TE INTERESA

www.geron.com/grnopc1clearance/

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