México ofrece consultorios móviles
Miles de mexicanos asustados por una mortal epidemia de influenza llevaron el jueves sus dudas al médico, en consultorios ambulantes montados por las autoridades para detectar nuevos casos tras diagnósticos tardíos que acabaron en muertes.
Las filas comenzaron desde muy temprano frente a un centenar de ambulancias, con las que el Gobierno mexicano espera realizar unos 150,000 diagnósticos mensuales de influenza en la Ciudad de México, una megalópolis epicentro del brote.
"La intención es de que estén allí, muy cerca del público, es detectar e iniciar temprano el tratamiento", dijo a Reuters el director general de Planificación de la Secretaría de Salud de México, Jorge Valdés.
El brote de influenza A (H1N1) ha causado la muerte de hasta 176 personas en México, según cifras oficiales.
La primera víctima mortal, una mexicana de 39 años, pasó más de una semana peregrinando de una clínica a otra en el estado de Oaxaca sin que supieran diagnosticarla.
El secretario de Salud Pública, José Angel Córdova, atribuyó a los diagnósticos tardíos el elevado número de muertes en México en comparación con otros países como Estados Unidos.
La rapidez del diagnóstico es crucial, pues los antivirales para tratar la infección sólo son efectivos en las primeras 48 horas.
Las clínicas móviles hacen un diagnóstico simple de influenza mediante una muestra de mucosa nasal. Si los médicos creen que la persona está infectada le suministran antivirales o la remiten a un hospital.
También el efecto psicológico
Pero las 110 "caravanas de la salud" desplegadas en la tarde del miércoles por las autoridades buscan también tranquilizar a una población atemorizada por la influenza de la que oyen hablar 24 horas al día y que ha paralizado el país.
"La capacidad que estos consultorios tienen de llegarle a la gente es impresionante. La población va con sus dudas, en busca de información", dijo Valdés.
En las primeras 24 horas de operaciones los consultorios atendieron a 8,000 personas y detectaron 27 casos sospechosos.
Alejandra Vázquez, una manicurista de 37 años, madrugó el jueves para presentarse en una ambulancia aparcada junto al imponente Museo de Bellas Artes, en el centro histórico de la capital.
Aunque en el hospital de su barrio la mandaron a casa con un par de aspirinas, cuenta, ella cree que su gripe "no es normal".
"En los centros de salud no saben que hacer contigo. Así que después de varios días visitando clínicas decidí venir", dijo mientras esperaba ser atendida.
Anuncios de radio y televisión advierten cada pocos minutos sobre los síntomas de la influenza y recuerdan a los mexicanos que se laven las manos, se cubran la cara al toser o esturnudar y eviten los besos y apretones de mano.
Las pocas personas que caminaban el jueves por el centro de la Ciudad de México lo hacían con paso rápido y con sus rostros cubiertos con mascarillas quirúrgicas.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, dijo que el país cuenta con más de un millón de dosis de antivirales para responder a la epidemia, pero pidió a los ciudadanos que eviten el contagio quedándose en casa durante
