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Influenza, desafío de las farmacéuticas

La OMS evaluará el 14 de mayo el cambio de producción de la vacuna estacional a la pandémica; las firmas del sector deberán demostrar su buena voluntad para resolver una amenaza mundial.
mar 12 mayo 2009 06:00 AM
Autoridades de salud mundiales temen que el invierno boreal agrave la epidemia de influenza A/H1N1. (Foto: Especial)
virus (Foto: Especial)

Para los laboratorios en apuros, más acostumbrados a los ataques que a los aplausos, la crisis por la nueva influenza A/H1N1 es una oportunidad de ganar capital político entregando miles de millones de dosis de vacunas en todo el planeta.

La inversión reciente ha puesto a las compañías en mucho mejor forma para enfrentar el desafío en comparación con cinco años atrás, cuando el cierre de una sola fábrica en el noroeste de Inglaterra dejó al mundo con una preocupante escasez de vacunas contra la gripe estacional.

Esta vez, las grandes fabricantes de vacunas como Sanofi-Aventis , GlaxoSmithKline y Novartis parecen listas para hacer ventas extra, aunque las limitaciones en la capacidad y los precios restringirán los beneficios financieros.

Hasta ahora, el centro de la inversión ha sido el almacenamiento de fármacos antivirales para combatir la nueva cepa de influenza H1N1 y por ello, Roche y Glaxo, productoras del Tamiflu y el Relenza respectivamente, son las dos ganadoras obvias.

Pero eso podría estar por cambiar, ya que expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reunirán el 14 de mayo para considerar el cambio de producción de la vacuna estacional a la pandémica y las compañías estarán intensamente presionadas a demostrar que son "buenas ciudadanas".

"Realmente no se trata del aumento de ganancias en el 2009, se trata de la buena voluntad con los gobiernos del mundo para solucionar uno de los problemas de salud pública más agudos en la historia reciente", dijo el analista de farmacéuticas de UBS Gbola Amusa.

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" Esa buena voluntad política es excepcionalmente valiosa para estas compañías farmacéuticas" , agregó.

En un sector altamente regulado, donde los productos son aprobados y comprados en gran parte por los gobiernos, demostrar que se es un buen ciudadano es vital para garantizar precios decentes para las nuevas medicinas y obtener concesiones, como deducciones impositivas.

Los ejecutivos de la compañía deben caminar por una cuerda delgada conservando las prioridades comerciales mientras evitan el tipo de mala publicidad que ha rodeado a los costosos medicamentos para el sida en los países en vías de desarrollo.

Flexibilidad en la producción

Producir una vacuna para la nueva cepa de influenza H1N1, significará suspender la mayor parte de la producción de las vacunas estacionales.

Pero como algunas compañías están actualmente en una fase avanzada de la producción de la vacuna regular para la temporada próxima, hay cierto espacio para satisfacer ambas necesidades.

Las firmas no están divulgando sus cronogramas de producción pero ejecutivos de dos fabricantes dijeron que tenían esperanzas de finalizar gran parte de la fabricación necesaria para la próxima temporada de gripe del hemisferio norte para cuando ocurra un cambio.

"Hay un poco de capacidad adicional y debido a que la (vacuna para la) gripe estacional no es fabricada todo el año, hay cierta flexibilidad dentro del sistema", afirmó uno de los ejecutivos.

Marie-Paule Kieny, directora de la OMS para investigación de vacunas, dijo a periodistas la semana pasada que un factor clave en la determinación de un cambio sería una evaluación de cuántas vacunas estacionales ya hay producidas. La funcionaria espera que la respuesta sea "montones".

Aunque la cepa de gripe H1N1 parece actualmente leve, funcionarios de salud están preocupados porque pueda regresar de forma virulenta durante el invierno boreal.

Lidiar con amenazas tan inciertas involucra una evaluación cuidadosa de parte de las autoridades sanitarias y las compañías, ya que elaborar una vacuna nueva llevaría de cuatro a seis meses.

Hedwig Kresse, una analista de enfermedades infecciosas de Datamonitor, cree que es improbable un cambio inmediato a escala completa desde la producción de vacuna estacional a pandémica.

"Un escenario más probable es la producción secuencial de vacunas estacionales y pandémicas para el hemisferio norte", sostuvo Kresse.

La OMS estima que las empresas fabricantes poseen capacidad de producir anualmente hasta 900 millones de inyecciones contra la gripe estacional, una enfermedad que por año causa la muerte de entre 250,000 a 500,000 personas.

Kieny estima que eso se traduce en una capacidad pandémica de al menos 1,000 a 2,000 millones de dosis, dado que una vacuna pandémica simple contienen sólo un ingrediente, mientras que la estacional tiene tres.

Sin embargo, no habrá suficientes vacunas para la población mundial de más de 6,500 millones de personas.

Contratos "latentes"

Las naciones ricas del mundo probablemente estarán bien, gracias a la inversión reciente en nuevas fábricas, como la planta de Sanofi en Estados Unidos que obtuvo la semana pasada la aprobación regulatoria.

Muchos gobiernos ricos también tienen contratos "latentes", que garantizan el suministro de vacunas en el caso de una pandemia.

Tales contratos de pre-producción podrían dejar al mundo en desarrollo abandonado, pero la OMS está buscando que las fabricantes dejen aparte una gran porción de la producción para donarla o venderla a muy bajos precios a los países pobres.

La director general de la agencia de la agencia de Naciones Unidas, Margaret Chan, convocó para el 19 de mayo en Ginebra a los jefes de todas las compañías que producen vacunas contra la gripe para apelar a su sentido de responsabilidad corporativa.

Al menos 20 compañías elaboran vacunas para la influenza, incluidas Sanofi, Glaxo, Novartis, Baxter, la australiana CSL, AstraZeneca, Sinovac, Solvay y Crucell.

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