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El nuevo socialismo venezolano

En el gobierno de Chávez, la ideología prima sobre los resultados económicos; algunos programas oficiales pudieran ser poco funcionales para el país sudamericano.
vie 02 febrero 2007 04:56 PM

“¿Los peces son ovíparos, no?”, preguntó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a Mary Quintero, estudiante de una cooperativa agrícola que acababa de completar la mitad de un curso de procesado de pescado.

Ella estaba estupefacta. La primera mitad de su curso, dijo, se había centrado en enseñar las doctrinas socialistas que promulga la revolución de Chávez y no le habían mencionado nada sobre pescado, reproducción o cualquier otra cosa.

Durante un reciente programa televisivo, Chávez sometió a un duro interrogatorio a trabajadores de varios proyectos socialistas que están llamados a ser piedra angular de la nueva economía que el mandatario impulsa en la nación petrolera. Muchos políticos se habrían ruborizado con los resultados.

Algunos trabajadores estaban inmersos en el estudio del cultivo de hierbas medicinales para las que no hay un suelo adecuado en la región. Uno incluso admitió que los camiones prometidos para una plantación de café serían incapaces de atravesar los enfangados caminos que llevan a las granjas.

Pero Chávez se mostró impávido viendo que los principios del socialismo colectivo son más importantes que los beneficios materiales.

“¿Cómo hacen ustedes allá para garantizarnos a todos que todo el esfuerzo que se haga allí, todos los recursos que ahí se estén invirtiendo, sean para abonar el camino de construcción del socialismo del siglo XXI y no para fortalecer el capitalismo y la perversión?”, preguntó Chávez a la directora de la cooperativa.

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Ella respondió sin dudar: el socialismo está en marcha.

 

Economía dominante

 

La ideología anticapitalista está llegando ahora a sectores dominantes de la economía y no solamente a los huevos de pescado, aloe vera y plantaciones de café.

Chávez está impulsando un programa de nacionalizaciones que apunta a inversiones privadas mientras toma el control de los campos de petróleo y gas, enormes haciendas ganaderas, empresas eléctricas y el principal grupo de telecomunicaciones en Venezuela.

Empresarios y opositores afirman que Chávez está arruinando la economía, mientras Washington describe al militar retirado como un líder autoritario que amenaza a la democracia en América Latina y augura el fracaso de las nacionalizaciones.

“La economía es indomable, no responde a caprichos y se rebela ante ordenes cuarteleras”, escribió el analista Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, en una columna de opinión del diario local El Universal, haciendo referencia a las raíces militares de Chávez.

Algunos inversores creen que Chávez se verá forzado a suavizar sus políticas y recortar sus programas sociales si los precios del crudo ceden y la economía se debilita.

Pero a Chávez no se le disuade fácilmente y expone el fuerte crecimiento de la economía de un 10.3% en 2006, como un signo de que su revolución está funcionando.

También demostró en el pasado que ni los problemas económicos le desviarán del rumbo revolucionario. Inmerso en una feroz batalla con la industria petrolera en huelga, Chávez vio como la economía se contrajo un 8.9% en 2002 y un 7.7% en 2003, pero no se echó para atrás.

“La visión en el mercado es que Chávez acepta las consecuencias de lo que hace. No sólo enfrentó a los huelguistas en el 2002-2003, sino que ha devaluado la moneda”, dijo Christian Stracke, especialista de CreditSightsen.

Chávez se defendió despidiendo a los gerentes de la petrolera estatal y a muchos de sus trabajadores en 2003, acusándolos de golpistas. Estaba dispuesto a aceptar las distorsiones que iban a causar la masiva salida de especialistas en la producción.

La Organización de Países Exportadores de Crudo (OPEP) cifró la producción de crudo de Venezuela en 3 millones de barriles por día (bpd) antes de la huelga.

La mayor parte de los analistas calculan que la producción del país sudamericano está ahora en unos 2.6 millones de bpd.

 

Las riendas en sus manos

 

Las nacionalizaciones son sólo una parte del programa radical que Chávez ha lanzado desde su aplastante reelección en diciembre, ya que el mandatario obtuvo poderes especiales para legislar por decreto, quiere un partido único oficialista y busca eliminar los límites a la reelección presidencial.

“Tiene las riendas en sus manos y se siente muy confiado. Va a seguir adelante. Pero podría tener que echarse atrás si se producen fracasos obvios”, dijo Michael Shifter, analista para América Latina en el instituto Inter-American Dialogue.

León también cree que tendrá que refrenar su entusiasmo postelectoral cuando sea consciente del daño de sus reformas.

“Para Chávez no será tan fácil afectar la producción sin comprometer su propio margen de maniobra y cuando finalmente lo entienda, no creo que se practique un hara-kiri”, dijo.

Los críticos del presidente dicen que los repetidos llamados de Venezuela para que la OPEP recorte su producción muestran que Chávez está nervioso por los ingresos.

Stracke no opina igual y cree que Chávez podrá mantener fácilmente el apoyo que tiene entre los pobres, ya que una de las partes presupuestarias más sencillas de mantener es la de los programas sociales, pieza clave en su popularidad.

“Es tan solo una pequeña parte del PIB. El ha hecho un gran trabajo evitando promesas presupuestarias que podrían llevar al gobierno a su límite. Si el crudo va a 20 dólares, podría haber problemas para los subsidios, pero las operaciones de ayuda alimentaria son baratas”, concluyó Stracke.

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