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Jaguar, símbolo de la expansión india

La economía India florece y se ve en sus nuevas adquisiciones automotrices: Land Rover y Jaguar el progreso de los automóviles sirve como metáfora de la transformación del país.
lun 14 abril 2008 04:21 PM
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Tata Motors adquirió Jaguar y Land Rover, de Ford, por 2,300

Para darse una idea del florecimiento económico de la India, observe sus automóviles.

El símbolo de la industria automotriz india era el Ambassador, un armatoste viejo y ruidoso muy popular desde la década de 1950.

Compare eso con la nueva línea de vehículos en manos de empresas indias, como el sofisticado Jaguar, que Tata Motors acaba de adquirir, junto con Land Rover, en 2,300 millones de dólares.

El progreso de los automóviles sirve como metáfora de la transformación del país, que en los últimos años se alejó de una economía socialista que frenó el desarrollo y vio surgir una pujante clase media cuya sed de consumo alimenta un boom económico.

Las compañías indias están invirtiendo su dinero en el exterior como parte de una estrategia tendiente a darle una mayor presencia internacional, abrir nuevos mercados y generar ingresos.

''Es una cuestión de supervivencia'', expresó Ashutosh Goel, analista de la firma de corredores de la bolsa Edelweiss Capital. ''Para progresar hay que tener presencia internacional y no concentrarse exclusivamente en el mercado doméstico. Uno no puede dedicarse exclusivamente a la India''.

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Casi todas las empresas más grandes, incluidas Reliance Industries y la firma especializada en subcontrataciones Wipro, tratan de expandirse al exterior. Las noticias de que una empresa india adquirió firmas de Estados Unidos, Asia y Africa son moneda corriente.

''Las compañías indias están adquiriendo firmas extranjeras desde hace años y esto coincide con el boom de la economía local y hace que los indios se sientan muy complacidos con el momento que viven'', expresó Anjana Menon, editor de Mint, uno de los principales diarios financieros del país.

Paralelamente, la robusta economía y la eliminación de algunas restricciones están atrayendo la inversión extranjera, promoviendo la competencia y obligando a que las empresas indias busquen nuevas oportunidades afuera, según los analistas.

Además de Tata Motors, la empresa líder de este ramo, la industria automotriz india incluye a Maruti Suzuki, controlada por la japonesa Suzuki, e intereses en la coreana Hyundai, la japonesa Honda y las estadounidenses Ford y General Motors.

El interés de las firmas extranjeras no se reduce a los automóviles únicamente. Coca-Cola, expulsada de la India en la década de 1970 para abrir espacio a la marca local Thums-Up, regresó en 1993, aprovechando una apertura, y ahora es propietaria de su rival. En los centros comerciales de todo el país, la gente puede elegir entre máquinas de lavar alemanas, aires acondicionados coreanos y televisores japoneses.

Tata Group, el conglomerado más antiguo y más grande del país, es el mejor ejemplo de una grupo empresarial indio en plena expansión. Tata es propietaria de un centenar de firmas de todo tipo y está a la cabeza de un crecimiento que convierte a la India en potencia económica internacional.

La expansión de Tata alimenta el orgullo nacional.

''¡El imperio está de vuelta!'', proclamó el titular de un diario cuando Tata compró Jaguar y Land Rover, dos empresas de la ex potencia colonial de la India, Gran Bretaña.

El florecimiento económico comenzó en 1991, cuando el país dio los primeros pasos hacia una economía de mercado. Fue impulsado por el sector tecnológico y los servicios de subcontratación, que establecieron una relación entre las compañías indias y mercados extranjeros.

Las nuevas oportunidades permitieron el surgimiento de una clase media educada, ambiciosa y, sobre todo, consumista.

''El indio de clase media era ahorrativo antes, pero ahora le gusta gastar'', dijo Menon. ''Hay un cambio general, la gente tiene más dinero en el bolsillo y tiene más libertad para gastarlo''.

Empresas como Tata obtienen enormes dividendos, que les permiten adquirir más firmas.

''Los banqueros buscan dónde colocar su dinero y Tata es algo seguro, no se arriesga nada'', dijo Tarun Das, de la Confederación de Industrias Indias.

Tata anunció las compras de Land Rover y Jaguar sin demasiada fanfarria. Ello refleja cómo están cambiando los tiempos. Mientras que antes las empresas indias pedían la protección del gobierno contra la competencia extranjera, ahora combaten sentimientos proteccionistas en el exterior.

Algunos analistas se preguntan si es lo indicado para Tata incursionar en el mercado de artículos suntuarios y si se justifica contraer deudas en un momento en el que se avizora una recesión global.

Pero Tata está acostumbrada a este escepticismo. Ya lo experimentó cuando adquirió la compañía británica Tetley Tea, Ritz Carlton Hotel de Boston, Eight O'Clock Coffee y la firma automotriz coreana Daewoo. Todas esas inversiones fueron un éxito.

Otro conglomerado en plena expansión es el Aditya Birla Group, que adquirió cementeras, metalúrgicas y textiles. Reliance Industries y Wipro también han hecho compras en el exterior.

''Todas las compañías indias, grandes y chicas, están buscando oportunidades afuera'', dijo el analista Goel.

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