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Las seis preguntas que debe responderse un líder

Los nervios y las dudas acosan al llegar por primera vez a una posición de autoridad. Es el momento de cuestionarse a uno mismo.
mar 07 junio 2016 06:00 AM
Aunque parece sencillo, hay algunos demonios que surgen cuando se estrena autoridad.
Encrucijada. Aunque parece sencillo, hay algunos demonios que surgen cuando se estrena autoridad.

La primera vez que Luis Delgado estuvo al frente de un equipo de trabajo tuvo miedo, “porque nadie te enseña cómo realizar la tarea de dar resultados”, cuenta el especialista de negocios de Action Coach. Se trataba de un proyecto de tecnología en Accenture y Delgado llevaba varios meses sin programar una línea de código, por lo que dudó de ser capaz de ofrecer un valor agregado a sus colaboradores. “Con el tiempo me di cuenta de que lo que necesitaba no era conocimiento técnico, sino rodearme de gente de mayor sabiduría que me aportara a mí y al resto de los miembros para cumplir las metas”.

Al emprender o ascender a una mejor posición, hay que estar dispuesto a aprender aceleradamente y a enfrentar los retos que conlleva dirigir a las personas, agrega Arturo Chávez, director general de Business Coaching Firm.

Aunque ser líder parece una tarea sencilla, hay un lado oscuro: el ego, el fracaso y los sentimientos son algunos de los demonios con los que un jefe llega a lidiar y que muchas veces no halla cómo vencer. “Ese lado oscuro de ser líder por primera vez consiste en que si nunca tuviste un buen ejemplo de liderazgo, aprender por cuenta propia representa un reto importante”, asegura Chávez.

Estos dos expertos te ayudan a responder seis preguntas que un líder primerizo suele formularse.

1. ¿Debo ser un superhéroe?

Los expertos sugieren no confundir este término. “No tienes que ser el salvador de todos los problemas. Seguro hay colaboradores que hacen las cosas mejor que tú y debes aceptarlo”, dice Delgado. Chávez argumenta que un superhéroe es aquel que resalta por su capacidad de manejo de crisis y en el proceso desarrolla entre sus colaboradores a un equipo de alto desempeño.

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2. ¿Cómo separo la amistad de la autoridad?

Congeniar más allá de las paredes de la organización es válido. Para Delgado, hacer amistades dentro del equipo puede acelerar el cumplimiento de objetivos. Aunque, el mayor reto del líder es establecer límites para que los colaboradores no le resten autoridad.

“Hay que dejar claras las reglas, los valores y los códigos de conducta. Definir y comunicar los objetivos desde un principio y, a partir de esto, mantener una convivencia sana”, indica Chávez.

3. ¿Cómo mantengo la visión y los objetivos?

Pregúntate cuál es tu visión de negocio. Si tu primera reacción fue acudir al sitio web o a los manuales para consultarla, estás en problemas, asegura Delgado, quien afirma que la pérdida de rumbo es más habitual de lo que parece.

“El líder y el equipo deben tener la visión tatuada en la mente y vivirla con cada acción”.

De no tener objetivos concretos, el coach propone hacer un examen de conciencia, analizar hacia dónde se quiere ir e, incluso, replantear las metas.

4. ¿Ahora tendré que ser de acero?

“Un líder se vuelve, hasta cierto punto, una persona solitaria por creer que no puede mostrarse derrotado o falto de visión en momentos difíciles”, explica Chávez. “Hay que aceptar que, a veces, necesitamos la ayuda de alguien más”, agrega Delgado.

Ambos expertos sugieren acudir a un especialista en coaching en situaciones que parecieran no tener salida o compartir los problemas con personas que tengan el mismo nivel de autoridad para intercambiar inquietudes y encontrar soluciones.

5. ¿Cómo controlo el ego y el estatus?

El ego es el enemigo número uno del líder, opina Chávez. “Es un indicador de la falta de madurez emocional, es decir, de humildad”. Para no perder el piso, Delgado aconseja fortalecer la cercanía, la apertura y la comunicación con el equipo.

“Muchas veces, el tema de la jerarquía limita a los colaboradores a expresar abiertamente algún comentario sobre tu estilo de liderazgo. Debes aprender a recibir retroalimentación y a ser autocrítico”, señala. “Tampoco seas un jefe que aparezca a mediodía sólo para ordenar, sin estar al tanto del progreso de cada colaborador. Involúcrate en la operación, inspíralos y practica con el ejemplo”.

6. ¿Y si fracaso?

Asumir la culpa por las malas decisiones tomadas es una buena señal de liderazgo, asegura Luis Delgado. “Afrontar esa responsabilidad es algo que los equipos reconocen y le da mucha más credibilidad al líder”, a que si sólo se dedicara a repartir culpas.

Recuerda la cuestión del superhéroe. “Si reaccionas positivamente, pese al incumplimiento de algún objetivo, los miembros del equipo te seguirán nuevamente porque saben que eres una persona honesta y que, al igual que ellos, eres un ser humano que también se equivoca”. Eso sí, comprométete a trabajar en las fallas para que no vuelva a ocurrir, agrega Chávez.

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