Una vez que la exagerada promoción sobre el regreso de Tiger Woods se apague, podremos regresar al negocio del golf.
Con esto en mente, pienso que él ganará este domingo, con lo que hará del Masters de este año el evento deportivo más extraordinario.
Adoro mis carreras de caballos, y comparo al número uno del mundo con un pura sangre cuando se trata de competir en grandes campeonatos. Él es al golf, lo que Phar Lap a las carreras.
Desde que impuso su record en 1997 (justo un año después de haberse convertido en profesional), por haber obtenido el mayor margen en la historia del torneo Masters (12 golpes) y haber sido el ganador más joven a sus 21 años, ha consumado su triunfo en los grandes torneos.
Tras el apoyo abrumador por parte de la multitud presente en el torneo de Augusta en su camino al primer tee, en la bienvenida más emotiva que se le ha dado a un deportista en la historia, Tiger estará inspirado para obtener este título nuevamente.
El mundo verá en la televisión su primer tiro, pero después de eso, de acuerdo con las reglas del Torneo de Augusta, la transmisión en vivo volverá a la acción.
Una decisión absurda a nombre del club frente al más anticipado regreso en la historia del deporte. Será su segundo tiro el que observe más de cerca para ver si puede mantener sus emociones con tanto apoyo mientras camine su primera calle. Lo seguiré por todo el camino.
Aquí hay un poco más en qué pensar sobre la discusión de sus posibilidades de ganar. Cuatro chaquetas verdes (dos detrás de Jack Nicklaus); la marca más baja en el torneo, tres veces ganador de cada torneo importante junto a Jack, y sólo cuatro detrás de Golden Bears, que suman un total de 18.
Todo eso a sus 34 años, con lesiones en la rodilla y una crisis en su vida privada.
Ha exorcizado muchos demonios en los últimos tres meses y su mente va a estar mucho más libre cuando se dirija al tee el próximo jueves. Creo que tan libre como la primera vez que golpeó el tee en el Master como un profesional en 1997.
Y si piensan que Tiger podría estar un poco oxidado a la llegada de este evento, hay que remontarnos al 2008.
Los médicos le recomendaron descansar durante seis semanas y no competir en el Abierto de EU, en Torrey Pines. No obstante, siguió adelante y compitió durante cinco días, logrando la victoria con 19 hoyos, por encima de Rocco Mediate.
Luego fue obligado a tomar ocho meses de descanso tras la cirugía. Se convirtió en el mayor ejemplo de un golfista abriéndose paso entre la barrera del dolor.
Podrá no haber jugado una ronda competida de golf durante más de cinco meses, pero está en una buena condición física, mientras que su capacidad para concentrarse en el juego es sorprendente. He perdido la cuenta la cantidad de veces que ha ganado jugando “pésimo” el golf.
Y he visto varios documentales sobre Tiger, donde se describe como un hombre que le encanta la presión de ser la persona a quien todos quieren vencer.
Ser un jugador bajo una gran presión lo impulsa a seguir adelante, y el Master de este año está hecho para él.
Dentro del ring, Tiger está bajo control. Hablé con el instructor Butch Harmon sobre el tema no hace mucho tiempo y Butch sabe una cosa o dos acerca de Tiger.
Describió cómo Tiger “prende el interruptor” mientras se dirige al primer tee, y en el lugar nada más importaba, ni siquiera una crisis en su vida personal se interpondrá en su deseo por ganar un torneo.
Basta con mirar la rapidez con la que ha regresado a los campos tras su declaración del 19 de febrero en la que prometió "volver al campo de golf algún día, no sé qué día será."
Él siempre supo que iba a volver para el Masters. ¿A quién quería engañar?