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De la mano de un xolo rojo, Tijuana busca materializar el mito azteca

La raza de origen prehispánico se ha hecho parte de la identidad de los tijuanenses que ahora buscan el campeonato del futbol mexicano
sáb 01 diciembre 2012 06:36 PM

La historia de los xoloitzcuintles, la raza de perros y el equipo de futbol, es una historia de contrastes en la que el milenario perro mexicano se ha ganado a pulso el reconocimiento como un animal de noble y aguerrido carácter.

Es un perro dominante sin aspavientos, cariñoso, fuerte y horriblemente hermoso. Algo así le pasa al equipo de Tijuana en la cancha y en la tribuna.

Ricardo Forastieri, el director del Criadero Caliente con 25 años de experiencia en la crianza de xoloitxcuintles, narra la cuasi mística historia de los xolos, como esta raza también es conocida en México y que le ha dado una identidad especial a Tijuana.

“Cuando yo llegué, me encargaba de un proyecto de Akitas, el perro de origen japonés utilizado por los guerreros de aquel país como perro de caza, defensa y ataque. Cuando los Akitas se fueron acabando (regalados o vendidos), entonces el ingeniero (Jorge) Hank me encargó a sus xolos”, dice a CNNMéxico.

La crianza de xolos comenzó con ejemplares que fueron regalados por el muralista Diego Rivera al padre de Hank y otros traídos de diferentes partes del país como Jalisco, Colima, Aguascalientes y Guerrero, con los que se generó la existencia de un ejemplar rojo.

Jorge Hank Rhon es un polémico político tijuanense  que tiene casinos, hoteles, y hasta un zoológico privado a un lado del estadio Caliente, donde juega el equipo de futbol de los Xolos, también de su propiedad.

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“Los xolos rojos no se pueden forzar, de 100 xoloitzcuintles que nacen, uno te saldrá rojo, es un gen que traen. Cuando vimos a ese perro rojo cuya complexión y estructura era perfecta se lo presentamos al ingeniero y de inmediato lo adoptó como su perro personal. Lo llamó El hermoso”, cuenta Forastieri.

Fue más que un perro mascota. Fue un parteaguas para la raza en el país y en el mundo. “Ese perro encarnó la historia del xolo en México”, dice el criador. Ganó cerca de 30 títulos de campeón en más de 25 países por su elegancia, gallardura, belleza y gran carácter. El hermoso fue el xolo de xolos.  

“Había criadores que le pagaban montas a él o otros de nuestros perros relacionados genéticamente con él porque querían meter en sus crías la buena sangre de El hermoso”, dice Forastieri.

Un xolo rojo guía a Tijuana rumbo a la gloria

Luego del éxito de El hermoso, el Criadero Caliente, reconocido en el mundo de la canofilia, necesitaba una imagen y estructura profesional. “Así es que la diseñadora me entregó el logotipo del criadero utilizando la cara de El hermoso como emblema pero, la verdad, a mí no me gustó para el criadero”, cuenta Forastieri.

“Le dije a mi jefe: ‘creo que este logo tiene cara de ser para un equipo de futbol’ y ahí quedó la cosa. Pasado un tiempo me llamó el ingeniero para decirme: ‘vamos a tener un equipo de futbol que se va a llamar los Xoloitzcuintles de Tijuana, pásale a la diseñadora lo que tenías de logo del criadero para que lo use para escudo del equipo.”

El ejemplar murió de cáncer a los 8 años de edad, pero su rostro ha sido inmortalizado en estatuas, en sus cerca de 30 premios y ahora va junto al corazón de una escuadra de jugadores de futbol que han sido contagiados con la mística del perro mexicano vitoreado por miles de seguidores de Tijuana, e incluso de San Diego, Estados Unidos.

Ahora la cara del xolo tapiza la ciudad que se ha entregado como santuario del perro que, de acuerdo a la mitología azteca, “es el encargado de cuidar lo mismo a los hombres normales que a los poderosos, gobernantes, reyes de la tribu y acompañarlos en su camino por el río de la muerte hacía el inframundo”, dice el especialista.

“De acuerdo con esas creencias, la gente era enterrada con su perro y si era negro o gris, como por lo general son los xolos, se creía que se podía perder en el lodo del río de la muerte y lo perdías de vista. Por eso, los xolos rojos eran seleccionados para los emperadores, porque en esa travesía oscura los podías seguir viendo”, dice Forastieri.

Casualmente enfrentada a los diablos rojos del Toluca , a la escuadra fronteriza solo le hace falta empatar, ahora como visitante, para llegar hasta un lugar donde su alma pueda descansar en gloria: el Mictlan, donde “han terminado tus penas y se puede dormir tu sueño mortal”, según versa la mitología azteca: el campeonato del futbol mexicano.

No es lo mismo un perro pelón que un Xoloitzcuintle

El xoloitzcuintle es una raza endémica de México. Es un perro de una genética resistente y muy perseverante que ha sobrevivido tres mil años en este territorio pese a las inclemencias climáticas, abandono del humano y depredación natural o humana.

“El xoloitzcuintle se come en muchas partes del país”, dicen Ricardo Forastieri y Gerardo Heredia Velasco, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Canófila de México.

Aunque los xolos se han puesto de moda en círculos de artistas, intelectuales y ahora aficionados al futbol, la raza vive un momento de peligro por la crianza irresponsable. “El problema principal es que se hicieron cruzas que están desvirtuando la raza” como con pastores alemanes o perros criollos, exponen los especialistas.

En el Criadero Caliente hay ejemplares que surgieron de accidentes pero que merecen ser cuidados y atendidos. “Estamos remodelando el criadero para evitar que estas cosas nos pasen a nosotros pero, tenemos un perro que es cruza de bulldog y xolo”.

El xoloitzcuintle es analizado por científicos genetistas para establecer un perfil que sirva de base para registrar a los perros que sí cumplan con esas características y así salvar la raza.

“Creo que mucha de la identificación y gran furor que han causado los xolos como equipo en Tijuana viene de que aquí hay mexicanos de todo el país viviendo, también en el sur de california, la migración es de todas partes de México y, el perro xolo es un animal que es reconocido en ciudades y pueblos del centro y sur del país y también del norte”, dice Forastieri.

Todos se identifican con un xolo. Lo han visto. Saben que es 100% mexicano. Se ven reflejados en esa historia de esfuerzo y sobrevivencia. “Por eso están arrasando en popularidad y por eso queremos conservar la raza”, dice el encargado del criadero.

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