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La temporada de futbol de Egipto arranca sin aficionados por la violencia

Las gradas de los estadios egipcios lucieron vacías debido a los disturbios ocurridos durante las protestas recientes
sáb 02 febrero 2013 11:28 AM

En un país obsesionado con su deporte favorito, la temporada de futbol en Egipto comienza este sábado tras una gran expectación, pero sin ningún tipo de aficionados en las gradas.

En lugar de los rugidos de multitudes ruidosas, los jugadores llegan al campo en el relativo silencio de los estadios asegurados por los militares. Los partidos de este sábado son los primeros desde que una violenta revuelta en un partido de futbol el año pasado dejó 74 muertos y unos 1,000 heridos.

Bautizada como la "masacre de Port Said", los disturbios de febrero de 2012 se desataron después de que el equipo local, Al Masry, derrotó 3-1 al Al Ahly, de El Cairo. Los aficionados de ambos lados se golpearon con piedras y sillas, y muchos murieron bajo las gradas y otros asfixiados.

Las rivalidades de futbol entre las ciudades han sido tradicionales, pero este año la agitación política reciente ha alimentado el fuego. La semana pasada, un juez dictó penas de muerte para 21 residentes de Port Said por su participación en los disturbios. Esos veredictos indignaron a los residentes de Port Said, que culpan a los funcionarios de seguridad —no a los aficionados— de la tragedia masiva.

Décadas de lucha

La historia de las relaciones tensas entre Port Said y El Cairo datan de hace 60 años, ya que los residentes de Port Said se han sentido traicionados por las fuerzas de seguridad egipcias durante una serie de guerras con Israel.

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Miles de residentes tuvieron que huir varias veces a causa de la guerra de Suez, la Guerra de los Seis Días de 1967, un desgastante combate contra Israel, y la guerra de 1973 entre árabes e israelíes. Los residentes de Port Said, en el noreste del país, creen que las fuerzas de seguridad no han defendido adecuadamente su ciudad.

Algunos dicen que El Cairo no ha invertido lo suficiente en la infraestructura de Port Said, y que su ciudad no recoge suficientes beneficios fiscales derivados del comercio con los buques internacionales que pasan a través de Port Said por el Canal de Suez.

Algunos también sostienen que Port Said sigue siendo el hombro frío de El Cairo después de un intento de asesinato en 1999 del entonces presidente Hosni Mubarak, quien estaba de visita en la ciudad.

Cócteles molotov y fuego en el palacio presidencial

La nueva temporada de futbol también se inicia en medio de turbulencias en todo el país. La última ola de violencia comenzó la semana pasada durante las manifestaciones para conmemorar el segundo aniversario de la revolución egipcia.

Manifestantes furiosos por la lentitud del cambio y por las acciones del presidente Mohamed Morsi se enfrentaron con partidarios del mandatario y la policía en ciudades como Suez e Ismailia.

Esos enfrentamientos, junto con el furor sobre las sentencias de muerte en Port Said, provocaron decenas de muertos. El caos continuó hasta este viernes, cuando se produjo un incendio en la entrada del palacio presidencial luego de que los manifestantes lanzaran cócteles molotov y piedras a las fuerzas de seguridad.

Las autoridades respondieron con cañones de agua y gas lacrimógeno, y la televisión egipcia transmitió imágenes en directo de las fuerzas de seguridad golpeando a un hombre desnudo en el suelo.

Las protestas son las más recientes en la lucha entre el primer presidente de Egipto elegido democráticamente y disidentes que dicen que su liderazgo es un retroceso a las dictaduras del pasado, en particular al reinado de Mubarak, quien fue derrocado hace dos años.

En Egipto, el futbol no es sólo un deporte. Es un escape del tumulto económico, político y social que sacude al país. El tráfico habitual de las calles desaparece en El Cairo cuando los residentes realizan su ayuno diario durante el Ramadán y cuando los dos principales equipos, el Al Ahly y el Zamalek, salen al campo.   

Ben Wedeman, Reza Sayah y Amir Ahmed contribuyeron a este reporte.

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