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Mónaco, el Gran Premio donde los autos se sienten como aviones

El expiloto Alain Prost relata sus experiencias y habla sobre por qué ganar esta competencia es inolvidable para los pilotos y fans
jue 22 mayo 2014 01:54 PM
gran premio monaco
gran premio monaco gran premio monaco

Para ser un campeón debes ganar un título; pero para convertirse en una leyenda de la Fórmula Uno debes ganar carreras en Mónaco.

"Mónaco es muy especial; es mágico”, dijo a la serie The Circuit de CNN, un cuatro veces ganador del Gran Premio más prestigioso de la Fórmula Uno, Alain Prost.

"Puedes ser un gran piloto sin ganar en Mónaco pero es mucho mejor ganar aquí”.

Solo tres hombres han triunfado en la principalidad más a menudo que Prost; su gran rival Ayrton Senna se llevó seis victorias, mientras que Graham Hill y Michael Schumacher se llevaron cinco cada uno.

"Si quieres ser considerado un grande, muy a menudo escucharás decir a las personas, ‘oh, sé que Alain es un campeón mundial pero ganó en Mónaco cuatro veces y Ayrton ganó ahí seis veces’”, dice el francés, quien terminó su carrera con cuatro títulos mundiales en comparación con los tres del difunto brasileño.

"Siempre operas dentro de tus parámetros. Gané el Gran Premio de Francia seis veces y a nadie le importa eso”, añade.

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“Siempre es más importante ganar en Mónaco”.

La primera carrera fue en 1920 y como una fecha fija en el calendario de la F1 desde 1950, el Gran Premio de Mónaco es la carrera más glamurosa en el calendario de la F1.

Hogar de algunas de las celebridades más ricas y famosas del mundo; incluidas muchas estrellas del deporte, debidos a sus leyes favorables de impuestos, Mónaco es anfitrión de algunos de los mayores nombres en el mundo del automovilismo.

La pintoresca ciudad-estado en la Riviera francesa fue transformada esta semana para alojar a 200,000 fanáticos que intentan observar los automóviles desde las gradas, balcones de los hoteles y terrazas; así como los yates lujosos atados en el puerto.

El circuito, que es evaluado por el Club Automóvil de Mónaco, necesita dos meses para completarse y pide la experiencia de 200 trabajadores de construcción para construir 1,100 toneladas de gradas, 900 toneladas de boxes y 33.7 kilómetros de barreras de seguridad.

Prost todavía se deleita con la emoción que se genera el fin de semana de la carrera; algo que dice no se iguala en el mundo del automovilismo.

“Primero que nada es una carrera, pero es la atmósfera lo que disfruto”, dice el expiloto de 59 años.

“Mis padres viven cerca de Mónaco, en Cannes, y tengo muchos amigos cerca también.

"También está la atmósfera, que se siente muy francesa pero es más que eso, es el único gran premio donde sientes algo especial”.

Aunque el circuito en Mónaco es uno de los más desafiantes, es la naturaleza demandante de la vida fuera de la pista durante la semana de la carrera la que a menudo prueba ser más difícil.

Se espera que los pilotos entretengan a los patrocinadores, asistan a fiestas y galas, mientras también está la emoción normal antes de la carrera para lidiar.

Es una semana como ninguna otra en el calendario de carreras. Las sesiones de práctica comienzan un día antes, el jueves, lo que significa que hay un espacio; a menudo llenado con deberes a los patrocinadores, antes de la sesión de calificación del sábado.

"Hay muchas fiestas en Mónaco y no es el tipo de lugar en el que puedes decir, ‘está bien, hoy, voy a irme a dormir y despertarme tarde’”, revela Prost.

"Necesitas mantenerte en buena forma y mantener tur concentración.

"Puedes tener algunas fiestas, pero siempre vas a reunirte con personas durante los cuatro días antes de la carrera.

"La mayor cualidad que necesitas para esta pista es concentración y necesitas esa concentración durante los cuatro días”.

Nelson Piquet, un tres veces campeón mundial que tuvo más retiros en Mónaco que finales en el podio, describió negociar al circuito engañoso como “montar una bicicleta alrededor de tu sala”.

Pero Prost, quien ganó ahí tres años consecutivos desde 1984 hasta 1986, lo recuerda más cariñosamente.

"Cada año, llegas aquí, te metes a tu automóvil, vas al Casino, tratas de acelerar y cada vez, cada año, tuve la misma sensación: ‘¿cómo voy a poder manejar esto, el automóvil se ve tan grande para la esquina y la velocidad y la potencia..?’.

“Y lentamente te acostumbrabas, en solo unas vueltas, pero se ve como si tuvieras un avión, un jet. Pero cambias lentamente y comienzas a dominar el automóvil, y ahí es cuando tienes el mayor placer. La única que ves que tuve este control al 100% fue en el 86”.

Ese año comenzó desde la posición de pole, estableciendo la vuelta más rápida durante la carrera y por encima de su compañero de McLaren, Keke Rosberg; padre de la actual estrella de Mercedes y residente de Mónaco, Nico Rosberg, mientras que Senna fue tercero.

Pero es su fracaso para llevarse la victoria en 1993 lo que todavía fastidia a Prost; una carrera donde fue golpeado con una penalización stop-go (donde el piloto es enviado a los boxes diez segundos para después salir) que le negó otro éxito.

Al comenzar de nuevo desde la posición de pole, salió demasiado rápido y entonces, después de cumplir con su castigo, se estancó y cayó al lugar 22.

A pesar de que el circuito es notablemente difícil para rebasar, Prost logró subir pero tuvo que conformarse con el cuarto lugar mientras Senna triunfaba para McLaren en lo que sería su última carrera en Mónaco; murió al año siguiente en Imola conduciendo para el exequipo de Prost, Williams.

También fue la última carrera de Prost en Mónaco; decidió retirarse al final de esa temporada.

“Nunca olvidaré esa”, recuerda. “Esa fue mi victoria, ya sabes.

“Diría que califico a todas mis victorias aquí de la misma forma, ya que son parte de la historia”.

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