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Fernández recibe ‘zapatitos celestiales’

La presidenta recibe del papa un calzado brasileño que tiene restricciones en Argentina; son unas botitas de la marca Pimpolho que el religioso regaló a la mandataria para su nieto.
lun 29 julio 2013 07:46 PM
La presidenta argentina viajó a Brasil para asistir a la multitudinaria misa del papa. (Foto: Reuters)
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La presidenta argentina, Cristina Fernández, no habría podido conseguir en su país las botitas que el papa Francisco le regaló para su nieto, Néstor Iván, por las trabas a las importaciones impuestas por su Gobierno.

Los ‘zapatitos celestiales', como la prensa argentina se refiere ya a las botitas blancas de bebé que el papa le regaló a la mandataria, son de la marca brasileña Pimpolho, afectada por restricciones a las importaciones en Argentina.

"La situación ahora para exportar a Argentina es un poco más difícil por la ley. Una persona que nos compra calzado tiene que exportar a otro país un monto parecido. Entonces es complicado", dijo hoy Ricardo Brito, director comercial de la marca, a la radio FM Latina.

Según Brito, "hace unos años" ese modelo de zapatos para bebé se podía importar desde Argentina sin problemas.

La marca está en el mercado desde hace cincuenta años, tiene más de 300 modelos y los más caros cuestan unos 25 dólares.

"Estamos muy felices por la actitud del papa", agregó el directivo sobre la decisión de Francisco, pero "no lo vamos a usar como campaña publicitaria", concluyó.

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La presidenta argentina viajó a Brasil para asistir a la multitudinaria misa del papa en la playa carioca de Copacabana.

"Miren lo que me regaló el papa Francisco para Néstor Iván", señaló Fernández el domingo a los periodistas que cubrieron la ceremonia.

Fernández y su difunto esposo y predecesor en el cargo, Néstor Kirchner, mantuvieron una tensa relación con el cardenal y exarzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quen en 2010 se convirtió en un enfrentamiento abierto por el rechazo de la Iglesia a la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio homosexual y la polémica sobre el aborto.

Tras el nombramiento del cardenal Bergoglio como nuevo sumo pontífice el pasado marzo, tanto el papa como la presidenta aplazaron sus diferencias y adoptaron un tono conciliador.

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