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Un vino fermentado... bajo el mar

Maryamm es el nombre de la única bebida espumosa que pasa 18 meses en el Mediterráneo; los creadores no quitan la flora y fauna pegadas a las botellas porque, dicen, es un valor añadido.
sáb 31 agosto 2013 06:22 PM
El precio medio de la cava es de casi 600 dólares. (Foto: Getty Images)
vino

Maryamm, nombre de la diosa del mar en la mitología fenicia, es también el nombre del único vino espumoso cuya fermentación se produce en 18 meses a 30 metros bajo el mar Mediterráneo, en la costa de Sitges. Detrás del proyecto está una empresa de piscicultura dedicada a la cría de peces planos, moluscos y algas en una concesión marítimo-terrestre, que en 2008 decidió poner junto a estos animales algunas botellas de cava para ver qué ocurría.

"La idea surgió en Chile, dónde hacen vino bajo el agua, y nosotros decidimos hacer lo mismo, pero con algo más propio de aquí: el cava" explicó Antoni Puig, uno de los impulsores de la idea.

Tardaron tres años en encontrar las condiciones ideales de temperatura y luz, de modo que en 2010 pusieron las primeras botellas y las analizaban cada mes y al año siguiente sacaron las primeras 1,000 botellas.

Tuvieron que buscar la mezcla de uvas adecuada que respondiera bien a las condiciones de fermentación bajo el agua y para ello contaron con la ayuda de un enólogo que trabajó para encontrar la fórmula perfecta y supervisó la primera tanda de botellas.

Los creadores de Maryamm idearon una manera práctica de almacenar las botellas bajo el mar, porque al principio perdieron algunas que se llevó la corriente.

El precio medio de la cava (vino espumoso blanco o rosado, elaborado al estilo del que se fabrica en Champaña) está sobre los 450 euros (casi 600 dólares), dependiendo de si es reserva o gran reserva, y actualmente existen sólo 1,000 botellas.

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De ellas se vendieron ya unas 260, principalmente fuera de España, en países como Bélgica, Colombia, China o Estados Unidos.

Cada botella es única, ya que durante el tiempo que pasa bajo el agua se adhiere a ellas flora y fauna del Mediterráneo, que los productores han optado por conservar, ya que creen que es un valor añadido y una "prueba innegable" del tiempo que ha pasado bajo el mar.

En cuanto al sabor y las cualidades, los enólogos opinan que tiene un sabor más mineral y un aroma de cava más envejecido, ya que gracias al movimiento constante de las olas las levaduras están más tiempo en contacto con todo el líquido, lo que provoca una maduración más rápida que en bodega.

Para 2014 la empresa fabricante, TempusMare, prevé una cosecha de 5,000 unidades y en el futuro no descartan probar otros utensilios, como botellas grandes o incluso ánforas, para dar un toque aún más mitológico a su producto.

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