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Fiebre del oro en Alaska

Mineros y gente común hacen negocio de la búsqueda de oro en los ríos helados del lugar; con un precio de 900 dólares por onza, el metal atrae a grupos afectados por la crisis de EU.
lun 12 mayo 2008 03:55 PM
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El oro pierde brillo en los mercados. (Archivo)

La nieve todavía llega a las rodillas a quienes remontan las riberas del Crow Creek, en cuyas aguas semi heladas se ven hombres agachados con agua hasta el pecho en medio del frío que todo lo invade.

Pero para Mike Telgenhoff y sus compañeros, es un día propicio para buscar oro.

''Nos conviene el invierno porque el riachuelo está poco profundo'', explicó Telgenhoff, vestido con un sombrero de cuero empapado y un traje impermeable. ''He ganado mucho dinero aquí pero también he gastado mucho, uno no se hace rico haciendo esto''.

Pero con los precios del oro cerca de un récord absoluto de 900 dólares la onza y la economía nacional deprimida, Alaska anticipa que cada vez vendrá más gente a los confines del continente en busca de oro.

Talgenhoff y otros dos mineros habitualmente están solos en este estrecho valle al sudeste de Anchorage después del congelamiento invernal. Pero una vez que llega el deshielo de primavera, anticipan ver a unos cuantos exploradores más.

La afiliación a clubes de búsqueda de oro está aumentando a nivel nacional, junto con la venta de detectores de metales y otros equipos de exploración minera a pequeña escala. Una exhibición organizada recientemente por la Asociación Estadounidense de Cateadores de Oro en el condado de Orange, California, ejemplificó la tendencia.

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''He visto más gente salir con detectores de metales y cedazos de minero que lo que puedo recordar en mucho tiempo'', observó Ken Rucker, gerente general de la asociación de 45,000 miembros. ''Esos 900 dólares realmente están motivando a la gente''.

El grupo ha recibido centenares de llamados y mensajes de correo electrónico de buscadores de oro en ciernes. Está aumentando el número de afiliados, y el número de renovaciones al cierre del 2007 fue el doble que un año antes, dijo Brandon Johnson, director de operaciones. Como consecuencia, la asociación se prepara para contratar más personal.

Los inversionistas típicamente se vuelcan por el oro en momentos de inestabilidad política y económica. La declinación del dólar, la amenaza de una recesión, la inestabilidad en el oriente medio y los crecientes precios del petróleo han elevado el atractivo del metal precioso como inversión segura.

El creciente interés no se acerca siquiera a la famosa fiebre del oro del siglo XIX en California, Alaska y el territorio de Yukón en Canadá. Esos buscadores de antaño han sido reemplazados desde hace mucho por trabajadores de temporada y retirados.

Unas 150 familias en Alaska viven del oro que encuentran, según funcionarios estatales. Pero los cateadores veteranos dicen que la minería a pequeña escala es generalmente imprevisible, dura de llevar a cabo y poco lucrativa.

''Es trabajo duro'', comentó Steve Harschbach, propietario de Alaska Mining and Diving, una tienda de suministros de minería en Anchorage. ''Conocí a un tipo en Nome al que le iba muy pero muy bien, pero era como un azadón humano. El individuo podía palear el día entero''.

La minería a través de clubes

Los clubes de minería son populares entre los aficionados que quieren evitar el papeleo y cuotas que hay que pagar para formalizar la actividad. Los grupos han convenido varios acuerdos a lo largo de los años que permiten a los miembros excavar en tierras del gobierno o privadas.

''Es sensacional ir y encontrar quizás un poquito y disfrutar de estar al contacto con la naturaleza'', comentó Rick Segebrecht, un plomero de Oregon, Wisconsin, que empezó a buscar oro hace cinco años. ''Y siempre queda la oportunidad de que, cada vez que uno va, pueda encontrar la fortuna''.

La Asociación de Cateadores de Oro, el mayor grupo de su tipo en el país, permite que sus miembros operen dragas y cedazos para buscar oro. O también pueden pasarse un día buscando en cientos de miles de hectáreas en Estados Unidos y Canadá.

Otro club llamado The New 49ers en el antiguo campamento minero de Happy Camp, California, tiene acceso a 112 kilómetros de solicitudes de reivindicación minera federal a lo largo del río Klamath.

''Ese es casi el único modo de meterse en minería debido a que existen demasiados pasos burocráticos'', dijo el presidente de New 49ers, Dave McCracken. ''Nosotros nos encargamos de todos los aspectos legales y políticos de esta actividad''.

El individuo que quiera hacer una reclamación debe cumplir una serie de regulaciones estatales o federales para establecer los derechos minerales, además de adherir a la Ley del Agua Pura y otras protecciones ambientales.

En Alaska, el estado sigue haciendo cumplir una ley del siglo XIX que requiere a los cateadores marcar las cuatro esquinas de cada parcela con un poste. Harschbach, que tiene varias reclamaciones en el interior del estado, dijo que él y otros mineros serios usan el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) para precisar su territorio. Mapas incluidos en cibersitios del gobierno indican los sectores ocupados.

Funcionarios estatales dijeron que sus datos indican un aumento reciente en la minería de oro. Ultimamente, el número de reclamaciones abandonadas ha bajado significativamente, y el número de permisos extendidos a pequeños mineros ha subido paulatinamente de 233 en el 2002 a 315 en el 2007.

Aun así, la era del minero de oro autosuficiente parece cosa del pasado.

''Es más un estilo de vida que otra cosa'', observó Rick Frederickson, jefe interino de la sección de minería en el Departamento de Recursos Naturales. ''Muchos de estos individuos tienen bastante edad, y no veo a muchos jóvenes que quieran hacer eso para ganarse la vida''.

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