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Dura exportación de Surcorea: bebés

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dom 03 junio 2007 10:19 AM

Un héroe olímpico le recuerda a Corea del Sur el dolor de exportar a sus niños, mientras que una actriz expone las alegrías de la paternidad y el gobierno las recompensas. Pero a los surcoreanos todavía no les gusta adoptar los niños de otras personas.

Corea del Sur celebró su día nacional de la adopción en mayo con incentivos para alentar esa medida, diciendo a los ciudadanos de la duodécima mayor economía del mundo que sus orfanatos no deberían estar llenos de niños abandonados.

Pero a pesar de sentir vergüenza por ser alguna vez uno de los mayores proveedores de bebés para adopción en el extranjero de Asia, Corea del Sur ha luchado por superar actitudes arraigadas en cuanto a acogerlos en el país.

"Los coreanos han considerado la adopción como algo muy vergonzoso, bochornoso y aterrador", dijo Stephen Morrison, un activista del grupo llamado Misión para Promover la Adopción en Corea.

Un sistema de registros familiares cuidadosamente llevado que normalmente se retrotrae varios siglos, hace hincapié en preservar los lazos sanguíneos y de ese modo desalienta traer personas de afuera.

Aquellos surcoreanos que sí adoptan, a menudo lo hacen en secreto. Una esposa puede irse al campo, regresando meses más tarde con un niño adoptado a quien ella dice haber parido.

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Morrison, él mismo un coreano adoptado en el extranjero, dice que las actitudes han cambiado un poco en el curso de los últimos años.

Ahora, aproximadamente un tercio de las parejas surcoreanas que adoptan niños están dispuestas a hacerlo público, comparado con las casi ninguna de fines de la década de 1990.

La actriz Sin Ae-la adoptó abiertamente una hija en el 2005 y la cobertura periodística ayudó a fomentar esa iniciativa en Corea del Sur.

Incentivos y huérfanos

El esquiador olímpico Toby Dawson es un recordatorio del fracaso de Corea del Sur por adoptar a los suyos.

Dawson, nacido en Corea del Sur y adoptado por instructores de esquí estadounidenses, se convirtió en una sensación de la noche a la mañana cuando ganó una medalla de bronce en la olimpíadas de Turín en el 2006.

Desde entonces, mantuvo una emotiva reunión en febrero del 2007 con su padre biológico y está ayudando a la ciudad surcoreana de Pyeonchang en su intento por ser la sede de las olimpíadas de invierno del 2014.

Miles de bebés todavía son abandonados cada año, debido a divorcios, penurias económicas y la dificultad de criar niños en una sociedad que a veces mira con desdén a las madres solteras.

En un intento por alentar la adopción doméstica, el gobierno ha prometido reducir las tarifas y subsidiar la asistencia médica.

"Ahora contamos con la habilidad de cuidar de los niños abandonados y huérfanos dentro de nuestras fronteras", dijo Kim Geum-chan, un funcionario del Ministerio de Bienestar.

Desde 1958, cuando los huérfanos de la guerra de Corea y los niños abandonados de soldados extranjeros y mujeres coreanas comenzaron a ser adoptados por familias del exterior, unos 160.000 menores han sido adoptados en el extranjero, según el Ministerio de Bienestar.

Más de la mitad de ellos terminó en Estados Unidos.

En los años previos a las olimpíadas de 1988, cuando Corea del Sur estaba apareciendo como una potencia económica, cada año el país enviaba unos 8,500 niños al exterior para que fueran adoptados, una estadística que se convirtió en una vergüenza nacional.

Ahora, el número se encuentra algo por debajo de los 2,000 al año.

En Holt Children's Services en Seúl, bebés rubicundos que probablemente dejen Corea del Sur pronto, esperan en una sala llena de juguetes para revisiones médicas con doctores.

Holt, nombrado en honor al granjero de Oregon Harry Holt quien adoptó ocho huérfanos de la guerra de Corea en la dada de 1950, es una de las pocas agencias internacionales de adopción autorizadas por el gobierno.

"Me siento tan orgullosa y feliz cuando veo las imágenes de esos niños con sus nuevas familias siendo felices y saludables", dijo la portavoz de Holt, Kim Eun-hee.

Pero algunos defensores del bienestar infantil quieren detener las adopciones internacionales, diciendo que dejan a los niños marcados emocionalmente y en busca de una identidad.

"Simplemente no está bien que una de las mayores economías del mundo todavía esté enviando sus bebés abandonados al extranjero", dijo Jeon Soon-geol de la Misión para la Promoción de la Adopción en Corea.

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