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Asaltos golpean turismo Baja California

Los asaltos a turistas estadounidenses impactan de manera directa a hoteles y restaurantes loca debido a la inseguridad, el índice de ocupación de hoteles en 2007 bajó un 5%, situándose en un
vie 11 enero 2008 05:02 PM
Las playas, que anteriormente estaban llenas de paseantes, a

Los asaltos a turistas estadounidenses están causándole muchos problemas a los hoteles y restaurantes de las playas mexicanas al sur de San Diego.

Los surfistas y remeros temen internarse en las aguas del norte de la península de Baja California, popular destino de los turistas estadounidenses. Los puestos de venta de langostas lucían casi vacíos en el Año Nuevo, período tradicionalmente muy movido.

Los estadounidenses están acostumbrados a los policías que tratan de sacar alguna ventaja deteniéndolos por supuestas violaciones de tráfico y están conscientes de que en partes de esa zona se mueven narcotraficantes. Pero una serie de asaltos perpetrados por individuos enmascarados armados, algunos de los cuales usaban linternas para aparentar ser policías, representan una nueva modalidad que tiene alarmados a los turistas.

Lori Hoffman, una enfermera de San Diego, dijo que fue violada el 23 de octubre por dos individuos enmascarados frente a su novio, Pat Weber, dueño de una academia de surf en San Diego, quien debió observar de rodillas durante 45 minutos, con una pistola en la cabeza. Ambos fueron atacados en un sector para acampar, 320 kilómetros (200 millas) al sur de la frontera.

Los agresores rompieron las ventanas del remolque de la pareja e ingresaron por la fuerza. Luego de violar a la mujer, se fueron con artículos valuados en unos 7,000 dólares, incluidas una computadora, equipo de video y una guitarra.

Weber, quien da clases de surf en México desde hace 10 años, dijo que no volverá al país e irá en cambio a Costa Rica o Nueva Zelanda. ''Se acabó México'', declaró Hoffman, quien denunció su violación ante la policía. Nadie ha sido detenido.

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La península de Baja California es famosa por sus playas limpias, sus langostas y sus aguas azules, visitadas por ballenas y delfines. No está atestada de gente y los surferos adoran sus olas. Abunda la pesca y los hoteles y la comida no son costosos.

Pero las noticias de ataques a turistas estadounidenses están haciendo pasar a segundo plano las bondades del lugar, donde operan bandas de narcotraficantes. Tijuana, ciudad fronteriza desbordada por la violencia, no se encuentra demasiado lejos.

El extremo sur de la península, donde se encuentran los exclusivos centros turísticos de Los Cabos, sigue siendo un lugar seguro y atrayendo al jet set internacional.

La prensa local y portales de internet que acostumbraban a propagar las bondades de Baja California se han hecho eco últimamente de varios delitos. Los turistas que visitan el lugar con frecuencia sienten particular aprehensión por las cabinas de peaje ubicadas en una carretera que conduce a las Playas de Rosarito.

A fines de noviembre, una familia de San Diego que había asistido a una carrera automovilística fue obligada a salirse de la carretera por un vehículo con luces intermitentes como las de la policía. Individuos fuertemente armados retuvieron a la familia por dos horas. Finalmente la liberaron, pero se llevaron su camioneta.

En la madrugada del 31 de agosto, tres surferos fueron secuestrados en su vehículo en el mismo sector de esa carretera, tras ser interceptados por otro auto con luces intermitentes. Los asaltantes hicieron poner de rodillas a los surferos y se fueron con sus vehículos.

La empresa Aqua Adventures, de San Diego, suspendió su viaje anual de tres días en kayak para observar ballenas en enero. Es la primera vez en diez años en que no realiza la excursión. Sus clientes venían quejándose de que perdían mucho tiempo en el cruce de la frontera y la ola de incidentes agravó el panorama.

''La gente no quiere saber nada. No quieren correr riesgos'', declaró Jen Kleck, dueño de la empresa, que auspiciaba unos cinco viajes a Baja California anuales pero no realiza ninguno desde julio.

Charles Smith, del consulado estadounidense en Tijuana, dice que su gobierno no ha percibido un aumento generalizado en los asaltos a estadounidenses, pero admitió que con frecuencia esos episodios no son denunciados. El Departamento de Estado estadounidense recomienda desde hace tiempo a la gente que va a México en auto que se cuide de vehículos que los siguen. No ha emitido alertas nuevos en los últimos tiempos.

Las autoridades mexicanas reconocen que la delincuencia pone en peligro una industria que es vital para la economía de la zona. En Playas de Rosarito, ciudad de 130,000 habitantes, la policía fue obligada a entregar sus armas para efectuar exámenes que permitan determinar si han sido usadas para cometer delitos. El edificio de la municipalidad es patrullado por personas fuertemente armadas desde un fallido intento de asesinato del nuevo jefe de la policía, en un incidente en el que murió un agente. A principios de enero fueron hallados los cadáveres acribillados de un policía de Tijuana y de otro individuo cerca de la playa.

''No podemos menospreciar lo que está pasando en materia de seguridad pública'', manifestó el nuevo secretario de turismo de Baja California, Oscar Escobedo. ''Vamos a poner orden. Estamos indignados con lo que esta pasando''.

En el 2007 llegaron unos 18 millones de turistas a Baja California, lo que representa una merma en relación con los 21 millones del año previo, según Escobedo. El índice de ocupación de hoteles bajó un 5% y fue del 53%.

Hugo Torres, propietario del renombrado Rosarito Beach Hotel y nuevo alcalde de la ciudad, calcula que hubo una merma del 30% en la cantidad de turistas desde el verano boreal.

En el centro turístico de Puerto Nuevo, donde se puede cenar langosta por 20 dólares y un trago de margarita cuesta un dólar, la actividad bajó un 80% respecto al año pasado, según administradores de restaurantes.

Un sábado de octubre, individuos enmascarados armados secuestraron a dos hombres, un estadounidense y un español, a los que posteriormente liberaron ilesos. Dos acompañantes resultaron heridos de bala.

Omar Armendáriz, administrador de un restaurante de langostas de Puerto Nuevo, dice que espera que las autoridades tomen medidas ya que nunca vio tan poca gente en los nueve años que lleva en el puesto.

''Esto está muerto'', expresó.

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