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Por qué la Fed no debe recortar tasas

¿Estará la Reserva Federal pavimentando el camino hacia una recesión más larga y profunda en EU el editor de Fortune, Shawn Tully, analiza los pros y contras de los próximos pasos de Bernanke
mar 22 enero 2008 06:00 AM
Ben Bernanke, ya ha dejado entrever con bastante claridad su

La alicaída economía está superando el tema de Irak como la cuestión más importante en la mente de los votantes estadounidenses. Y Washington lo está notando. Es casi seguro que la Casa Blanca y el Congreso lanzarán un paquete de estímulos fiscales. Pero como todas las medidas cortoplacistas, sólo generará un pequeño impulso en el crecimiento que rápidamente se evaporará. En realidad, sólo un jugador tiene el poder para hacer algo radical y decisivo: la Reserva Federal (Fed). Y su presidente, Ben Bernanke, ya ha dejado entrever con bastante claridad sus intenciones. Desafortunadamente, la medicina que está prescribiendo puede ser peor que la enfermedad.

¿Cuánto podría caer la economía de EU? Hay señales encontradas. Está claro que la economía está perdiendo vigor. La caída en picada del valor de las casas en EU está enfriando el gasto de los consumidores, los despidos están a la orden del día, y los bancos y otras instituciones de crédito afectadas por la crisis ‘subprime’ están lejos de querer otorgar préstamos a pequeños negocios o cualquiera que se acerque. Pero el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó un 4.9% en el tercer trimestre de 2007, y los economistas estiman que el PIB seguía en expansión durante el último trimestre. Las exportaciones están fuertes gracias a la debilidad del dólar. La Fed hizo un trabajo brillante en el verano pasado al inyectar dinero en los bancos para evitar una crisis de crédito. El costo del crédito es ahora mucho más caro, pero también se está volviendo más abundante, como se demuestra con la caída de tasas desde la Líbor (la tasa con la que se prestan entre sí los bancos internacionales) hasta los bonos basura.

Así que, mientras que la recesión es una posibilidad real, no es inevitable. Incluso la Fed no está vaticinando una recesión este año. Y si resulta que efectivamente llega una recesión, ésta puede ser breve y ligera, parecida a la que hubo en 2001, con un crecimiento económico cayendo tal vez un 0.5% durante un par de trimestres, y un desempleo aumentando de su actual 5% a una tasa de 5.5% o 5.6%.

Recortando las tasas demasiado pronto y a menudo, Benanke está actuando como si una recesión (incluso una suave) debiera ser una calamidad que tiene que ser evitada a toda costa. Él ya redujo las tasas de la Fed (que los bancos pagan cuando se prestan entre ellos) en un punto porcentual, a 4.25%, y prometió “tomar acciones adicionales y sustantivas si son necesarias para apoyar el crecimento”, un compromiso que Wall Street interpreta como una reducción adicional de un cuarto de punto que se determinará en la próxima reunión de la Fed, el 29 de enero, o incluso antes de esa fecha.

Muchos en Wall Street apoyan a Benanke. “Yo defenderé a la Fed”, dijo el economista en jefe de Bear Stearns, David Malpass. “Parte de la desaceleración es el resultado de la política restrictiva del crédito, y ayudas a corregir eso al bajar las tasas de los fondos de la Fed”. Mickey Levy of Bank of America coincide: “Necesitas bajar las tasas para contrarrestar los problemas del sector inmobiliario”.

Pero Bernanke está poniendo el escenario para una recesión incluso más profunda. Así como las tasas excesivamente bajas que hubo a principios de esta década crearon muchos de los problemas que estamos viviendo ahora, bombear dinero al sistema ahora podría alimentar la inflación y eso forzaría a la Fed a efectuar un incremento agudo de tasas en el futuro cercano.

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“Es mejor pasar ahora por una pequeña recesión y ‘matar’ la inflación inmediatamente que enfrentar después el riesgo de una inflación mayor y una recesión más profunda”, dijo Allan Meltzer, economista de Carnegie Mellon.

Meltzer, que está terminando el Segundo volumen de su historia de la Reserva Federal, advierte que Bernanke está arriesgándose a revivir la situación de la década de los setentas, cuando los altos precios del crudo impulsaron inflaciones de dos dígitos. Cada vez que la Fed apretaba la política monetaria y el desempleo pegaba un brinco, los presidentes del banco central G. William Miller y Arthur Burns se ponían nerviosos. Ellos bajaban entonces las tasas de interés para promover la creación de empleos, e inevitablemente la inflación revivía, causando una espiral viciosa en los precios.

La Fed dejó que la enfermedad de esta rabia creciera por tanto tiempo que el presidente Paul Volcker debió tomar medidas draconianas a principios de los ochentas para vencer finalmente a la inflación.

El precio que hubo que pagar fue una profunda recesión, con un desempleo tocando el 11% en 1982. “La mentalidad es la misma que en los setentas”, dice Meltzer, “tan pronto nos deshagamos del riesgo de inflación haremos algo sobre la inflación. ‘Pero eso llega muy tarde’”.

De hecho, mientras la economía está enviando mensajes encontrados acerca del crecimiento, los signos de inflación creciente están al rojo vivo. Para 2007 el índice de precios al consumidor aumentó 4.1%, su mayor incremento anual en los últimos 17 años. El oro, históricamente un refugio seguro contra la inflación, está en máximos históricos cotizando a 900 dólares la onza. El dólar está languideciendo a un récord mínimo comparado con el euro y la canasta de otras divisas internacionales. “Inundar el mercado con liquidez es un desastre para el poder adquisitivo del dólar”, dice David Gitlitz, economista en jefe de Trend Macrolytics.

Quienes apoyan a la Fed intentan minimizar esos peligros. Afirman que la inflación está siendo provocada principalmente por los costos energéticos. Ya que es poco probable que el petróleo suba más de su nivel cercando a los 100 dólares el barril, creen probable que la inflación cederá en 2008. “Este argumento está equivocado”, dice Brian Wesbury, economista en jefe para First Trust Portfolios, una firma de administración de activos. “Si la gente va a gastar menos en manejar hasta el campo de golf, gastarán el dinero extra en unos palos de golf u otros productos”.

¿Así que cuál será el camino correcto para la Fed? Bernanke debería mantener las tasas de fondos de la Fed exactamente donde están ahora, en 4.25%. Mantenerse firme en esa posición podría ciertamente llevar a la economía a una recesión. Pero esa actitud para mantener a raya la inflación podría elevar el valor del dólar y disminuir de forma efectiva las cotizaciones del petróleo y los precios de otras importaciones estadounidenses. La economía de la Unión Americana sufriría un descenso corto y se restablecería la estabilidad de precios, pavimentando el camino hacia una fuerte recuperación en 2010 o 2011.

Tristemente, la Fed ya ha elegido su camino. Es muy probable que baje las tasas cada vez que el crecimiento disminuya o el desempleo aumente. Como resultado, nunca va a controlar la inflación sino hasta que se convierta en una ruidosa amenaza. Entonces, EU tendrá que sufrir una recesión real, del mismo tipo a la que se padeció en 1970, un episodio que deberíamos estudiar y no olvidar.

 

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