La crisis más grave en 30 años: BBVA
La crisis financiera internacional que atraviesan los mercados tras el colapso de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y la desaceleración de la economía de ese país y su consecuente impacto en otras naciones costará unos 500,000 millones de dólares, estimó el miércoles el presidente de BBVA, Francisco González.
Las instituciones financieras mundiales, como Citigroup y Merrill Lynch, han sufrido más de 300,000 millones de dólares en amortizaciones y pérdidas.
González consideró que aún faltan por absorberse pérdidas por otros 300,000 millones de dólares a causa de la crisis financiera global, parte en Estados Unidos, pero el resto en Europa y otros países del globo.
El presidente del grupo financiero español aseguró que habrá que sumar también las pérdidas por otros 500,000 millones de dólares que se verán fuera del sistema bancario.
"Estamos claramente ante la crisis bancaria más grave de los últimos 30 años", afirmó el directivo en el marco de la Reunión Nacional de Consejeros BBVA Bancomer en la Ciudad de México.
González destacó que la crisis financiera reduce la disponibilidad de recursos crediticios y eleva su costo, lo que a su vez afecta negativamente el crecimiento global de la economía.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó en abril que la expansión global de los últimos años ha venido perdiendo fuerza rápidamente ante la crisis financiera liderada por una desaceleración en el sector inmobiliario de Estados Unidos.
El Fondo recortó, en el cuarto mes del año, su proyección sobre el crecimiento global por segunda vez en cuatro meses, llevándola a 3.7% para el 2008, desde el 4.8 estimado en octubre de 2007.
Para el 2009, el FMI prevé una recuperación a 3.8%, aunque algo menor al repunte que siguió a la recesión de Estados Unidos en el 2001.
Ante el escenario financiero que se avecina, el presidente del grupo financiero español, afirmó que en 2009 se verán, tanto en Estados Unidos como en Europa nuevas regulaciones para la emisión de créditos.
A la par, las autoridades monetarias del mundo enfrentan una difícil situación, porque si suben las tasas de interés afectan el crecimiento económico y si las bajan impulsan el desarrollo de la inflación.
