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Un rescate necesario, pero desagradable

El rescate no es una medida agradable para los partidos de EU de cara a la elección presidencia sin embargo, de no lograrse su aprobación más bancos estadounidenses podrían colapsarse.
mié 01 octubre 2008 06:00 AM
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Las deudas que EU esta contrayendo para salvar a su sistema

Debe haber sido una de las leyes más desagradables que le ha tocado redactar al Congreso en épocas cercanas a una elección.  Indudablemente, destinar 700,000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes para rescatar a la industria menos popular del país no era una medida que sumara votos.

Esta semana los líderes demócratas y republicanos del congreso tuvieron que aguantar la respiración y redactar el proyecto del Acta de Estabilización Económica de Emergencia (Emergency Economic Stabilisation Act), una prueba fehaciente de que comprendían la gravedad de la crisis financiera.

Pero el Congreso la rechazó en una votación de 228 a 205. Inmediatamente se desplomaron las Bolsas del mundo. En cierto momento, el índice industrial Dow Jones  había caído más de 700 puntos, la mayor caída en un día de su historia. El precio del petróleo cayó 10 dólares, a menos de 97 dólares el barril.

El Congreso votó contra el proyecto de ley a pesar de los grandes esfuerzos de los dos candidatos a la presidencia. “Es algo que todos tenemos que aceptar aunque no nos guste para seguir adelante”, había dicho dijo John McCain.

Barack Obama agregó que “lo único que no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados”. Como quedó demostrado el lunes, eso fue precisamente lo que eligió hacer el Congreso.

La Casa Blanca emitió un comunicado expresando su profunda decepción y prometiendo la creación de un comité económico para evaluar los próximos pasos a seguir. Sigue siendo una posibilidad que el Congreso vuelva a votar. Se cree que el Senado votará en el transcurso de esta semana.

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Había grandes esperanzas de que se aprobara este proyecto de ley. Los legisladores de ambos partidos habían logrado que Henry Paulson, el secretario del Tesoro, proporcionara  la cobertura política necesaria. Pero los votantes no parecían estar muy convencidos.

En una encuesta de USA Today/Gallup Poll realizada el 24 de septiembre, sólo 22% estaba a favor de la propuesta de Paulson, mientras que 56% querían algo diferente; sólo 11% preferían que no se tomara medida alguna.

Para los estándares legislativos, el Congreso se movió a la velocidad de la luz después de que el 18 de septiembre Paulson y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, propusieran medidas y advirtieran que, si no se hacía algo, el panorama era sombrío y poco optimista.

En las últimas semanas ha estallado la crisis financiera de manera aún más peligrosa a nivel global. Se ha paralizado el mercado de fondos interbancarios y hasta las corporaciones y firmas financieras más solventes están pagando tasas punitivas.

La semana pasada, Washington Mutual se convirtió en la primera gran institución  de Estados Unidos en caer. En Europa,  tres países tuvieron que salir al rescate del grupo bancario belga Fortis, y el Reino Unido tuvo que hacer lo mismo con el prestamista hipotecario Bradford & Bingley. Y el lunes, Citigroup acordó la compra de activos de  Wachovia, otro banco estadounidense en apuros, a través de un acuerdo comisionado por los entes reguladores.

La nueva ley hubiese dado a la Reserva Federal una nueva herramienta para combatir el último estadio de la crisis: desde el 1 de octubre hubiese pagado intereses por las reservas que tienen los bancos en la Reserva Federal. Esto le hubiese permitido inyectar liquidez casi ilimitada en el mercado de dinero sin temer que las tasas de interés caigan a cero, al estilo japonés.

Paulson o su sucesor hubiesen recibido inmediatamente 250,000 millones de dólares, 100,000 millones de dólares más a discreción del presidente y 350,000 millones con la aprobación del Congreso.

El Programa de Alivio para Activos en Problemas (Troubled Asset Relief Programme o TARP) hubiese estado autorizado a comprar valores respaldados mediante hipotecas, préstamos completos (los no atados a fondos comunes) y, con la asesoría del presidente de la Reserva Federal, tomar cualquier otro tipo de medida que fuera necesaria para estabilizar el sistema financiero. Esto incluye asumir el control total de ciertas empresas.

El domingo Paulson dijo que esto daría el poder para impedir “el riesgo sistémico potencial que implica la caída alborotada de una gran institución financiera”, en referencia a la habilidad para rescatar a una empresa mientras se castiga a sus propietarios, como sucedió con Bear Stearns, Fannie Mae, Freddie Mac y AIG.

Dada la frecuencia con la que están colapsando las instituciones, quizás desee apelar a este poder rápidamente.

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