Carlos Slim no es catastrofista

Poeta barato. Así catalogó a Ricardo Arjona, quien con letras rimbombantes pretende darle un lustre apantallador a sus siempre intrascendentes composiciones. Un espécimen mas, de aquellos que creen que con palabras garigoleadas, y frases barrocas; hablan mejor, se comunican "muy bonito", o mas "estudiados" parecen.

Dispensadores de adjetivos y abusadores de sinónimos, complican innecesariamente el idioma. Cuando nuestro español tiene una exactitud casi numérica. Pues como las matemáticas, puede ser utilizado con hermosa sencillez para comunicar los asuntos de mayor complejidad.

He visto como la falta de conocimiento sobre el correcto uso de las palabras y de su contexto hace imposible cualquier comunicación. ¿Ejemplos? Aquí algunos:

Un dialogo cualquiera: uno de los participantes argumenta en el plano de lo "que es", (desde el positivismo), el otro, en el plano de lo que "debe ser" (desde el normativismo). Es la clásica pérdida de tiempo, como cuando el alcalde de cualquier ciudad es entrevistado y presume de sus logros, mientras el reportero insiste sobre las carencias urbanas que aún persisten.

Un ejemplo personal que viene al caso. Hace algunos días comente con una estimada colega académica, que en mi opinión las nuevas formas colaborativas de hacer negocios, propiciarán que las mujeres desempeñen cada vez mas roles decisorios en las jerarquías empresariales; porque, generalizando, los hombres somos mas propensos a enfrentar. Ella me contesta que difiere de mi dicho, puesto que en su opinión las mujeres son más valientes para encarar los retos que los hombres.

¿Tuvimos entonces opiniones divergentes? No. Simplemente tuve que aclarar que yo utilice "Enfrentar" que significa oposición frontal, discusión, y desacuerdo. Mientras ella lo procesó como "Afrontar" que significa encarar, hacerse cargo, tomar responsabilidad. Desafortunadamente los verbos enfrentar, afrontar y confrontar (este último que tiene una raíz mas parecida a "comparar") son popularmente aceptados como sinónimos. Aahh, pero en esta ocasión la exactitud y los matices sí que eran relevantes.

Pero bueno, ya hablemos de Carlos Slim, quien no necesita defensorías de oficio, y menos a título gratuito. Carlos Slim no es catastrofista, porque tampoco su discurso reciente "espera catástrofes de cualquier hecho" (diccionario WordReference.com), como alguna prensa  despistada se apuro a reseñar.

¿Por qué? Sencillo, Carlos Slim, en su discurso ante los legisladores no estaba haciendo predicciones. Estaba compartiendo una prospectiva relevante, para ese momento y para ese público, de la situación económica que impera en el mundo. A eso lo invitaron. A eso fue.

Estoy seguro querido lector que usted ya notó las diferencias.

Primera diferencia. La Predicción extrapola el presente para conformar el futuro, se hace cargo de este último, desde un enfoque del "devenir", es decir linealmente, eso la aleja de la simple adivinación, pero la encierra en el inmovilismo del destino manifiesto.

Por el contrario, la Prospectiva trata de atraer y concentrar la atención sobre el futuro, imaginándolo a partir de éste y no del presente.

Para Miklos y Tello, (ITESO, 1995) "La trayectoria de la prospectiva viene del porvenir hacia el presente, rebasando la proyección exclusiva de tendencias, para diseñar y construir alternativas que permitan un acercamiento proactivo y progresivo al futuro deseado".

Segunda Diferencia. Carlos Slim es un inversor y hombre de negocios. Atendiendo sus diversas biografias publicadas, desde pequeño fue entrenado para pensar y actuar en diferentes escenarios. Considerar escenarios pesimistas, optimistas y medianos, es casi un acto reflejo para él y para cualquier empresario.

Según Maza Zavala, (UCAB, 2000), los escenarios son modalidades metodológicas que permiten el análisis estructural de la economía y/o de la macroeconomía, logrando así "...analizar situaciones alternativas posibles, que limitan el grado de incertidumbre de la vida económica, acentuado en épocas de turbulencia e inestabilidad, y facilitan la previsión y la orientación de la política en el mediano y el largo plazo"

Pero no solo eso, las diferentes herramientas de prospectiva estratégica, (Boston Consulting Group, 1984) exigen también considerar en el análisis tres escenarios adicionales: El posible, el deseable, y el probable. Por supuesto una persona como Slim, que nos advierte sobre un escenario que cae en el rango de lo posible (aun si este mismo escenario es nada deseable, como es el caso) mas que catastrofista, es honestamente realista.

En concreto, el mensaje que dio Carlos Slim a los legisladores en su propia casa, es tan simple como urgente: Pónganse a trabajar.

*Heriberto Ramos es colaborador de la revista Expansión, especialista en management y analista económico.