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El mago de Wall Street está en jaque

El inversionista Christopher Flowers trató de resolver la crisis de Lehman, AIG y Merrill Lynch; sus inversiones sobrevivieron al caos, pero aún tiene problemas multimillonarios para preocuparse.
mar 01 septiembre 2009 06:09 AM
La misión de la dependencia es que los recursos fluyan hacia los empresarios de pequeñas empresas. (Foto: Jupiter Images)
billetes-dinero-dolares-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

La semana del 7 de septiembre de 2008 comenzó bien para J. Christopher Flowers. El multimillonario, cuya empresa homónima invierte en empresas con problemas financieros, estaba en una junta de consejo en Tokio cuando recibió una llamada de un ejecutivo de Bank of America, quien le pidió que regresara a Nueva York lo más pronto posible para que fuera socio en la compra potencial de Lehman Brothers , que estaba cada vez en más problemas. 

Flowers voló a Nueva York y en la mañana del jueves estudiaba las cuentas de Lehman; 14 horas después, Flowers recibió una llamada de un ejecutivo en AIG para invitarlo a comer al día siguiente con Bob Willumstad, el entonces director ejecutivo de la aseguradora. Ahí, Willumstad le mostró a Flowers un papel que revelaba que los balances de efectivo de AIG mostrarían pérdidas de 6,000 millones de dólares en algunos días y de 25,000 millones una semana después. Flowers pensó en alguna forma de prevenir el colapso, pero a pesar de sus intentos por reclutar a Warren Buffett y a otros, no pudo concretar una propuesta aceptable. Aún así, él fue quien trabajó en Goldman Sachs en conjunto con el secretario de estado, Hank Paulson, y le advirtió sobre la crisis próxima de AIG.

Después, Flowers se vio inmerso en otro problema, uno que sería el más controversial de las fusiones financieras en los últimos años; el sábado por la mañana, mientras los altos mandos de Wall Street se reunían en el Banco de la Reserva Federal para intentar salvar a Lehman, Flowers se reunió con los ejecutivos de Bank of Amercia, quienes le soltaron otra bomba: "queremos comprar Merrill Lynch este fin de semana y necesitamos tu ayuda para hacerlo". Flowers, quien en ocasiones es también un banquero inversionista, dijo que sí.

Cuando parecía que el sistema financiero del mundo estaba explotando, Flowers, de 51 años, se encontró en el epicentro de la locura. Ya fuera Lehman, AIG o Merrill Lynch , su presencia era tan absoluta como la de Hank Paulson. Flowers decribe este día como el día-D.

Sallie Mae y Bear Stearns son sólo dos de las operaciones aliadas a las que le había apostado (pero no adquirido) en los últimos 18 meses. Aún así, esa fue la operación más riesgosa que había hecho: es más famoso por los tratos que no ha hecho.

Flowers está luchando para rescatar una serie de inversiones que había hecho antes de que la crisis empeorara y arrastrara consigo a todas las instituciones en peligro. Sus participaciones multimillonarias en el banco Shinsei de Japón y en Hypo Real Estate y HSH Nordbank en Alemania se derrumbaron.

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El segundo financiamiento de 7,000 millones de dólares de Flowers está 60% o 70% por debajo, según fuentes fidedignas, aunque Flowers no ha dicho nada, y algunas de sus apuestas más fuertes, como Hypo y HSH están lejos de satisfacer a los inversionistas.

Flowers se consuela en el informe de 1,500 millones de dólares netos. Aún así debe ser humillante para un genio acostumbrado al un éxito después de otro en lo que sea donde compita: ajedrez, Harvard o Goldman Sachs, donde fue uno de los socios más jóvenes con tan solo 31 años. Después de todo, él desembolsó 1,000 millones de dólares sólo para ver cómo se evaporaba el triunfo junto con el dinero de sus inversionistas.

Por muy impresionante que sea su currículo, hay una pregunta obligada: ¿Flowers es una maravilla ocasional como inversionista de capital privado, o sólo sufre de un año miserable en medio de uno de los períodos más desastrosos para las inversiones? Flowers dice que no vio que esto fuera a llegar; es muy justo, casi nadie lo vio venir, pero es muy claro que está lejos de retomar el camino.

Siempre hay un orgullo exagerado; sería difícil encontrar un ejemplo más claro que Chris Flowers, un hombre tímido y reservado pero que en más de una ocasión ha dado señales de seguridad que recuerdan a Donald Trump. En junio de 2008, Flowers dijo a sus inversionistas de su fondo de 7,000 millones de dólares que "cada inversión haría dinero". ¡Cada inversión! Bear Stearns había colapsado unos meses antes, y los precios de los activos de instituciones financieras parecían estar en su punto más bajo. Flowers lo llamó el Super Bowl de las inversiones, y agregó que "no es momento de estar sentados en la banca".

En febrero de este año, Flowers dijo en una conferencia llamada "La gran solución" que "los casi muertos sin fondos como yo" harían una gran fortuna de la descomposición de varias instituciones financieras. Agregó que todos los Gobiernos se apropiarán de varias cosas y no serán ni muy hábiles ni muy comerciales".

Sheila Bair, presidenta de la Comisión Federal de Seguros de Depósito (FDIC, por sus siglas en inglés) se ofendió por sus declaraciones. Flowers compró personalmente un banco pequeño en Missouri el año pasado con el propósito, según algunos, de sortear algunas reglas que el regulador ha considerado con respecto a las inversiones privadas en bancos fracasados. Ahora Flowers es presidente del ex Primer Banco Nacional de Cainesville, con 17 millones de dólares en activos, y al que con poca humildad renombró Banco Nacional Flowers. (Su eslogan es "crece con nosotros"). "Compró ese banco por una sola razón: si tienes un banco, puedes entrar a la lista de bancos ayudados por la FDIC", dijo alguien que lo conoce.

Dada la fuerza de la FDIC para vender bancos en bancarrota, unirse a su presidente no es algo sabio. "Es un paria en Washington", dijo un inversionista de capital privado. Bair se negó a hacer comentarios.

Él dice que abrió un frente diplomático con Bair e intenta crear un ambiente amistoso. "Nos interesa tener una relación llevadera con el gobierno y los reguladores", dijo.

Al parecer está implementando esta política; tiene un nuevo representante de relaciones públicas junto a él en sus oficinas de Manhattan y sigue siendo tímido, pero al conocerlo en persona, es difícil imaginarlo con un estilo Trump. Sus lentes hacen que parezca un búho y su intelectualismo distraído sugiere que es un académico más que un bucanero corporativo.

Tuvo una educación muy al estilo de Wall Street; es la antítesis del estilo fraternal de inversiones. Por supuesto que disfruta de actividades vacacionales, y recientemente regresó de navegar en las costas de Croacia. No es ninguna sorpresa que prefiera el ajedrez, un pasatiempo contemplativo y que reta a la mente, que otros deportes. "A nadie le interesa el deporte menos que a mí". Cuando comenzó en Goldman Sachs, estaba nervioso por su falta de conocimiento deportivo y por lo que eso pudiera implicar entre sus compañeros. 

Parecerá un nerd, pero es encantador. Puede que no tenga iniciativa pero es la persona en la que cualquiera puede confiar. "Me gusta la gente que está disponible todo el tiempo y analiza bien los problemas en compañía de su equipo", dijo James B. Lee Jr., vicepresidente en J.P. Morgan Chase quien ha trabajado con Flowers y cuya compañía es un socio con participación limitada en sus financiamientos. "Es un excelente socio natural".

Aunque Flowers no estuvo en la conferencia de prensa que anunciaba la adquisición de Bank of America, su nombre fue mencionando rápidamente, aunque ahora desea que esto no hubiera pasado. El director ejecutivo de Bank of America, Ken Lewis, citó la conclusión de Flowers en la que decía que Merrill tenía "un perfil de riesgo mucho más bajo" que el año pasado. Flowers "alabó" las acciones que John Thain, director ejecutivo de Merrill, para fortalecer las finanzas de la compañía.

En un principio la fusión Bank of America/Merrill fue considerada como brillante, pero ahora es vista como un desastre, desde sorpresas tóxicas entre los activos de Merrill hasta bonos extraordinarios para sus empleados o la presión extraordinaria que Paulson y Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, pusieron en Lewis para completar la transacción. Flowers tuvo que soportar la indignación de que el republicano Dennis Kucinich cuestionara si "el equipo administrativo de Ken Lewis fracasó por falta de diligencia" y que Paulson se diera cuenta de tales críticas.

Flowers no negoció los términos, pero su papel fue de asesor clave, y apoyó la decisión del banco de pagar una prima de 70% por las acciones de Merrill. Certificó que el precio que Bank of America estaba pagando estaba justificado. (Por ese trabajo de dar su opinión imparcial, que sólo tomó un fin de semana, se le pagó a Flowers 10 millones de dólares, y otros 10 millones fueron para Fox-Pitt-Kelton, un pequeño banco de inversión donde él tiene una pequeña participación.

Flowers dice que Lewis nunca le pidió que actualizara su opinión imparcial para reflejar los cambios en las circunstancias de Merrill, y que nunca se le volvió a consultar después de ese fin de semana. Dice que él y su equipo valoraron los activos de Merrill lo mejor que pudieron y con toda la información que tenían disponible. Aunque Flowers sólo tenía una semana para esculcar las finanzas de Merrill, él ya las conocía: las revisó nueve meses antes cuando Merrill recaudaba capital y él consideró hacer alguna inversión. No lo hizo porque el precio era muy alto, pero se dio cuenta de que en el transcurso de 2008, la compañía había recaudado millones de dólares en capital, había vendido 30,600 millones de dólares en activos basura a Lone Star Funds a 22 centavos por dólar y vendió su participación en Bloomberg por cerca de 4,500 millones de dólares. Después quedó claro que estos movimientos no fueron suficientes.

El fiasco le dejó a Flowers un ojo morado que afecta su orgullo para mantener su prestigio como consultor de fusiones y adquisiciones. Flowers defiende su razonamiento; dice que Lewis codiciaba Bank of America y que el costo era dramáticamente más bajo que si Bank of America hubiera pagado en efectivo. En resumen, dice, "creo que el precio era razonable".

En la escuela, Flowers era un genio matemático y campeón de ajedrez. Flowers entró a Harvard donde mejoró en matemáticas, y ahí encontró a gente que lo hizo sentir como un tonto en esa ciencia. Él sabía que quería entrar al negocio; su padre, quien murió cuando Flowers tenía 21 años le dijo que "si hay algo que tienes que hacer, es ir a la escuela de negocios de Harvard".

No siguió el consejo, pero obtuvo un trabajo de verano en Goldman Sachs en su segundo año. Después de graduarse de Harvard un semestre antes que su generación, Flowers entró de tiempo completo a Goldman en 1979, como analista para el socio Steve Friedman en M&A. "Lo primero que aprendí fue a trabajar duro, el primer año trabajé todos los días", y Goldman le pagó 16,000 dólares. También dice que aprendió a "vender", la habilidad crucial que los banqueros requieren para convencer a los clientes de que deben contratar a su empresa antes que a otra.

La empresa le pidió que fuera a la escuela de negocios y se volviera socio pero no le aumentaron el sueldo. "Recuerdo haberme enojado", dijo. En 1988 lo nombraron socio, el más joven hasta ese entonces. Flowers fue muy exitoso en Goldman; concretó la transacción de varios servicios financieros con la fusión de NationsBank/Bank of America y la compra de Wells Fargo por Norwest. 

En 1988, su tiempo terminó; su mentor, el entonces presidente Jon Corzine, había estado impulsando la idea de una oferta pública inicial. Flowers era una pieza clave para los aspectos técnicos de esta oferta y Goldman votó a favor de la idea. Pero ese otoño colapsó Long-Term Capital Management y las condiciones del mercado se agitaron: el comité administrativo decidió suspender la oferta y Flowers dejó Goldman ese noviembre.

"Flowers era un tipo ambicioso de una buena manera, y quería avanzar en la compañía", dijo el vicepresidente de Goldman, Robert Steel. Él cree que Flowers hizo "una apuesta fuerte" en Corzine, y cuando perdió la batalla, "Chris perdió visibilidad en la compañía".

Flowers se dio cuenta de que el futuro era incierto y decidió tomar su fortuna en crecimiento y avanzar. Él y Corzine, ahora gobernador de Nueva Jersey, siguen siendo amigos. Flowers se consuela de que Goldman haya cambiado su decisión y haya aprobado la oferta pública inicial, la que le dejó a Flowers cientos de millones de dólares en acciones de Goldman.

Cuando dejó Goldman se convirtió en inversionista de capital privado. Se dedicó a investigar como podría comprar un banco japonés, y dice que su experiencia en la crisis de 1980 le enseñó que hay que comprar bancos cuando están abajo y cuando pueden ser extremadamente lucrativos.

Un amigo le presentó a Tim Collins, ex banquero que había creado una empresa de capital privado, Ripplewood Holdings, y a quien también le interesaban los bancos japoneses. Ambos pusieron atención a Long Term Credit Bank (LTC). Flowers vio la posibilidad de un rendimiento de 70% anual.

El reto diplomático era que el gobierno japonés nunca había permitido a los estadounidenses comprar un banco, y el reto financiero era cómo adquirir LTC sin ahogarse en su mar de malos préstamos.

Collins y Flowers fueron socios perfectos a pesar de sus diferencias de personalidad. Ensamblaron a varios grupos financieros poderosos incluyendo a GE Capital y Citigroup, y se aliaron con socios con credibilidad diplomática como el presidente de Mitsubishi, Masamoto Yashiro, David Rockefeller y el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. Después convencieron al gobierno japonés de vender el banco al consorcio de los 12 mejores inversionistas por 1,100 millones de dólares en marzo de 2000. Cuando se anunció el acuerdo, Collins y Flowers visitaron al primer ministro japonés en el Diet, el parlamento japonés.

El banco fue renombrado Shinsei (renacimiento); el banco fue apodado como el acuerdo de inversión privada más exitoso de la historia. El primer día de funcionamiento las acciones subieron 58%, valorando al banco en casi 10,000 millones de dólares, un rendimiento diez veces mayor a la inversión original. Flowers, sólo tomó un tercio de las ganancias cuando surgió la oferta inicial pública de Shinsei; después Flowers y Collins tomaron caminos distintos pero siguen siendo amigos.

Este éxito volvió a Flowers toda una celebridad en el mundo de las inversiones privadas. Recaudó 900 millones de dólares por un fondo inicial en 2002, y después 7,000 millones de dólares por un segundo fondo de 2006, la cantidad más grande que ha recaudado en el sector de servicios financieros.

En 2007, Flowers y sus inversionistas habían invertido 2,500 millones de dólares en Shinsei, pero aún así el banco tenía miles de millones de dólares en valores respaldados por activos y en obligaciones de deuda colaterales. Las pérdidas aumentaron y Flowers vio cómo las acciones de Shinsei se tambaleaban. 

Esas acciones, que hoy representan el 33% de la compañía, valen cerca de mil millones de dólares. Flowers dice que no se arrepiente de haberlas tenido, y agregó que cree que Shinsei tiene un buen futuro y espera verlo pronto". Flowers volvió a hablar con el ex director ejecutivo del banco y están planeando una fusión con Aozora, un banco japonés controlado por Cerberus, la empresa estadounidense de capital privado. El 31 de julio, Shinsei reportó su primer trimestre lucrativo en un año: 55 millones de dólares.

Flowers tiene inversiones en ocho bancos en todo el mundo: Hypo Real Estate y HSH Nordbank en Alemania, IndyMac y Flowers National en Estados Unidos, Shinsei en Japón; NIBC en los Países Bajos, OJSC Investtradebank en Rusia; y NBFC Sicom en India. También tiene acciones en Fox-Pitt-Kelton y en otras instituciones más pequeñas.

Flowers es parte de un grupo de capital privado que estuvo de acuerdo en comprar los ahorros fallidos y los préstamos a la FDIC el otoño pasado. Pero fue tan sensible a los bajos resultados que ofreció a sus inversionistas un acuerdo especial: invertir directamente en IndyMac en vez de a través de su fondo. Eso significa que los inversionistas no tendrán que pagar por la administración en esa inversión.

La lista de acuerdos que Flowers exploró pero nunca concluyó es larga: Lehman, AIG, Bear Stearns, Northern Rock, y Friends Provident. Intentó comprar Sallie Mae por 25,000 millones de dólares en 2007, la cual sería su adquisición más grande y audaz, pero cuando el mercado comenzó a fracturarse ese verano, Flowers y su consorcio, incluyendo a J.P. Morgan Chase y Bank of America vieron los aspectos negativos e intentaron salirse del acuerdo de 60 dólares por acción. Flowers volvió a hacer una oferta de 50 dólares que también fue rechazada. A esto le siguió mala publicidad, demandas y palabras fuertes.

Flowers se comprometió a pagar 900 millones en cuotas hasta que las partes se organizaran, con J.P. Morgan y Bank of America de acuerdo para liderar un grupo y dar financiamiento de una línea de crédito de 31 millones de dólares para Sallie Mae. Flowers salió con una reputación dañada. Se acordó que las acciones se comprarían en 60 dólares pero ahora están siendo comerciadas en diez.

Su peor error fue con un acuerdo que sí cerró justo antes de su comentario sobre el Super Bowl de las inversiones. En mayo, su fondo guió una oferta de 1,500 millones de dólares para adquirir el 24.9% de Hypo Real Estate Holding, cuyas acciones habían caído cerca de dos tercios antes de la oferta de Flowers, pero aún así pagó una prima de 25%. Lo más raro fue que Flowers compró acciones en el mercado en vez de mediante la compañía, a la que le faltaba capital. "En aquel entonces sentían que no necesitaban capital, pero estaban muy equivocados", dijo.

Después del fracaso de Lehman, la subsidiaria de Hypo, Depfa, no pudo obtener préstamos a corto plazo. Hypo pidió ayuda a un fondo de rescate alemán cuatro meses después de las inversiones de Flowers, ocasionando cólera política en el proceso. El gobierno alemán terminó adueñándose del 90% de Hypo. En un año ha perdido cerca del 87% de su inversión de 1,500 millones de dólares.

Su otra inversión alemana es una participación del 27% en HSH Nordbank, comprada hace tres años por 1,800 millones de dólares. Después de un rescate gubernamental de 4,500 millones de dólares, Flowers ha bajado su participación a 10.7%. También era dueño de una aseguradora alemana, Wuba, que vendió a AIG en 2007.

En 2006 pagó 53 millones de dólares para comprar la mansión Harkness en la calle East con la calle 75 e invirtió otros 15 millones de dólares para remodelarla. A principios de este año la puso en venta por 49.95 millones de dólares porque va a separarse de su esposa.

"La empresa gira en torno a él", dijo otro banquero, "él nunca construyó un equipo, no hay un proceso real ni un comité de inversiones, sólo es él". Flowers rechaza este punto de vista e insiste en que tiene un equipo capaz y muy bien involucrado en sus proyectos.

A pesar de sus malas inversiones, sigue siendo un elemento poderoso y tiene varios fanáticos impresionantes. "Confío mucho en él y eso vale mucho, saber que puedes confiar en alguien tanto en lo que dice como en lo que hace", dijo Gary Parr, banquero que alguna vez compitió con Flowers.

Nadie duda de las capacidades de Flowers. Warren Buffett dijo a Fortune que cree que es un tipo inteligente. Ambos hablaron durante los intentos por rescatar a AIG. Pero, ¿es suficiente? "Hizo una gran transacción asistida en Japón", dice otro banquero "y de ahí sacó 7,000 millones de dólares. El gran error de las inversiones de capital privado es creer que puedes repetir el pasado, y él lo asumió en Alemania".

Flowers no cuenta con mucho apoyo de inversionistas. Han estado comprando sus acciones para recaudar capital, pero ha sido duro darse cuenta de que los compradores no ceden ante precios atractivos, una señal clara de que el mercado no es de confianza.

Afortunadamente, Flowers tiene mucho efectivo para utilizar. Su tercer fondo aún tiene 2,000 millones de dólares además de 3,600 millones de dólares potenciales de Chinese Investment Corp. y otros. Aún queda un flujo de oportunidades de inversión en el sector financiero que está desesperado por inversión. "El número de compañías que necesitan capital es inusualmente grande", dice.

Flowers es optimista sobre Shinsei pero se abstiene cuando se le pide hablar del futuro de sus otras participaciones o inversiones. Como pueden imaginarse, no está haciendo ninguna predicción nueva hoy en día.

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