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Los intereses ahogan a la deuda de EU

Los intereses que los estadounidenses deberán pagar subirán en la próxima década a 4.8 bdd; los legisladores y la administración de Obama deben hacer fuertes cambios para contener el problema.
vie 20 noviembre 2009 06:03 AM
Los niveles récord de deuda que ha solicitado Estados Unidos sirvieron para pagar los programas de estímulo y de rescate a las empresas. (Foto: Jupiter Images)
dolar-billete-rollo-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

Aquí hay una nueva forma de pensar en los préstamos épicos que ha pedido el Gobierno estadounidense: más de la mitad de los 9 billones de dólares en deuda que "El Tío Sam" espera hacer durante la próxima década será de intereses.

Más de la mitad, de hecho son 4.8 billones de dólares.

Si eso es difícil de comprender, aquí hay otra forma de ver por qué implica un problema.

Tan sólo en 2015, el interés estimado será de 533,000 millones de dólares, lo que equivale a un tercio del ingreso fiscal federal que espera recaudarse ese año, dijo Charles Konigsberg, jefe del consejo de presupuestos de Concord Coalition, un grupo de vigilancia del déficit.

Por el lado bueno, y hay que verlo, los niveles récord de la deuda solicitada recientemente han pagado los estímulos y otros programas que previnieron que la economía cayera por un arrecife, y el dinero fue pedido con tasas muy bajas.

Pero en este momento, la acumulación de más intereses en lo que tiene Estados Unidos es como cualquier deporte extremo: peligroso.

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Además, esto se debe a que las tasas de interés crecerán cuando los prestamistas del sector privado regresen al mercado de deuda y compitan con el Gobierno por capital. En ese momento, los pagos de los intereses del país podrían dispararse rápidamente.

"Cuando las tasas de interés aumenten, aunque sea en una cantidad baja, los pagos de los intereses crecerán debido al tamaño de la deuda", dijo Konigsberg.

Parte del aumento en las tasas se está cocinando como parte de las estimaciones del pastel de la Oficina Presupuestal del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), pero siempre existe la posibilidad de que estas estimaciones sean bastante conservadoras.

Después está el Círculo Vicioso 101, bien conocido para cualquiera que se haya endeudado mucho con Visa y MasterCard.

El país tiene una fuerte dependencia hacia los préstamos para financiar lo que quiere hacer, pero mientras más se endeuda, mayores son las posibilidades de que los acreedores exijan mayores tasas de interés para hacer nuevos préstamos al Gobierno.

Por lo tanto, las tasas más altas dificultarán el pago de la deuda subyacente porque más y más dinero se irá a pagar ese interés, dinero que, por cierto, también es prestado.

Y mientras más dinero vaya a los intereses, los acreedores se preocuparán de que el país no pueda pagar y los legisladores tendrán menos para financiar todo aquello que es responsabilidad del Gobierno.

"Los legisladores serán menos capaces de pagar otras prioridades de gasto nacional y tendrán menos flexibilidad para lidiar con los sucesos inesperados (como la guerra o la recesión). Además, los costos del aumento de los intereses harán que la economía sea más vulnerable a un derrumbe en los mercados financieros", dijo la CBO en la publicación del panorama del presupuesto a largo plazo más reciente.

Hasta ahora, la crisis de confianza no ha llegado, y nadie puede predecir con certeza cuándo y cómo va a ocurrir, pero si ocurre, el cambio sería abrupto. 

Eso se debe a que el Gobierno frecuentemente altera (o refinancia) la deuda que ha emitido a medida que debe pagarla.

En otras palabras, cuando un bono o nota del Departamento del Tesoro madura, el Gobierno debe pagar al inversionista el valor de esa deuda. Para hacerlo, el Departamento del Tesoro toma dinero prestado para pagar al inversionista, lo que significa que la deuda será refinanciada sean cuales sean las tasas de interés de ese momento.

¿Qué tan complicada está la situación? Hasta ahora, bastante. Un comité de consejeros de préstamos del Departamento del Tesoro informó a principios de noviembre que "aproximadamente 40% de la deuda necesitará refinanciarse en menos de un año".

Dado que las tasas pueden permanecer bajas durante el próximo año, es posible que la deuda pueda refinanciarse con las mismas tasas o incluso con tasas más bajas, pero esa situación no durará por siempre.

¿Qué hará Washington?

Para ayudar a mitigar el riesgo potencial del aumento de las tasas, el Departamento del Tesoro dijo que comenzará a aumentar el promedio de la madurez de las nuevas emisiones de deuda. De esta forma, la deuda que refinancie en los próximos años estará congelada en tasas más bajas por más tiempo.

La administración de Obama ha prometido la creación de un plan de reducción de déficit que pretende bajar los déficits anuales a sólo el 3% del PIB durante los próximos años, por debajo del 4% o 5% proyectado actualmente.

Si eso ocurre, los 4.8 billones de dólares en pagos de intereses que estima la CBO para la próxima década podrían reducirse si las tasas de interés no aumentan como espera la misma institución.

"Habrá menos deuda en pie que la que habría si no bajamos el déficit. También podría reducir (el promedio de las tasas de interés de las deudas) pues una menor deuda se traduce en menor presión sobe las tasas de interés", dijo William Gale, codirector del Centro de Políticas Fiscales.

Pero que puedan lograrlo en pocos años durante la recuperación económica es un asunto distinto. "Incluso con el presupuesto (2010) del presidente, tal como fue evaluado por la CBO, ni siquiera nos acercamos a eso", dijo Gale.

Esto podría significar que el las propuestas presupuestales 2011 del presidente tengan que hacer varios cambios para acercarse al objetivo de 3%. Esto implica cambios impopulares como aumentos en los impuestos y reducción de costos.

Los halcones del presupuesto esperan que el presidente formule una comisión para la reducción del déficit, la cual pueda pensar en soluciones para reducir el déficit y proponga legislaciones a las que los legisladores sólo puedan aprobar o vetar. La razón es que no hay voluntad política para tomar decisiones fuertes, sobre todo en un año de elecciones intermedias.

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