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Wall Street no hace amigos, crea riqueza

Hace 10 años se alcanzó la cima de la burbuja que estallara la primera crisis de este milenio; desde entonces Wall Street no ha cambiado, su tarea no es ayudar a un país o al mundo.
mié 03 marzo 2010 06:01 AM
Luego de la crisis financiera, las empresas necesitan mantenerse enfocadas en su estructura de costos o corren el riesgo de no lograr una recuparación robusta. (Foto: Archivo)
inversion-lupa-mercado (Foto: Archivo)

Salgan de la rutina, porque es momento de celebrar (¿o lamentar?) el 10° aniversario de uno de los eventos financieros épicos de nuestra época: la cima de la enorme burbuja de las acciones de marzo de 2000. Ese fue el mes en que los índices Nasdaq, Standard & Poor's 500 y Wilshire 5000 lograron nuevos puntos máximos, y después cayeron como nunca (los industriales del Dow crecieron ese enero, pero a nadie le importaron sus insignificantes 30 acciones).

Y no, no están leyendo otro artículo sobre "la década del infierno" y los 3.6 billones de dólares del valor del mercado de acciones que, según Wilshire Associates, se desvanecieron desde que el índice Wilshire 5000 llegó a su clímax el 24 de marzo de 2000, (el S&P también llegó a su punto máximo el mismo día, dos semanas después de que lo hiciera Nasdaq).

Lo que quiero es mostrarles cómo, aún cuando cambió la opinión general de Wall Street y de los mercados y del papel del Gobierno de Estados Unidos, las instituciones involucradas no han cambiado , y tal vez nunca lo harán. Como inversionistas, o como simples ciudadanos, deben recordar eso.

El asunto está así: por una generación (de agosto de 1982 a marzo de 2000), las acciones estadounidenses tuvieron su mejor condición en la historia. El S&P daba rendimientos de casi 20% al año, incluyendo los dividendos reinvertidos. Ustedes duplicaron su dinero en menos de cuatro años, y lo cuadruplicaron en poco más de siete años. La gente puede acostumbrarse a eso, y durante una generación, muchos lo hicieron. El crecimiento de las acciones ayudó a pagar los retiros, universidades, y a balancear los presupuestos federales y estatales. No ahorramos, pero a nadie le importa, porque el mercado nos estaba haciendo ricos.

Pero eso llegó a su fin hace una década, aunque el S&P y Wilshire marcaron nuevos puntos altos en 2007 antes de volver a hundirse. Ahora, con Wilshire y el S&P, 21% y 27% abajo respectivamente de sus puntos altos de 2000 (al cierre del mercado el lunes pasado), y con el Nasdaq repleto de acciones tecnológicas un 55% abajo, el amorío de Estados Unidos con los papeles se convirtió en una relación de odio. La gente también odia a Wall Street por razones obvias y entendibles. Durante el mercado alcista todos participamos, pero ahora, con millones de personas afectadas por la Gran Recesión, las empresas ya se despreocuparon, y apenas se molestan en pagar a los contribuyentes que ayudaron a rescatar al sistema financiero mundial.

Pero no deberían ni amar como hace 10 años ni odiar como ahora a Wall Street; sólo deben entender que el objetivo de éste es hacer dinero para sí mismo, no ayudar a un país o al mundo entero. 

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Asimismo, la Reserva Federal ( amada durante los días de gloria de Alan Greenspan y ahora odiada por todos ) sigue siendo lo que fue desde su fundación en 1913: guardiana del sistema financiero. Esto significa mantener vivas a las instituciones, y fue lo que hizo hace dos años, cuando el fracaso financiero mundial se vio cerca, y hubiera costado millones de empleos. Eso ocurrirá de nuevo si se acerca otra.

En retrospectiva, la Reserva Federal (Fed) y el departamento del Tesoro fueron muy buenos con las grandes compañías de Wall Street, pero había pánico, y el Gobierno hizo lo mejor que pudo. Aunque no fue suficiente, fue mejor que haber dejado que el mundo financiero colapsara.

Sin importar cuántas "reformas financieras" se aprueben en Washington, Wall Street encontrará la forma de sacar ventaja a expensas nuestras. Eso es lo que hace, y para defendernos debemos cuidarnos a nosotros mismos, y recordar que no hay tal cosa como comidas gratis ni inversiones de bajo riesgo y de altos rendimientos ( ¿se acuerdan de Madoff? ). No se vuelvan codiciosos como lo hicieron muchas personas durante los últimos momentos del mercado alcista porque a las acciones les ha ido muy bien por mucho tiempo.

El mercado no era benigno durante los años alcistas, y no es maligno ahora. Sólo es... el mercado. Él se cuida a sí mismo, y es mejor que ustedes también se cuiden viviendo por debajo de sus medios, haciendo su tarea y siendo cuidadosos y escépticos. Eso, amigos míos, es la verdadera lección que deben aprender en este aniversario.

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