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El mundo crecerá 4.25% en 2010: FMI

El crecimiento de los países emergentes, como México con 4.2%, superará a países desarrollados; las economías emergentes avanzarían 6.25%; las avanzadas crecerían un 2.25% en este año.
mié 21 abril 2010 08:06 AM
Existen alrededor de 3 millones de microempresas en México. (Foto: Jupiter Images)
crecimiento-economia-bloques-recuperacion-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

Durante 2010 y 2011 la economía mundial registrará un crecimiento del 4.25%, destacando las economías emergentes, sobre las naciones desarrolladas, revela el estudio "Perspectivas de la Economía Mundial" del Fondo Monetario Internacional (FMI). "En este momento se prevé que las economías avanzadas crecerán a una tasa del 2.25% en 2010 tras una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de más del 3% en 2009 y 2.5% en 2011", dijo el FMI.

Mientras que el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo superará el 6.25% en dicho período, señala el documento del organismo internacional, divulgado este miércoles.

El organismo internacional espera que México crezca 4.2% este año, cifra superior a su pronóstico anterior; para 2011 prevé una expansión del PIB de 4.5%.

Para Estados Unidos, el FMI aumentó su previsión a 3.1% para este año y 2.6% en 2011.

La recuperación en curso de las principales economías avanzadas será relativamente débil, en comparación con las reactivaciones que siguieron a las recesiones anteriores, indica el organismo.

Las perspectivas de la actividad siguen siendo inciertas , aunque varios riesgos se han moderado. En general, los riesgos se sitúan a la baja, y los vinculados al aumento de la deuda pública en las economías avanzadas son ahora mucho más evidentes.

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A corto plazo, el principal riesgo, si no se combate, es que los temores del mercado en torno a la solvencia y la liquidez soberanas de Grecia puedan transformarse en una crisis de deuda soberana propiamente dicha y, además, contagiosa.

La principal inquietud es que el margen de maniobra de la política económica en muchas economías avanzadas ya se encuentra en gran medida agotado o es más limitado, exponiendo estas frágiles recuperaciones a nuevos shocks.

Considerando el elevado monto de deuda pública acumulada durante esta recesión, en muchas economías avanzadas las políticas de salida deben hacer hincapié en la consolidación fiscal y el saneamiento del sector financiero. De esa manera, se podría seguir aplicando una política monetaria acomodaticia sin generar presiones inflacionarias ni inestabilidades en los mercados financieros.

En las economías emergentes y en desarrollo, los objetivos prioritarios dependerán del margen de maniobra disponible en el ámbito fiscal y del saldo en cuenta corriente.

La contracción de la actividad y las medidas de estímulo alimentaron los déficits fiscales de las economías avanzadas, empujándolos a alrededor de 9% del PIB.

De mantenerse las políticas fiscales actuales, el FMI prevé que en otras economías la relación deuda/PIB supere el 100% en 2014, es decir, unos 35 puntos porcentuales del PIB más que antes de la crisis.

De cara al futuro, si la evolución macroeconómica ocurre según lo previsto, la mayoría de las economías avanzadas debería emprender una consolidación fiscal significativa en 2011. Las economías necesitan formular e implementar con urgencia estrategias de ajuste fiscal que respalden el crecimiento potencial e incluyan plazos claros para reducir las relaciones deuda bruta/PIB a mediano plazo, señala el estudio.

Junto con la consolidación fiscal, el avance en el saneamiento y la reforma del sector financiero es una prioridad máxima para una serie de economías avanzadas a fin de sustentar la recuperación.

Además, las ineficiencias de los mercados financieros y las fallas de la regulación y de la supervisión desempeñaron un papel importante durante la crisis y necesitan resolverse para construir un sistema financiero más sólido.

Para que la economía mundial sustente una trayectoria de crecimiento dinámico, las economías que registraban déficits externos excesivos antes de la crisis deben sanear las finanzas públicas de tal forma que se frene el deterioro de la demanda y del crecimiento potencial. Simultáneamente, las economías con superávits excesivos deben crear nuevas fuentes de demanda para respaldar el crecimiento.

 

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