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Aseguremos la igualdad de Oportunidades

El programa ha mostrado avances y éxitos reconocidos a nivel mundial, dicen expertos del CEEY; sus resultados aún no aseguran la extinción de la pobreza extrema, y sólo dan una mejora ‘relativa’.
sáb 05 junio 2010 06:03 AM
Los resultados de los programas de asistencia se miden por el aumento de la calidad de vida del beneficiado, y por su avance social. (Foto: Jupiter Images)
pobreza pobre dinero falta sucio (Foto: Jupiter Images)

En 1997, con la instrumentación de Progresa (ahora Oportunidades ) México se convirtió, primero, en un laboratorio, y después, en un referente mundial en la política de combate a la pobreza a través de los llamados programas de transferencias condicionadas (CCTs por sus siglas en inglés). El diseño de los CCTs buscan cumplir con dos objetivos principales: (1) reducir la pobreza en el corto plazo a través de transferencias y (2) aumentar la inversión en capital humano de la generación más joven para romper con la transmisión intergeneracional de la pobreza.

Los dos objetivos de los CCTs son temas centrales para la investigación en movilidad social. Para esta área de estudio existen dos tipos de análisis: la movilidad absoluta y la movilidad relativa. La primera se refiere al mejoramiento (empeoramiento) general en las condiciones de vida de una población. Mientras que la movilidad relativa se da cuando la posición en la escala socioeconómica de los hijos mejora (empeora) con respecto a la de los padres, esto, independientemente de que hayan o no mejorado (empeorado) sus condiciones de vida.

Oportunidades es un programa que condiciona la entrega de recursos monetarios a los hogares a chequeos médicos regulares de los menores y mujeres embarazadas y a que los menores asistan a la escuela. Con relación a la dimensión escolar, la literatura destaca que el logro educacional es el principal vehículo de ascenso social con independencia de la posición de origen, además de ser la manera más eficiente con la que cuentan los padres para asegurar el futuro de sus hijos. Sin embargo, la asistencia escolar de los menores miembros de los hogares en pobreza no garantiza lo anterior, ya que los estándares mínimos de calidad de la educación en México no están asegurados.

En un estudio de Cárdenas y Malo (en prensa) se encuentra que de 1950 a 2006 el logro económico de los hogares mexicanos ha estado alineado con el crecimiento económico del país, y dado que este último ha sido positivo, el país ha logrado una movilidad absoluta ascendente. Sin embargo, los resultados también muestran que la movilidad relativa ha sido limitada. Para identificar si Oportunidades logrará potenciar las posibilidades de movilidad relativa ascendente para la población en pobreza extrema, es necesario utilizar medidas de escolaridad (capital humano) más adecuadas que la asistencia escolar, en este caso, los años de escolaridad terminados y el aprendizaje de los beneficiarios. Una evaluación reciente de Oportunidades muestra que un niño (niña) de entre 15 y 16 que haya permanecido en el programa por 5 años (7 años) incrementó su escolaridad en un año.  Por otro lado, resulta preocupante el hecho de que el programa parece no tener un efecto en las calificaciones de exámenes estandarizados (al menos en las evaluaciones iniciales): los beneficiarios tienen (o carecen de) los mismos conocimientos que los no-beneficiarios.  El resultado más alentador se refiere a desarrollo cognoscitivo a edades tempranas (edad preescolar), lo cual es indicativo de una estrategia interesante a seguir en este tipo de programas.

Dado que Oportunidades apenas tiene un poco más de diez años en operación, resulta complicado establecer si el programa tendrá un impacto positivo en la movilidad relativa ascendente. Sin embargo, existen resultados no tan alentadores. Rodríguez-Oreggia y Freije ("Evaluación de impacto sobre empleo, salarios y movilidad ocupacional intergeneracional del Programa Oportunidades", Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008), por ejemplo, encuentran que el programa no tiene efectos en la movilidad laboral y los ingresos de los jóvenes beneficiarios. Por otro lado, Ibarrarán y Villa (el documento se puede leer dando click) encuentran que el programa tiene en promedio efectos positivos en la educación, pero estos efectos pueden llegar a ser negativos dependiendo de la duración de la exposición al programa. En el caso de los salarios, una mayor duración en el programa no parece estar relacionada con mayores salarios para los beneficiarios.

En conclusión, de los resultados de las evaluaciones de largo plazo se pueden inferir factores que permitirán la movilidad relativa ascendente. Por el lado de la oferta, es necesario incrementar la calidad de la educación para evitar que el ingreso permanente esperado de aquéllos que abandonan el programa esté por encima del ingreso permanente esperado de los beneficiarios. Otra forma de mejorar la calidad de los jóvenes egresados de Oportunidades y prepararlos para su ingreso al mercado laboral es a través de programas de capacitación laboral, los cuales pueden estar directamente vinculados con las necesidades de los distintos sectores productivos.  Por el lado de la demanda se vislumbra el mayor reto. Para asegurar la inserción laboral en igualdad de condiciones de los beneficiarios del programa es necesario que en el país se establezcan políticas para promover un crecimiento económico sostenido.

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* Eva Olimpia Arceo actualmente realiza una Estancia Posdoctoral en el Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México. Roberto Vélez Grajales es Investigador del CEEY.

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