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Strauss-Kahn, clave en rescate de Europa

Como director del FMI, el francés acusado de abuso sexual se la jugó como soporte de la zona euro; su renuncia llegó cuando la Unión Europea enfrenta un recrudecimiento de la crisis de deuda.
lun 30 mayo 2011 06:16 PM
Strauss-Kahn criticó la lenta y poco sistemática respuesta de Europa a la crisis de deuda que inició en Grecia. (Foto: AP)
Strauss (Foto: AP)

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Europa parece haber perdido el liderazgo de Dominique Strauss-Kahn en su hora más crítica.

El carismático ex ministro de Economía de Francia ha actuado como un imperturbable administrador de crisis al influir sobre Atenas, Berlín, Francfort y Bruselas desde que la crisis de deuda soberana de la zona euro explotó en 2009.

También ha sido un defensor consistente y un articulador de una mayor integración europea, centrada en el bloque de la moneda única.

Strauss-Kahn se la jugó como soporte de la zona euro como ningún director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) lo había hecho antes. Usó su posición para convencer, y a veces hasta para regañar, a los gobiernos europeos más reacios a una unión fiscal mayor.

Su impactante renuncia tras las acusaciones de agresión sexual en contra de una mucama de hotel en Nueva York, acto que él niega, llegó en el peor momento para una Unión Europea (UE) que hoy enfrenta un recrudecimiento de la crisis de deuda y una ola de contagio de furioso nacionalismo.

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"Ya lo echamos muchísimo de menos. Sólo hay que ver el descalabro de esta semana con Grecia", dijo un alto funcionario de la UE.

Con el vacío político de su alto puesto, que tardará semanas en llenarse, el FMI muestra señales de revertir su postura hacia una más apegada a las normas y más cautelosa, lo que eleva el riesgo de una desordenada moratoria griega que puede tener consecuencias sistémicas.

El FMI dijo la semana pasada que no entregaría el siguiente tramo de ayuda para que Grecia se mantenga a flote, previsto para fines de junio, a menos que la UE garantice todas las necesidades de financiamiento de Atenas por los próximos 12 meses, algo que sería muy poco probable.

"Si hubiera un líder político fuerte al mando, esta persona podría ser capaz de dirigir el curso y tender puentes, pero vemos que la institución se ha vuelto más conservadora y está guiándose por el libro y volviéndose contraria al riesgo", dijo Domenico Lombardi, ex miembro del directorio ejecutivo del FMI.

"Strauss-Kahn estaba dispuesto a poner dinero, a precomprometer recursos del FMI de una manera sin precedentes, para apoyar a la zona euro. No dudaba en imponer su autoridad frente al directorio del FMI", agregó Lombardi, experto del Brookings Institution en Washington.

Pero algunos analistas, principalmente de Estados Unidos y Reino Unido, han planteado que sería mejor que el próximo jefe del FMI venga de fuera de la zona euro, precisamente para adoptar una postura más dura y menos indulgente frente a la crisis de deuda.

El único candidato declarado que encaja con ese perfil es el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

Lagarde, la favorita 

Las nominaciones de candidatos para suceder a Strauss-Kahn deben estar registradas antes del 10 de junio, y se espera que la elección se realice el 30 de ese mes, pero tomaría algún tiempo para que el nuevo titular asuma.

Como está la situación, la actual ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, es la enorme favorita tras asegurar el apoyo unánime de la UE y de señales privadas de respaldo de Estados Unidos y China, según diplomáticos.

Lagarde cuenta con herramientas de manejo y comunicaciones, pero carece de experiencia en economía.

Defensor de audaces medidas 

Strauss-Kahn criticó reiteradamente la lenta y poco sistemática respuesta de Europa a la crisis de deuda que comenzó en Grecia y que se ha extendido hasta ahora a Irlanda y Portugal, obligando a aprobarles rescates cada vez más impopulares en el norte de Europa.

El francés, junto con su compatriota, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, jugó un rol decisivo en convencer a la canciller Angela Merkel de apoyar el rescate financiero a Grecia después de meses de rechazarlo.

"Cada día que se pierde la situación va de mal en peor. Si no arreglamos esto en Grecia, podríamos tener un sinnúmero de consecuencias en la UE", dijo Strauss-Kahn tras una reunión clave el 28 de abril del 2010.

Pese a la oposición germana, Strauss-Kahn abogó por un fondo de rescate de la zona euro más grande a fin de ser usado de manera más flexible y rescatar así a países en dificultades antes de que se hundieran.

No tuvo miedo al defender audaces soluciones al estilo federal, tales como fijar políticas económicas más centralizadas en Europa, un solo asiento para la zona euro en foros globales como el propio FMI y un mayor presupuesto común de la UE.

Como ministro de Finanzas en el cambio de siglo, Strauss-Kahn sugirió a su par alemán, Hans Eichel, juntar los asientos de Francia y Alemania en el directorio del FMI como un primer paso hacia un sillón único europeo, con un alemán como el primer representante conjunto.

El ministro de Relaciones Exteriores de Francia en ese momento, Hubert Vedrine, rechazó la idea al argumentar que pondría presión sobre París para que dejara su asiento permanente y con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Alemania finalmente rechazó la iniciativa.

En privado, Strauss-Kahn aplaudió la iniciativa de emitir bonos comunes de la zona euro para reducir los costos de endeudamiento de los estados más débiles, siempre y cuando aceptaran duras metas de reducción de déficit.

"Una unión monetaria internacional sólo puede sobrevivir si tiene fuertes mecanismos de coordinación fiscal que entregan los beneficios macroeconómicos claves de una unión fiscal".

"Mi principal mensaje es que debe dársele un mayor rol en las políticas fiscales nacionales al centro de la Unión Monetaria Europea si quiere convertirse en una unión monetaria más eficaz y resistente", sostuvo en una conferencia en Bruselas en septiembre pasado.

Estas opiniones son impopulares entre los gobiernos de los principales países miembros, que quieren cortarle las alas a Bruselas y frenar el gasto de la UE.

Pero Strauss-Kahn estaba convencido de que Europa necesitaba dar otro salto como unión monetaria hacia un federalismo fiscal a fin de hacer que el euro funcionara más adecuadamente y fuera más relevante a nivel global, de este modo se evitaría quizá el eventual colapso de la moneda única.

Sin su presencia como jefe del FMI, o como presidente de Francia, las posibilidades de que tales ideas se apliquen parecen cada vez menores.

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