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Fallece Rubén Aguilar Monteverde

El consejero empresarial fue asesor de compañías como Grupo Carso, Alfa, Cinépolis y Kuo; Aguilar Monteverde dedicaba la mayor parte de su tiempo a la filantropía.
lun 19 diciembre 2011 02:52 PM
Rubén Aguilar Monteverde fue director de la Asociación Nacional de Banqueros de México de 1976 a 1977. (Foto: Alfredo Pelcastre/MondaPhoto)
ruben aguilar monteverde (Foto: Alfredo Pelcastre/MondaPhoto)

El consejero empresarial mexicano Rubén Aguilar Monteverde falleció este lunes a la edad de los 87 años, confirmaron fuentes allegadas al asesor.

Aguilar Monteverde nació en Hermosillo Sonora, y durante su trayectoria en la iniciativa privada participó en más de 50 consejos de diversas empresas mexicanas.

Su vida profesional inició a los 15 años cuando en Navojoa, Sonoroa, comenzó a laborar en el Banco Nacional de México (ahora Banamex) haciendo los estado de cuenta de los clientes.

Aguilar Monteverde laboró durante 43 años en el banco donde dirigió el Consejo de Administración durante la expropiación de la banca en 1983.

El directivo también fungió como consejero de Cinépolis, donde ingresó en 2005, y vivió la expansión de la cadena de cines.

Rubén Aguilar Monteverde concedió su última entrevista a la revista Expansión  en el tercer trimestre de 2011, donde hizo un extenso repaso a su vida como administrador, banquero y propulsor de empresas mexicanas desde conglomerados industriales como KUO hasta fundaciones sin fines de lucro como la Fundación Mexicana para las Enfermedades Hepáticas.

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¿Cómo se deben tomar las decisiones en el mundo de los negocios actual?

Primero con información. Si no hay la suficiente información es una audacia pretender tomar una decisión. Y qué es la información, según las circunstancias. Con información transparente, confiable y con talento, que quiere decir el tener conciencia de tomar la decisión.

¿Cuáles son sus grandes pasiones? ¿qué colecciona?

Nunca he sido un hombre de negocios, sino un profesional. Lo que he tenido en mi vida lo he usado para disfrutarlo no para acumularlo. No para hacer inversiones en negocios. Por ejemplo, me gusta la pintura, pero me gusta la pintura que me gusta. Nunca he comprado una pintura porque va a valer más. La he comprado porque me gusta, porque la quiero disfrutar. Por ejemplo, es común que cambie de lugar las cosas que tengo en mi casa, porque si no acabo por no verlas. Si las cambio de lugar, las vuelvo a disfrutar. Si lo hago, quito todo, arreglo la pared y pongo otro tipo de cosas. Disfruto mucho los fines de semana en Tepoztlán. Mientras estuve en el banco, no tuve tiempo de disfrutar. Cuando me jubilé, decidí que si podía debía tener algún lugar fuera de la Ciudad de México para que mis hijos, nietos tuvieran esa posibilidad de disfrutar ese tipo de cosas. Disfruto mucho ir a Tepoztlán los fines de semana. Si ellos van disfruto más, si no van no pasa nada. Va el que puede. Pero está para la familia. No lo tuve mientras fui banquero, es para la familia. Ni aspiraba a tenerlo, pero cuando me retiré pensé que esto sería una buena forma de disfrutar la vida.

Mi casa la disfruto así. Cuando me retiré decidí que no iba a rentar una oficina. Mi casa la iba a convertir en mi hogar y desde aquí trabajo desde el primer día en que me retiré.

Lee aquí parte de la conversación

Con información de Daniela Clavijo

   

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