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México libra contagio europeo… por ahora

El FMI dejó prácticamente sin cambio su estimado de crecimiento para el PIB mexicano en 2012; el organismo prevé que la economía se expandirá 3.5%, una décima menos que su pronóstico anterior.
mar 24 enero 2012 01:04 PM
 El FMI anticipa un menor crecimiento económico mundial y a México lo deja prácticamente sin cambio. (Foto: Thinkstock.)
PIB FMI Crecimiento (Foto: Thinkstock.)

En un entorno económico mundial en el que las perspectivas de corto plazo se han deteriorado considerablemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó ligeramente este martes su estimado de crecimiento para la economía mexicana.

En su revisión sobre las Perspectivas de la Economía Mundial, el organismo financiero bajó en una décima su pronóstico de expansión para México y ahora estima que el crecimiento en 2012 será de 3.5%, similar al previsto por el Gobierno federal.

El FMI redujo su previsión de crecimiento para la economía mundial a 3.3% desde el 4% pronosticado en septiembre de 2011, de acuerdo con el documento.

La variación de -0.7 décimas se debe a la previsión de que la economía de la eurozona entre en una recesión moderada en 2012 "como resultado de un aumento en los rendimientos de la deuda soberana y el impacto de consolidación fiscal adicional".

"Los estimados del FMI van muy en línea con muchos de los pronósticos que se han dado a conocer recientemente", dice el economista en jefe de Scotiabank, Mario Correa. Además, considera que para Mexico el principal problema no está en los flujos comerciales hacia Europa, sino en los flujos financieros.

"Si en Europa hay mayor desorden en los mercados financieros, eso va a representar un disparo en la percepción de riesgo global; cuando eso ocurre los inversionistas buscan refugio en activos que consideran más seguros y normalmente se secan los recursos disponibles para mercados emergentes, eso sí podría implicar menores flujos hacia México", puntualiza.

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El impacto de esa acción repercutiría en las variables financieras, especialmente tipo de cambio y tasas de interés, y es por ese flanco que vendría el principal riesgo para México. Aunque destaca que en la medida en que los problemas en Europa también afecten el ritmo de actividad económica en EU, "ahí sí tendríamos un impacto más claro para la economía mexicana".

Las proyecciones actualizadas del FMI apuntan a una desaceleración de la actividad mundial, pero no a su colapso. Según las estimaciones, la mayoría de las economías avanzadas evitará una nueva recesión, mientras que las economías emergentes y en desarrollo ven desacelerarse el fuerte ritmo de la actividad.

Sin embargo, este pronóstico parte del supuesto de que en la zona del euro las autoridades redoblan sus esfuerzos para hacer frente a la crisis. Como resultado, las primas de los bonos soberanos se estabilizarían alrededor de los niveles actuales y volverían a la normalidad a comienzos de 2013.

Además, aclara el organismo internacional, las políticas logran contener el desapalancamiento de los bancos de la zona del euro. El crédito y la inversión en dicha zona se contraen sólo moderadamente, con escasas repercusiones en otras regiones por los canales financieros y comerciales.

En general, ahora se proyecta que la actividad en las economías avanzadas se expandirá 1.5% en promedio en 2012-13. Dada la profundidad de la recesión de 2009, estas tasas de crecimiento son demasiado lentas como para dar lugar a una reducción marcada del desempleo, que es muy alto.

El FMI prevé que en 2012-2013 las economías emergentes y en desarrollo crecerán en promedio un 5.75, lo que representa una desaceleración significativa con respecto al crecimiento de 6.75% registrado en 2010-2011.

Dicho crecimiento será aproximadamente medio punto porcentual inferior al proyectado en la edición de septiembre de 2011 de Perspectivas de la economía mundial y se debe a un deterioro de las condiciones externas, así como a una desaceleración de la demanda interna en economías emergentes clave.

El organismo financiero advierte que los riesgos a la baja se derivan de varias fuentes. El más inmediato es la intensificación de las interacciones negativas entre las presiones de financiamiento de las entidades soberanas y los bancos en la zona del euro, cuya consecuencia es un proceso de desapalancamiento de los bancos mucho mayor y más prolongado y contracciones considerables del crédito y el producto.

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