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Cómo Francia puede salvar al euro

Los mercados han comenzado a digerir el triunfo de Hollande, que critica los planes de austeridad; una integración fiscal y la emisión de eurobonos podrían ser una mejor opción a largo plazo.
vie 11 mayo 2012 06:02 AM
Hollande cree que el crecimiento económico es la única manera de sacar a su país de la crisis económica actual. (Foto: Reuters)
francois hollande

Las elecciones en Francia y en Grecia el fin de semana pasado han creado una crisis de confianza que eventualmente podría ahogar el euro e impulsar al continente hacia una recesión más profunda. Las conversaciones acerca de romper acuerdos pasados y regresar al despilfarro no son lo que Wall Street y los mercados necesitan oír en este momento y sólo servirán para fomentar la fuga de capitales de la zona euro.

Toda esta incertidumbre confirma que se necesita una solución más concreta a la crisis del euro, una que implique una unión económica mucho más estrecha; algo que, lamentablemente, parece cada vez más insostenible. Pero antes de que una solución permanente pueda echar raíces, es necesario restaurar la confianza del mercado hacia la eurozona. Wall Street está en busca de que los nuevos gobiernos digan al menos que van a operar dentro del marco de los acuerdos establecidos por sus predecesores y que estén comprometidos con el euro. Después de eso, se podrá hablar de emitir 'eurobonos' y de transferencias de recursos dentro de la zona.

Ahora, los mercados ya han digerido la realidad de que el próximo presidente de Francia será del Partido Socialista y que el sistema político de Grecia ha caído en el caos total . Mientras que lo primero era previsible, lo último causó un poco de sorpresa. El voto del pueblo griego nació de la frustración pura (lo cual es totalmente comprensible), no otorgando a ninguno de los partidos políticos tradicionales la mayoría suficiente en el parlamento como para formar un gobierno.

Pero el caos en el sistema político griego eventualmente decrecerá. Los griegos probablemente llegarán a las urnas de nuevo el 10 de junio, una vez que quede claro que ninguno de ellos puede improvisar una coalición ganadora. Por lo tanto, la elección del fin de semana pasado será considerada como una especie de voto de primera ronda en el que la gente votó emocionalmente en vez de votar de manera estratégica.

Los dos partidos tradicionales, el partido de centro-derecha Nueva Democracia y el partido de centro-izquierda PASOK, probablemente conseguirán suficientes votos en las próximas elecciones para formar un gobierno de coalición, ya sea con un partido más pequeño con inclinaciones ideológicas similares, o con el otro. Aunque ambos han dicho que buscarán cambios en el acuerdo de rescate financiero del país con el fin de bajar el tono de los programas de austeridad requeridos, ambos están comprometidos con el euro, por lo que probablemente harán lo que se necesite para permanecer en el club.

En Francia, Francois Hollande se está preparando para abrir una era de socialismo. Han pasado diecisiete años desde que un presidente del Partido Socialista ha residido en el Palacio del Elíseo. En aquel entonces, existían temores de que el presidente, Francois Mitterrand, invitara al ejército soviético a desfilar por los bulevares de París durante su toma de posesión. Por supuesto, nada de eso ocurrió y Francia siguió siendo una fuerte economía de libre mercado.

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Hollande cree que el crecimiento económico es la única manera de sacar a su país de la crisis económica actual. Tiene razón en ese punto. Pero también cree que el crecimiento sólo puede lograrse a través del gasto masivo del gobierno y de la cancelación de la mayoría o todas las medidas de austeridad para la reducción de deuda que el presidente francés Nicolas Sarkozy había acordado en el 'Pacto Fiscal' con la Unión Europea.

Eso sería un error. Los nuevos gobiernos de Francia y Grecia tienen que entender que el crecimiento económico y la austeridad del gobierno no son mutuamente excluyentes. El tipo de crecimiento que proviene del gasto público, especialmente el crecimiento del empleo, sólo puede sostenerse si el sector privado crece a un ritmo lo suficientemente rápido como para apoyarlo. Si no es así, cualquier ganancia sería temporal y sólo se añadiría a la carga de la deuda. Se trata del uso eficiente de los recursos. Gastar miles de millones de euros en contratar de nuevo a miles de trabajadores gubernamentales improductivos que producen poco valor para la economía general del país no es lo mismo que gastar miles de millones de euros en la construcción de motores del crecimiento económico que sean auto sostenibles, como un campus de investigación o un fondo para financiar nuevas empresas.

Pero todas esta habladuría acerca del crecimiento en vez de la austeridad sólo aborda los problemas económicos a corto plazo que afectan a Grecia, a Francia y al resto de la eurozona y omite los problemas estructurales que provocaron esta crisis de la deuda soberana en primer lugar. Esta crisis no terminará hasta que los 17 miembros del euro integren plenamente sus políticas fiscales y monetarias. Esto, por supuesto, significaría una transferencia masiva de soberanía que la mayoría de los gobiernos de la zona euro encuentran difícil de aceptar.

Sin embargo, Hollande dijo que está a favor de que el Banco Central Europeo (BCE) emita 'eurobonos' para apoyar a los miembros de la eurozona que estén teniendo problemas para financiarse a sí mismos en el mercado abierto. Esta sería una alternativa al programa LTRO del BCE, que actualmente funciona inundando a los bancos con dinero barato para comprar bonos soberanos, como un paso en un mecanismo para financiar a muchos gobiernos de la eurozona. El programa LTRO es lo único que evita que las tasas de interés de los bonos soberanos de países como Portugal, España e Italia lleguen a altos niveles insostenibles.

Pero el programa LTRO es sólo una medida temporal que no puede continuar sin provocar eventualmente una hiperinflación. La emisión de eurobonos, respaldados por los 17 miembros sería una solución más duradera, pero no podría funcionar a menos que todos los miembros tengan un régimen fiscal común. Eso es porque significaría una mezcla conjunta de la deuda y una transferencia de riesgos en toda la zona euro. Ese tipo de confianza sólo puede ocurrir si todos los miembros de la eurozona se encuentran en la misma página en su opinión acerca del gasto.

Por lo tanto, Hollande tiene razón en apoyar los eurobonos, ya que sería el primer paso real para la solidificación de la unión monetaria, pero no está claro si tiene idea de lo que se necesitaría para hacer eso una realidad. No sólo tendría que convencer a su propio gobierno de ceder el control fiscal, sino también tendría que convencer a otros miembros de la eurozona de hacer lo mismo, entre ellos Alemania, que se opone vehementemente a la idea . Pero antes de todo eso, necesitará asegurar a los mercados y a otros miembros de la eurozona que Francia es solvente y que está comprometido a poner su casa fiscal en orden. Eso significa que el nuevo presidente de Francia tendrá que utilizar la tarjeta de crédito nacional con moderación, mientras trata de volver a encender el motor del crecimiento económico del país.

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