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Bruni cederá su sitio a una periodista

Contrario a la ex modelo, las raíces de la pareja del próximo mandatario francés son más modestas; Valerie Trierweiler conoció a Francois Hollande cuando cubría la fuente del Partido Socialista.
sáb 12 mayo 2012 04:55 PM
Carla Bruni se casó con Sarkozy después de que éste se divorciara de su segunda esposa estando en el cargo de presidente. (Foto: AP)
bruni (Foto: AP)

La historia es digna del libreto de una película francesa. Carla Bruni, la polémica supermodelo con aspiraciones de cantante, dejará de ser primera dama para ceder su lugar a una periodista, dos veces divorciada, quien es pareja del que será el nuevo presidente, pero no está casada con él, algo inédito en la historia del país. Y mientras Valerie Trierweiler se prepara para asumir su nuevo papel junto con el presidente electo Francois Hollande, hay ojos atentos a la mujer a quien dejó el futuro mandatario para relacionarse con su nueva pareja.

Se trata de Segolene Royal, madre de los cuatro hijos de Hollande y ex candidata a la presidencia, quien busca ahora también su tajada de poder político.

¿Qué pasa en Francia, la tierra de los protocolos oficiales y sociales? ¿Figurará el nombre de Trierweiler en las invitaciones formales a los actos presidenciales, pese a que no es la esposa de Hollande?

La respuesta es simple. Será el jefe de Estado quien lo decida. Entonces, ¿cuál es el problema?

La intriga, el amor perdido y reencontrado, así como las luchas de poder acompañaron a Hollande y a Trierweiler en el camino hacia el triunfo electoral. Hollande recibirá el poder de manos de Nicolas Sarkozy el 15 de mayo.

Hollande besó en la boca a Trierweiler en la fiesta por la victoria en la Bastilla, ante la mirada de miles de espectadores jubilosos.

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Los pasos de Carla

Bruni, quien se casó con el ahora mandatario saliente después de que éste se divorciara de su segunda esposa estando en el cargo, pareció adaptarse muy bien a las funciones de primera dama.

Sus aventuras románticas del pasado con Mick Jagger y Eric Clapton quedaron casi en el olvido, y la esposa de Sarkozy optó por una postura discreta como primera dama. Esa actitud y su belleza encantaron a otros jefes de Estado.

Algunos piensan que Trierweiler podría hacerlo incluso mejor.

"Valerie es perfecta. Es muy francesa. Es lo que ven las mujeres francesas en sí mismas... Conservó una distancia respetuosa respecto de Hollande durante la campaña y tuvo también su trayectoria profesional, algo que la gente respeta", escribió Rebecca Voight, periodista de modas con sede en París.

El privilegio es lo que describe la vida pasada y presente de la esposa de Sarkozy, nacida en Italia, en el seno de una familia adinerada en Turín.

En cambio, las raíces de Trierweiler son más humildes. Con cinco hermanos, creció en un barrio modesto de Angers, en el poniente de Francia, antes de estudiar ciencias políticas en la Sorbona.

"Yo no elegí tener una vida pública. Yo elegí a Francois, pero me adaptaré", dijo Trierweiler en una entrevista con Paris-Match, publicada en octubre.

La historia de Valerie y Francois

Elegante e inteligente, Trierweiler tiene tres hijos adolescentes, producto de su matrimonio anterior con un colega en la revista Paris-Match. Es 10 años más joven que Hollande, de 57, a quien conoció hace tiempo, cuando cubría la fuente del Partido Socialista, que el ahora presidente electo encabezó durante 11 años, hasta 2008.

La relación floreció a partir de 2005, cuando Royal comenzaba a preparar su candidatura a la presidencia.

Hollande y Royal establecieron un pacto de silencio sobre su deteriorada relación, el cual no se rompió sino hasta que ella perdió las elecciones presidenciales frente a Sarkozy en 2007. Entonces, la candidata derrotada reconoció que había pedido a Hollande abandonar la casa de la familia.

Royal, quien apoyó la campaña presidencial de su ex marido con apariciones esporádicas, quiere ahora una rebanada del pastel político, como líder de la cámara baja del Parlamento, en caso de que los socialistas se impongan en los comicios legislativos de junio.

No hay ya secretos sobre la pareja Hollande-Trierweiler: se besaron en la boca durante la fiesta del domingo en la plaza de la Bastilla, ante la algarabía de miles de simpatizantes.

Trierweiler es conocida por sus propias ideas y labor profesional.

Alentó a Hollande en los actos proselitistas, pero siguió teniendo una oficina en la sede principal de la campaña socialista para garantizar que estuviera al tanto de varios asuntos.

El martes permitió a los periodistas que esperaban frente al apartamento de la pareja en París saber quién manda, al enviar un mensaje por Twitter:

"Gracias a mis colegas por respetar nuestra vida privada y la de nuestros vecinos. Por favor no acampen frente a nuestro hogar".

Algunos enemigos políticos de Hollande lanzaron dardos a la pareja. Un legislador del UMP, el partido conservador de Sarkozy, comparó a Trierweiler con un perro rottweiler, famoso por su bravura.

"Todos estos ataques se distinguen por su bajeza", dijo Trierweiler a Radio Hollande, una estación creada como parte de la campaña presidencial.

En el Eliseo sin casarse

Algunos problemas de índole más personal siguen sin resolverse, incluido el lugar donde residirá la pareja, que quiere permanecer en su apartamento (lo que representaría una pesadilla en materia de seguridad).

Tampoco se sabe si el hecho de que Hollande y Trierweiler no estén casados tendrá algún efecto cuando viajen al extranjero, particularmente a países donde el tema es delicado.

"Esto (casarse) no es algo que puedes hacer con el pretexto de que vas a ser el próximo presidente. La decisión es nuestra", dijo Hollande en una entrevista con la revista Elle.

Trierweiler quiere seguir activa, pese a que ha tenido que dejar su trabajo como reportera política para evitar un posible conflicto de intereses.

En su nuevo papel, estará del otro lado de la relación prensa-Gobierno, pero dice que lleva el periodismo en la sangre.

"Incluso si me quitan mi credencial de prensa, moriré siendo periodista. Está en mi alma", afirmó.

El legado de Carla

Carla Bruni fue objeto de innumerables bromas, incluso de mal gusto, sobre por qué se relacionó con Sarkozy, cuya imagen no es precisamente la de un modelo. En Twitter han abundado comentarios incluso más duros acerca de si dejará a Sarkozy cuando ya no sea presidente.

Además, Bruni debió luchar contra la imagen de la esposa bella conquistada por el hombre poderoso a manera de trofeo, de acuerdo con Robb Young, autor del libro "Power Dressing: First Ladies, Women Politicians and Fashion."

"En el escenario mundial, Carla eclipsó desde luego a otras primeras damas en su momento, pero ello tuvo más relación con el poder de estrella que acumuló durante sus años en el mundo de la moda y con el carisma natural que sin duda ayudó a elevarla a condición de supermodelo desde antes", escribió Young en un correo electrónico.

Los observadores destacan que Bruni tenía fama antes de casarse con Sarkozy, y que tiene una fundación para la lucha contra el sida y otras enfermedades.

"A ella se le recordará siempre por muchas cosas más que por su carrera, comparativamente fugaz, en el Palacio del Eliseo", opinó Young.

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