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La economía, rumbo a una década perdida

Cinco años después de la crisis ‘subprime’, el desempeño mundial promete poca mejoría en el futuro; los economistas están observando que la Gran Recesión dañó el crecimiento de forma permanente.
mar 14 agosto 2012 06:04 AM
En los últimos cino años los inversores se han refugiado en la seguridad de los bonos gubernamentales. (Foto: Archivo)
bonos eu (Foto: Archivo)

Visto desde Londres, Nueva York o Bruselas, el mundo está a medio camino a través de una década perdida. Cinco años después de que la crisis subprime provocara una congelación del mercado financiero y una contracción crediticia global, Gran Bretaña está de vuelta en la recesión, parece que Europa se unirá en breve y el crecimiento de Estados Unidos es pésimo.

Los operadores han respondido virando locamente entre la esperanza por el futuro y el miedo a la realidad actual. En el proceso, han formado un entorno comercial de riesgo activo/riesgo inactivo donde todo, desde las acciones y los bonos hasta las divisas y las materias primas se mueve en conjunto, dificultando aún más ganar dinero.

Los inversores, por su parte, han aprendido una lección severa en los últimos cinco años. Buscan abrumadoramente la seguridad en el refugio de los bonos gubernamentales y en las acciones defensivas, o persiguen los rendimientos, es decir, dividendos y bonos corporativos.

Los responsables de las políticas mundiales están llegando a acuerdos lentamente y de mala gana. El Banco de Inglaterra redujo otra vez esta semana las proyecciones de crecimiento del Reino Unido para dentro de dos años. Ahora prevé un 2.1%, por debajo del 3.4% que había previsto hace apenas seis meses.

Es fácil reírse de las previsiones económicas (las tablas ofrecen un poco de humor negro). Al examinar las previsiones pasadas, es fácil concluir que los economistas -como un ex creador de políticas del Banco de Inglaterra dijo que esta semana-, no tienen ni idea.

Pero los pronósticos importan a los inversores, ya que están implícitos en cualquier decisión de comprar o vender. Las acciones de valor profundo tendrán buen desempeño en un boom, ya que una economía en alza hace que las empresas débiles luzcan saludables. Las grandes empresas aburridas que hacen cosas que todos necesitan tienen mejores resultados en una recesión. Al comprar una por encima de la otra, los inversores están haciendo su propio pronóstico, lo sepan o no. La elección entre acciones y bonos, u oro y metales básicos, involucra un análisis aún mayor de la bola de cristal.

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Los rendimientos de los bonos se recuperaron en el último mes en Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña y otros países seguros . Sin embargo, se mantienen en niveles aterradoramente bajos, con rendimientos negativos en muchos bonos con fechas de vencimiento cortas - de hecho cobrando a los inversores por depositar su dinero de manera segura.

Eso encaja con el patrón de las previsiones económicas. Desde 2007, las previsiones de crecimiento a largo plazo -de seis a 10 años de anticipación- han ido bajando, según Consensus Economics. Los economistas están comenzando a aceptar que la Gran Recesión ha dañado el crecimiento de forma permanente. Ahora se espera que Estados Unidos crezca 2.4% al año, una baja desde casi 3%; la eurozona ha bajado de 2.2% a 1.6%, y Reino Unido, de 2.5% a 2.2%.

Los inversores son más pesimistas. Las rendimientos de referencia de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años han caído 312 puntos básicos a 1.65% en cinco años, algo mucho más que justificado debido a las menores expectativas de crecimiento.

Tal vez los inversores están ignorando los obsoletos modelos de los economistas.

Adaptar estos modelos para considerar la crisis de deuda es "más bien un oscuro arte arcano", dice Mark Cliffe de ING, "no es una ciencia".

Japón ofrece una guía útil del tiempo que les toma a los economistas despertar a la realidad posburbuja. En una fecha tan tardía como 1993, en medio de una recesión y dos años después de que explotara la burbuja de Japón, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que el crecimiento a largo plazo promediaría 4% al año. Desde entonces, ha llegado a 4% sólo una vez, en el pico de la burbuja de las puntocom. El consenso del sector privado es ahora que el crecimiento a largo plazo promediará 0.9%; una depresión semipermanente.

La tabla muestra cómo las previsiones a corto plazo del FMI cayeron durante la década perdida de Japón. Justo a cinco años de su inicio, los pronósticos del sector privado para el crecimiento a largo plazo habían llegado a los niveles en que hoy se ubican para Estados Unidos. Desde entonces, han caído mucho más .

Los inversores que piensan que el occidente se está volviendo japonés deberían estar comprando bonos, incluso al 1.65% ofrecido en Estados Unidos. Con los rendimientos de los bonos japoneses a 10 años en esos niveles en 1998, muchos operadores y administradores de fondos de cobertura pensaron que no podrían bajar más. Fueron arrasados, y la apuesta contra los bonos japoneses a menudo salió tan mal que se le llamó la "hacedora de viudas". Los inversores que mantuvieron los bonos ganaron 47% en los siguientes 14 años, y los rendimientos de los bonos japoneses a 10 años ahora son de sólo 0.8%.

Hay muchas diferencias entre Japón en aquel entonces y Estados Unidos ahora. Japón tuvo una deflación, tenía bancos zombis, una población mucho que envejecía mucho más rápido y, como Orrin Sharp Pierson de BNP Paribas señala, en 1998 Japón todavía tenía muchas acciones sobrevaloradas, operando a un múltiplo de precio futuro/ganancias de más de 30, frente a poco más de 10 ahora.

Sin embargo, la gran similitud yace en que los sectores público y privado de Japón estaban excesivamente endeudados, tal y como están actualmente en el occidente. Los políticos japoneses tomaron la salida fácil, aumentando la deuda pública aún más para situarla ahora a más del doble del producto interno bruto. Existe presión sobre los gobiernos occidentales para relajar los planes de austeridad, mientras que todo el mundo parece listo para una intervención monetaria más agresiva .

Es difícil ver cómo esto podría conducir a algo más que un crecimiento tibio, y hay el riesgo siempre presente de una crisis de bonos estilo español (aunque los emisores de divisas de reserva parecen inmunes). Dicho así, la década perdida de Japón luce positivamente atractiva.

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