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La disciplina paga a la hora de invertir

Una estrategia y una meta son lo más importante cuando se hacen inversiones; cambiar de táctica repentinamente incrementa el riesgo y reduce la rentabilidad de largo plazo.
sáb 01 septiembre 2012 04:45 PM
El problema radica la dificultad para saber leer el momento exacto de los mercados.  (Foto: Thinkstock)
inversionista (Foto: Thinkstock)

Cambiar de estrategia de inversión de forma súbita es un comportamiento que aumenta el riesgo y disminuye la rentabilidad de largo plazo. Y es un comportamiento muy frecuente entre los inversionistas latinoamericanos.

"Históricamente el inversionista latinoamericano da fuertes bandazos en el manejo del riesgo. Cuando está muy optimista toma mucho riesgo y cuando hay mucha incertidumbre se concentra demasiado en inversiones más conservadoras como el efectivo o los bienes raíces", dice Michael Wiggins, director de relaciones con clientes internacionales con base en Miami de Charles Schwab, firma global de servicios financieros.

Es un comportamiento normal. Cuando hay mucho optimismo sobre el comportamiento de una inversión en el futuro existe la tendencia a querer aumentar la participación en esos futuros resultados y es posible que destinemos más dinero del que habíamos planeado a esa inversión.

Si ocurre como ahora, que hay mucha incertidumbre por el futuro de la economía global , es posible que muchos vendan sus inversiones en activos de mayor riesgo, por ejemplo, las acciones.

Sin embargo estos bandazos súbitos pueden hacer que perdamos rentabilidad a largo plazo y que aumente nuestro riesgo.

Lo más importante al invertir es tener una estrategia y una meta y no apartarnos de ellas por periodos prolongados para poder obtener el beneficio de la disciplina y la constancia.

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El fondo del problema es la dificultad que existe para saber leer el momento exacto de los mercados.

Si, por ejemplo tenemos una parte de la inversión en acciones y decidimos vender de forma súbita, la pérdida se asume inmediatamente y no podemos estar seguros de que fue el mejor momento de vender.

Tenga en cuenta el siguiente ejemplo numérico:

Suponga que tiene una inversión en acciones de 100 dólares. Esta inversión empieza a caer de precio y usted decide vender con una pérdida del 50%.

Los 50 que quedan usted decide invertirlos en una opción conservadora que tiene una rentabilidad de 1% anual. La decisión la toma porque la pérdida le hacer desconfiar mucho de las acciones. Al cabo de 8 años, su inversión habrá llegado a 53.6 dólares con la estrategia conservadora.

Pero si usted mantiene la disciplina de invertir en acciones y en los años siguientes el mercado se recupera y logra una rentabilidad anual del 10%, su inversión llegará a 88.57 dólares.

Claro, nadie puede asegurar que tendrá una rentabilidad del 10%. Lo único cierto es que en un periodo de mediano o largo plazo la rentabilidad de las acciones será superior a la de una opción muy conservadora como la que ofrezca hoy 1% anual.

Resulta difícil tomarle el pulso a los mercados con precisión. Incluso se ha demostrado que los inversionistas individuales cuando están asustados y venden una inversión lo hacen cuando el precio está demasiado bajo. Y cuando están muy optimistas y deciden comprar lo hacen a precios demasiado altos.

Y ha pasado muchas veces. Según un estudio de Dalbar, firma de investigación financiera con sede en Boston, en 2011 los inversionistas de fondos de acciones decidieron salir de sus inversiones antes de que terminara el año y estas salidas los llevó a terminar con una pérdida promedio de 5.7% mientras el índice de acciones de S&P 500, que mide el comportamiento de las 500 principales empresas de Estados Unidos, tuvo una ganancia de 2.12% en ese año.

Según el estudio de Dalbar, los inversionistas de fondos de acciones se rindieron justo antes de que el mercado de acciones se recuperara y por ello sufrieron una pérdida frente a la ganancia del mercado en general.

Lo importante es no perder la disciplina. Si un inversionista había decidido tener una determinada porción de su inversión en acciones para lograr un objetivo de largo plazo, como comprar una casa, irse de viaje o jubilarse, esta estrategia y metas no deben cambiar por los cambios súbitos del mercado.

Incluso, lo más recomendable es que si su parte de acciones se redujo de 100 a 50 dólares y su estrategia indica que debería mantener 100, lo correcto es aumentar la inversión de nuevo a 100 y seguir en el mercado.

Para el caso del ejemplo, si el inversionista aumenta de nuevo su inversión en acciones a 100 dólares, al cabo de 8 años tendría 177 dólares si lograra una rentabilidad anual del 10%.

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