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La Fed desestimó las alertas de 2007

Según documentos divulgados tras 5 años, funcionarios decían que los problemas eran aislados; el ánimo general en la Reserva Federal era que la economía se recuperaría sin mucho dolor.
vie 18 enero 2013 03:22 PM
El tipo de cambio es de 13.9115 pesos para solventar obligaciones denominadas en moneda extranjera. (Foto: Thinkstock)
dolar (Foto: Thinkstock)

Funcionarios de alto rango de la Reserva Federal de Estados Unidos sintieron durante la mayor parte del 2007 que los problemas en el sector inmobiliario y bancario eran aislados y que existían pocas probabilidades de que derribaran a la economía, como finalmente lo hicieron.

Incluso mientras comenzaron a aparecer señales de alerta con el congelamiento de los mercados de crédito durante el verano, funcionarios de la Fed creyeron que los problemas serían moderados y de corta duración, según transcripciones de las reuniones del 2007 divulgadas este viernes con el tradicional rezago de cinco años.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, entonces presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, dijo durante una conferencia telefónica de emergencia el 10 de agosto de ese año que la mayor parte de Wall Street aún estaba funcionando bien.

"No tenemos indicios de que las grandes y más diversificadas instituciones estén enfrentando alguna presión de financiamiento", dijo Geithner. "De hecho, algunas de ellas reportan lo que clásicamente vemos en un contexto como este, es decir, que el dinero fluye hacia ellas", agregó.

De forma similar, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, subestimó los riesgos de una inminente explosión financiera.

"No espero insolvencia o cercanía a la insolvencia entre las grandes instituciones financieras", dijo en diciembre del 2007.

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Para entonces, la Fed ya había lanzado medidas de liquidez de emergencia y había comenzado a reducir sus tasas de interés, que en diciembre del 2008 serían llevadas efectivamente a cero.

William Dudley, quien reemplazó a Geithner como jefe de la Fed de Nueva York, pero que en ese momento lideraba su mesa de operaciones de mercado, citó a Washington Mutual y Countrywide -dos empresas que eventualmente quebraron- como puntos problemáticos en la conferencia telefónica de agosto.

Después de la llamada, en un esfuerzo por calmar a los mercados financieros, la Fed anunció que estaba preparada para brindar liquidez, lo que marcó el inicio de la respuesta del organismo a la crisis.

Anteriormente en 2007, la Fed se había encaminado hacia la crisis financiera aparentemente inconsciente de lo que estaba por ocurrir.

El año comenzó con funcionarios citando riesgos inflacionarios que llevaron al comité de política de la Fed a mantener un sesgo a favor de condiciones monetarias más ajustadas -como una señal de que era más probable que subieran las tasas de interés en lugar de bajarlas- hasta el mes de agosto, cuando la crisis comenzó a emerger.

En mayo, el sector inmobiliario y la creciente tensión en el mercado hipotecario subprime había surgido como las mayores amenazas a la economía.

Si bien los funcionarios estaban divididos sobre si los precios de las casas finalmente se estabilizarían o bajarían, el ánimo general era que la economía se recuperaría sin mucho dolor.

"El sector vivienda sigue débil, y es la mayor fuente de riesgos bajistas. Sigue siendo difícil juzgar si la demanda por casas se ha estabilizado, en parte debido a los problemas subprime", dijo Bernanke.

La Fed inició una campaña de flexibilización monetaria sin precedentes en agosto del 2007, pero no apreció plenamente la magnitud del problema, podría decirse que hasta un año después, cuando la quiebra de Lehman Brothers aceleró el colapso financiero.

A medida que los flujos de comercio global colapsaban en el otoño boreal del 2008, funcionarios del banco central comenzaron a ver lo profundo del daño macroeconómico.

Esa comprensión llevó a Bernanke a probar algunas herramientas no convencionales para luchar contra la recesión que promovió como académico y estudiante de la Gran Depresión, incluida la compra de activos que ahora es una herramienta de política clave.

La Fed no sólo recortó la tasa de interés referencial a cerca de cero, eventualmente compró más de 2 billones de dólares en valores hipotecarios y del Tesoro en un esfuerzo por rebajar los costos de endeudamiento a largo plazo.

El mes pasado, la Fed decidió extender su estímulo mediante la compra de bonos a un ritmo mensual de 85,000 millones de dólares.

Pero con la economía de Estados Unidos recuperándose, aunque demasiado lento como para lograr una disminución sustancial del desempleo, hay crecientes dudas dentro del banco central sobre la eficacia y los posibles riesgos de las políticas monetarias no ortodoxas.

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