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México: es la hora de cumplir promesas

El futuro es promisorio siempre y cuando se concreten las reformas estructurales, dicen expertos; hay crecimiento, pero es insuficiente para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, advierten.
vie 15 marzo 2013 06:03 AM
Este año el aumento promedio de salario fue de 4.6% para ejecutivos, aunque hay industrias por encima de ese nivel. (Foto: Getty Images)
empleados

Las perspectivas a futuro para México son favorables en términos generales, sobre todo frente a otros países, pero es el momento de pasar de las promesas a concretar los cambios que garanticen acelerar la economía, generar empleos, mejorar el poder adquisitivo de la población y justificar el optimismo actual, coinciden expertos.

"La primera deuda del Gobierno es un mayor crecimiento, porque es el mecanismo bajo el cual se crea la riqueza. Una tasa de 4% es insuficiente, se requiere crecer 5 o 6% para empezar a resarcir los pendientes sociales y económicos que se tienen", subraya director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey (CIEN), Estado de México, José Luis de la Cruz.

Este jueves el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer su índice de Desarrollo Humano, que mide los avances en esperanza de vida y niveles económicos de los países y en el caso de México, pasó del lugar 57 al 61 desde 2011, aunque ha mejorado en la cobertura de salud.

La mayoría de los países del sur están creciendo con una velocidad sin precedente y eso ha contribuido a mejorar sus índices de desarrollo humano. Si bien la crisis financiera mundial de 2008-2009 afectó a todos, países como Brasil, Turquía, China, India, Indonesia y Sudáfrica han mantenido un crecimiento económico que  ha impactado positivamente en la calidad de vida, explica el documento.

De la Cruz destaca que el crecimiento de 3.9% en 2012 choca con la tasa de desocupación que alcanzó 4.9% en el último trimestre del año pasado, por lo que la expansión económica no redujo el desempleo, tampoco fue un muro contra la informalidad en la que hay 29.3 millones de mexicanos , ni con relación a otras variables de precarización.

"El crecimiento económico está presente, pero no llega al bolsillo de los mexicanos porque las condiciones laborales no son las más adecuadas. El salario mínimo de hoy con relación al de hace 40 años es apenas la tercera parte", indica.

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Con relación al poder adquisitivo del salario respecto a la canasta alimentaria que de mide el Coneval hoy es casi 24% más bajo del que era hace seis años, puntualiza.

El arte de compaginar crecimiento y bienestar

En los últimos meses el optimismo hacia México se ha desbordado en gran parte por la posibilidad de que se concreten cambios estructurales.

"Parte del entusiasmo viene de la sensación de que hay una estrategia política sobre la cual el país puede lograr consensos, y ese cambio está actuando sobre una estructura económica, que es muy sana", indica el director del Center for International Development at Harvard University, Ricardo Hausmann.

Considera que la recuperación de la economía de Estados Unidos, el cambio en la competitividad con China, la buena estructura productiva interna y el cambio en la capacidad del Gobierno mexicano de pasar las reformas, y la naturaleza misma de estas reformas, "hacen que los espíritus animales estén altos".

El también profesor de la Práctica de Desarrollo Económico, de Harvard Kennedy School, menciona que hay razones mucho más de fondo para esperar un cambio en México y pone el caso de Brasil que en 2010 hubo mucho optimismo en torno a esta economía.

"Yo era un escéptico; decía que las bases del crecimiento en Brasil eran totalmente insostenibles y el año pasado creció 1%, pero creo que México está en condiciones de crecer muy rápido y las bases son sostenibles en las que se está fundando el optimismo", recalca.

Sin embargo, reconoce que si no hay avances y la clase política no se pone de acuerdo, vendrá el desencanto. "El entusiasmo no está garantizado. Hay bases importantes para que se dé, pero si esas bases cambian, la capacidad de hacer reformas no se materializa, si la capacidad de ir mejorando el ambiente de negocios no se materializa, las cosas pueden cambiar".

La percepción distinta es que México realmente ha hecho la tarea y que está en condiciones plenas para seguir hacia arriba, subraya Hausmann.

El catedrático del ITESM destaca que las reformas son el mecanismo de crecimiento, pero no se asegura que sean el medio para una mejor distribución de la riqueza, ni que necesariamente impacten a un mayor salario y más prestaciones para los trabajadores.

"Es claro que todavía se tiene que encontrar la forma de vincular estas reformas con los efectos positivos que tienen que llegar a los bolsillos diarios de los mexicanos", considera.

Para el profesor de la Universidad de Harvard, el auge económico, el optimismo, la inversión etcétera, llevarán a que la economía crezca, que aumente el nivel de empleo, a que la gente salga de la pobreza y disminuya la desigualdad.

"Esas son cosas que se corrigen con el crecimiento y están dadas las condiciones para el crecimiento entonces el mercado reacciona con optimismo. Me parece que hay que poner la carreta detrás de los caballos y no delante".

El riesgo de crecer sin reformas

La economía mexicana es uno de los países con el producto potencial más bajo en América Latina, de apenas 2% en la última década, pero los mercados están volteando hacia México con la esperanza de que se lleguen a dar los cambios y bajo la promesa de que van a aumentar la capacidad de crecimiento de la economía, expone el director para América Latina de Moody´s Analytics, Alfredo Coutiño.

"México no tiene la capacidad estructural para crecer a tasas mayores a 3% de manera prolongada, de ahí la necesidad de las reformas, pero la capacidad productiva no se crea de la noche3 a la mañana, sino que tarda algunos años y por eso es necesario empezar ya", advierte.

Crecer a tasas mayores a 3% de forma prolonga, sin hacer cambios, genera presiones de demanda que a final de cuentas van a propiciar una mayor inflación y una apertura del desequilibrio externo y pone en riesgo la estabilidad macroeconómica.

"Hasta ahora México ha mantenido un relativo control del desequilibrio de la cuenta corriente, pero gran parte de eso se debe a los ingresos petroleros. El año pasado el déficit de la cuenta corriente fue menos de 1% pero si se le quita el impacto significativo que tuvieron los ingresos petroleros ese déficit hubiera sido mayor", puntualiza.

"Durante la mejor parte de la década pasada, México fue el miembro olvidado del mundo emergente. Eclipsado por las fanfarrias y publicidad de sus colegas del Sur, fue considerado el feo trasero de la historia norteamericana", afirma el economista en jefe de BCP Securities, Walter Molano.

Sin embargo, las fuertes medidas económicas, un sector privado resistente y el desplazamiento hacia el sur del sector automovilístico de EU llevaron a un rápido resurgimiento de la economía mexicana, pero el especialista anticipa que hay problemas gestándose bajo la superficie.

Después de hacer importantes avances con las reformas fiscal y laboral, la energética está paralizada. "La oposición está creciendo contra la apertura de Pemex, y alguna gente piensa que las reformas se diluirán conforme grupos tradicionales de interés traten de defender sus terrenos".

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