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Chipre, ¿temores infundados?

Después de 10 días, los bancos reabrieron sin tumultos ni protestas, como muchos analistas temían; los chipriotas dicen estar habituados a los controles bancarios tras la guerra de 1974.
vie 29 marzo 2013 03:39 PM
Los pequeños ahorradores reclamaron la propuesta anterior para gravar depósitos. (Foto: AP)
bancoschipre (Foto: AP)

Al final ni siquiera fue un trote, mucho menos aun la fuga de depósitos bancarios que varios habían previsto en Chipre.

Los analistas estaban seguros de que apenas reabrieran los bancos el jueves al mediodía, después de que Chipre firmó un rescate con la Unión Europea para evitar la quiebra nacional, habría escenas de caos .

Los expertos tenían razón pero no fueron los chipriotas los que causaron el pandemonio. Equipos de televisión de todo el mundo se amontonaron en la pequeña Plaza Eleftheria en el centro de Nicosia, la ubicación conveniente de dos de los principales bancos de la capital.

Había una docena de chipriotas esperando pacientemente para hacer un retiro, y probablemente el doble de camarógrafos, todos ellos nerviosos, mientras que los locales permanecían en calma.

Las razones de esto no son difíciles de encontrar en conversaciones con los residentes de Nicosia, una ciudad soleada y acogedora, con una vibrante cultura de cafés.

Los grecochipriotas se describen a sí mismos como más relajados que sus primos en Grecia, donde la reacción a la austeridad decretada en su propio acuerdo de rescate de la UE fue el caos en la calles de Atenas.

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Si bien es cierto que una bomba explotó el día en que los bancos de Chipre terminaron su cierre de dos semanas, el estallido de hecho ocurrió en Grecia.

Los chipriotas dicen que ya pasaron por cosas peores, remontándose a la guerra de 1974, cuando la isla fue dividida tras una invasión militar turca.

Jean Kelly-Christou, editor jefe del Cyprus Mail, el diario más viejo de la isla, dijo que la gente hizo uso de las lecciones de la crisis económica que siguió a la guerra.

"La mayoría de la gente está siendo pragmática y entiende que las manifestaciones y la furia pueden empeorar las cosas", dijo Kelly-Christou, un irlandés.

Esta semana se impuso un estricto régimen de límites a las transacciones bancarias, como un tope diario de 300 euros (390 dólares) a los retiros, en lo que comúnmente se describe como una medida sin precedentes.

Eso será en la breve historia de los rescates de la zona euro, pero los chipriotas recuerdan que tuvieron que soportar años de controles de cambios tras la guerra de 1974.

En todo caso, gran parte de la indignación en Chipre probablemente se expandió antes de que se firmara el lunes el acuerdo en Bruselas.

Una versión inicial preveía un impuesto a todos los depósitos bancarios, pequeños y grandes, y eso enfureció a los pequeños ahorradores en la isla. El acuerdo final, que afectó a solo aquellos con más de 100,000 euros en el banco, fue mejor recibido.

Las restricciones a las transacciones bancarias también quizá ayudaron a calmar el clima. Después de todo, si la gente no puede sacar más de 300 euros por día, es difícil tener una fuga bancaria completa.

La mayoría de la gente no tiene 100,000 euros en el banco y en cualquier caso se tranquilizaron por el hecho de que los depósitos inferiores a ese nivel estuvieran protegidos por el seguro.

Muchos de los que hacían fila en la reapertura de los bancos eran ancianos que se habían quedado sin efectivo. Decían que estaban incómodos con las tarjetas de bancos y por eso no las podían usar en los cajeros automáticos, que habían seguido operando todo el tiempo.

Otros probablemente se dieron cuenta de que tenían la misma probabilidad de retirar el dinero más adelante que en el primer día.

"Pensamos sacar nuestro dinero pero vamos a esperar (...) hoy va a ser un caos", dijo el jueves Constantina Economidou, una empleada pública.

Otros estaban resignados o quizás agobiados por la sensación de que había cuestiones de altas finanzas en el trasfondo, con las que ellos no podían hacer mucho.

"El gobierno no nos dijo exactamente qué está pasando, por lo que la gente no sabe cómo reaccionar ¿Debo tener esperanzas o preocuparme?", dijo Patra Michaelides, una maestra de 45 años.

Theodora Kyprianou, que tiene 72 años y es propietaria de una tienda de regalos llena de camisetas, sombreros y souvenirs de Chipre sin vender, dijo que la calma general cuando reabrieron los bancos no la sorprendió. "Aquí somos civilizados ¿qué esperaban?", dijo.

"El problema no es grande, es muy grande. Pero ¿qué podemos hacer al respecto?", preguntó, encogiéndose de hombros.

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