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Doha, reto para el nuevo jefe de la OMC

Roberto Azevêdo o Herminio Blanco deberán activar las paralizadas negociaciones; en diciembre el ganador tendrá que demostrar ante ministros su capacidad para lograr acuerdos.
sáb 04 mayo 2013 12:28 PM
El elegido tendrá la enorme tarea de salvar la dignidad de la OMC. (Foto: Getty Images)
trato

Un latinoamericano, el brasileño Roberto Azevêdo o el mexicano Herminio Blanco, será elegido director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) la próxima semana y como tal será el responsable de activar la Ronda de Doha, paralizada desde hace un lustro. El próximo martes 7, la troika de embajadores designados para dirigir el proceso de selección del nuevo máximo responsable de la OMC anunciará quién ha obtenido el mayor apoyo de los 159 miembros que conforman la entidad que rige el comercio mundial.

El elegido habrá recibido no sólo mayor apoyo numérico, sino amplio en términos geográficos y de desarrollo socioeconómico de los países electores.

Hasta la fecha, nadie ha sabido identificar un candidato favorito.

Los artículos de prensa y los foros especializados, así como fuentes solventes de la OMC, confirman que Blanco, de 62 años, exsecretario de Comercio de México y jefe negociador del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA), cuenta con el apoyo de Estados Unidos, de los miembros de la Unión Europea y de los integrantes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).

Azevêdo, de 55 años y diplomático de carrera, cuenta por su parte con el apoyo de los países menos desarrollados, de las naciones en desarrollo y de los emergentes.

Una simplificación que ambos candidatos han negado repetidamente argumentando que tienen el apoyo de países de distinto nivel de desarrollo , lo que demuestra que hayan llegado hasta la recta final de un proceso que comenzó con nueve aspirantes.

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Además de los citados, siete contendientes provenientes de Costa Rica, Corea del Sur, Ghana, Indonesia, Jordania, Kenia y Nueva Zelanda se presentaron para ocupar el puesto que durante ocho años ha ostentado el francés Pascal Lamy y que abandonará el próximo 31 de agosto.

Lamy ha intentado sin éxito durante dos mandatos consecutivos concluir la Ronda de Doha, unas negociaciones que se lanzaron en 2001 en la ciudad homónima, con el objetivo de liberalizar el comercio mundial de los sectores agrícola, industrial y de servicios.

Tras el fracaso de la última gran reunión negociadora (julio de 2008) los miembros intentaron sin éxito relanzar el proceso, hasta que en la cumbre ministerial ordinaria de diciembre de 2011 se asumió que no era viable seguir persiguiendo una quimera: no había consenso para concluir el "paquete" total de negociación.

No obstante, los ministros decidieron continuar negociando alguna de las partes de este "paquete" total en la que hubiera mayor consenso, en aras de probar que el acuerdo es posible y así presentarlo al mundo en la novena cumbre ministerial, en diciembre de 2013 en Bali.

Todos coinciden en que si no se logra concluir un acuerdo en Bali, la credibilidad de la OMC quedará gravemente minada.

Es precisamente en ese encuentro donde tendrá que "estrenarse" el nuevo director general, que deberá demostrar sus cualidades negociadoras para lograr un "acuerdo de mínimos".

Tanto Azevêdo como Blanco se muestran convencidos de que tienen la capacidad para sacar de la situación en que se encuentra a la Ronda, aunque esgrimen argumentos opuestos.

El brasileño asegura que conoce perfectamente los engranajes de la institución dado que no sólo ha sido representante de su país ante la OMC desde 2008, sino que durante tres lustros se ha dedicado exclusivamente a tareas relacionadas con el comercio multilateral, en contraposición a Blanco, que si bien negoció varios acuerdos comerciales bilaterales para su país, ha pasado la última década trabajando para la empresa privada.

"La situación requiere que el candidato que gane asuma las riendas inmediatamente. No va a tener tiempo de estudiar", ironizó Azevêdo en una reciente entrevista con Efe.

Por su parte, el mexicano ve positiva la crítica de su contrincante remarcando la necesidad de aire fresco.

"El atractivo de mi candidatura es que no estoy aquí, que traigo una visión de fuera, que soy capaz de tener credibilidad tanto en el exterior como el interior. Pensar que alguien que ha sido parte del proceso vaya de repente a resolverlo... me parece un poco más difícil", comentó.

De lo que nadie tiene dudas es que, sea quien sea el elegido, tendrá la titánica y ardua tarea de salvar la dignidad de una institución que muchos comienzan a plantearse si debe seguir siendo un organismo de referencia.

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