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Se avecinan más recortes al gasto en EU

El Pentágono se prepara para dar licencia sin sueldo a 650,000 empleados; ésta y otras reducciones afectarán a todos los sectores del gobierno y retrasarán la recuperación.
jue 27 junio 2013 06:01 AM
El recorte presupuestario ha afectado a diversas instituciones y servicios públicos que han pasado inadvertidos. (Foto: Getty Images)
secuestro

¿Recuerdas el "secuestro"? Los contundentes recortes generales al gasto público de Estados Unidos destinados a ofrecer una ráfaga de austeridad fueron olvidados por la mayoría de los estadounidenses en abril, cuando el Congreso parchó el financiamiento a la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) para prevenir una pesadilla inminente en el transporte aéreo. Los aviones siguieron despegando, más o menos a tiempo, y las predicciones más amplias de un cataclismo económico no llegaron a materializarse.

Pero el programa está causando sigilosos estragos al penetrar en todo tipo de programas federales cruciales como clínicas para pacientes con cáncer, la ayuda Head Start para los niños de bajos ingresos, asistencia a domicilio para las personas mayores, esfuerzos de prevención de incendios en el oeste, el esfuerzo post Benghasi para reforzar la seguridad de la embajada, por no hablar de los recortes a los subsidios por desempleo, programas de vivienda, defensores públicos, parques nacionales y así sucesivamente.

Los cambios han sido relativamente pequeños y lo suficientemente difusos como para permanecer fuera de los titulares, sobre todo porque el país goza de un crecimiento económico inesperadamente enérgico.

Eso podría estar a punto de cambiar. Los primeros recortes del secuestro que podrían agitar la recuperación deben comenzar a sentirse la próxima semana, a medida que el Pentágono comience a dar licencias sin sueldo de hasta 11 días a cerca de 650,000 de sus empleados civiles en todo el país durante septiembre. Medir cualquier efecto colateral de todas esas vacaciones no pagadas puede ser complicado debido a que el secuestro ahogó el financiamiento para el programa de Estadística de Despidos Masivos que el Gobierno Federal utiliza para rastrear y explicar lo que pasa cuando una empresa despide a más de 50 personas a la vez.

Pero el mayor punto es que sigue siendo un enfoque sumamente estúpido para resolver el problema de déficit estadounidense. De hecho, es exactamente al revés. Como el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló a principios de este mes en su informe anual ante Congreso sobre la economía de Estados Unidos:

"En el frente fiscal, la reducción del déficit en 2013 ha sido demasiado rápida y mal diseñada. En particular, los recortes automáticos de gastos ("secuestro") no solo ejercen una pesada carga sobre el crecimiento a corto plazo, sino que las reducciones indiscriminadas en educación, ciencia y gasto en infraestructura también podrían reducir el crecimiento potencial a mediano plazo. Estos recortes deben ser reemplazados por una mezcla progresiva de ahorros en ayuda social y nuevos ingresos, en línea con la propuesta de presupuesto del Gobierno... Un ritmo más lento de reducción del déficit ayudaría a la recuperación en un momento en que la política monetaria tiene capacidad limitada para respaldarla más".

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En otras palabras, durante una frágil recuperación es el momento de pisar el acelerador, mientras se señaliza la intención de frenar más adelante en el camino.

El objetivo del secuestro era ser una mala idea: fue diseñado durante el enfrentamiento por el techo de la deuda en el verano de 2011 para ser tan odioso que obligaría a ambas partes a resolver un acuerdo presupuestario para reemplazarlo con algo sensato.

Eso nunca sucedió, y no está a punto de suceder tampoco, en parte debido a que ha desaparecido la sensación de urgencia necesaria para destrabar algo en el Congreso. "El gran golpe está mucho más adelante, cuando las licencias obligatorias comiencen a entrar en efecto", dijo el economista en jefe de Moody's Analytics, Mark Zandi. "Pero tengo que decir que hasta ahora me ha sorprendido lo bien que la economía parece estar navegando a través de todos los vientos fiscales en contra". (Zandi calcula que la política fiscal eliminará 1.5 puntos de crecimiento del PIB este año y que el secuestro representará un tercio de ello. Si los políticos hubieran reducido ese lastre total a la mitad, dice que la recuperación estaría ahora evolucionando hacia una expansión económica autosostenible).

Desde la derecha, un economista de American Enterprise Institute (AEI), Kevin Hassett, está de acuerdo al menos en este punto: los recortes severos son ahora todo lo contrario a lo que necesita esta economía. "Lo más inteligente sería sustituir el secuestro con recortes a mediano y largo plazo a las prestaciones sociales que son significativamente más grandes", dice. E incluso respalda un nuevo gasto inmediato en una recapacitación laboral para encontrar maneras más eficientes para hacer que los que llevan mucho tiempo sin empleo vuelvan a trabajar.

La siguiente mejor oportunidad de revivir las conversaciones sobre el presupuesto -y abordar el secuestro- llegará en otoño, cuando el Gobierno Federal llegue a su límite de endeudamiento, lo que obligará una vez más al Congreso a elevar el techo de la deuda. Los republicanos del Congreso están considerando esto como una oportunidad para arrancar concesiones a la Casa Blanca sobre la reforma fiscal y a los subsidios sociales. El exsenador, y ahora jefe de la Securities Industry and Financial Markets Association (SIFMA) y copresidente de la campaña impulsada por varios CEO Fix the Debt, Judd Gregg, sigue siendo escéptico. "El trabajo continúa, no con un gran progreso", dice. "Sin el liderazgo presidencial, no va a suceder. Punto".

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