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¿Los mercados exageran conflicto sirio?

Inversores temen que EU se embarque en una guerra que retrase el crecimiento, dice Cyrus Sanati; sin embargo, los posibles ataques serían esporádicos y de manera focalizada.
jue 29 agosto 2013 05:54 PM
Protestantes en Inglaterra piden detener ataque al país asiático. (Foto: Getty Images)
siria

Los temores del mercado sobre un posible ataque estadounidense sobre Siria parecen exagerados. El ataque, que se dice podría darse de forma inminente, seguramente será limitado tanto en escala como en alcance, y tendrá en última instancia un impacto mínimo o nulo en el desenlace de la guerra civil siria que suma ya dos años.

Estados Unidos y sus aliados, entre ellos Gran Bretaña , solo buscan castigar a las fuerzas de ese país por el uso de armas químicas y no están comprometidos a derrocar el régimen. Cualquier ataque muy probablemente consistirá en pequeñas ofensivas muy focalizadas en el arsenal de armas químicas, evitando otros objetivos militares.

Aunque tales medidas son un asunto serio y temible, están muy lejos de las llamadas tácticas shock and awe (conmoción y pavor) que condujeron a la desastrosa y costosa ocupación de las regiones que bordeaban Irak en 2003 y seguramente no tengan un impacto negativo en la economía mundial o los flujos de petróleo.

Los mercados no recibieron bien el lunes la noticia de que Estados Unidos estuviera potencialmente preparando un asalto militar sobre Siria. El índice industrial Dow Jones perdió más de 200 puntos en la semana mientras que los precios del petróleo treparon a su nivel más alto desde febrero de 2012 (lo mismo ocurrió con el oro y la plata).

A los operadores bursátiles les preocupa que EU se embarque, una vez más, en una guerra que sólo consuma dinero y devore el crecimiento. También parece preocuparles que una acción militar afecte negativamente el flujo de petróleo desde Oriente Medio.

Las bruscas oscilaciones en los mercados de acciones y de commodities dan la impresión de que el Gobierno de Barack Obama se estuviera preparando para una invasión y ocupación a gran escala del ya devastado país sirio, pero ese no es el caso aquí.

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EU, con medio tanque

El ejército estadounidense nunca hace las cosas de forma poco sistemática. Si estuviera realmente preparándose para el tipo de invasión que temen los mercados entonces habrían movilizado más tropas a la vecina Jordania.

En este punto es mucho más probable que el país de las barras y las estrellas se esté alistando para un asalto aéreo localizado, sin ninguna intención de movilizar tropas en tierra.

Uno no tiene que ser un experto militar para deducir esto; el Pentágono ya ha señalado dos posibles cursos de acción en una carta fechada el 19 de julio dirigida a la Comisión de Servicios Armados del Senado. Los dos escenarios apoyan operaciones aéreas limitadas: el Plan A tendría como único objetivo el arsenal sirio de armas químicas y mantener una zona de exclusión aérea; mientras que el Plan B atacaría una gama más amplia de blancos con la intención de paralizar la capacidad del Gobierno sirio para luchar en la guerra civil.

En este momento parece casi seguro que EU optará por el Plan A y sólo dirigirá su ofensiva contra el complejo de armas químicas. El plan A es mucho más barato que el plan B, pues cuesta 1,000 millones de dólares al mes mantener una zona de exclusión aérea en el país en comparación con los miles de millones de dólares necesarios para maniatar a la administración siria desde el aire.

Sin duda el plan A no es una tarea sencilla. Con todo, es improbable que Siria pueda montar una defensa efectiva contra los cientos de misiles cruceros provenientes de los cuatro buques de guerra estadounidenses actualmente apostados en el Mediterráneo oriental. Y es imposible que pueda detectar los bombarderos stealth B-2 que podrían utilizar bombas para destruir los depósitos subterráneos de armas químicas en todo el país.

La administración de Obama está claramente reacia a enzarzarse en otro conflicto en Oriente Medio, especialmente en un país con pocos recursos rentables, es decir, petróleo. Por otra parte, una invasión total necesitaría el apoyo de Rusia, pues esta mantiene una estrecha relación con el Gobierno actual de Siria.

Rusia es el aliado más cercano fuera del Medio Oriente y mantiene una base naval en el país. Al momento, sigue renuente a apoyar el cambio de régimen, esa postura dificulta que muchos países europeos se suban al carro de Estados Unidos, ya que temen que tal decisión ponga en peligro su relación con su vecino más grande.

Los temores a las represalias de Siria son totalmente desproporcionados. De hecho, es poco probable que los líderes sirios lancen un contraataque contra sus vecinos (Israel) o Estados Unidos, una respuesta así sólo serviría para debilitar la posición del Gobierno frente a la oposición. El país no reaccionó cuando Israel lanzó ataques limitados en su territorio en los últimos dos años, ya que sabe que cualquier contraataque desataría un mundo de dolor. La administración siria tiene las manos ocupadas luchando contra su propio pueblo: no puede combatir además contra el mundo.

Mercados deben ignorar conflicto

Los mercados harían bien en ignorar la maquinaria propagandista de Siria, que afirma que un ataque occidental en su territorio incendiaría instantáneamente toda la región. La realidad es que a Siria no le quedan aliados en la región, a excepción quizás de Irán, pero incluso esa relación es endeble. No hay prácticamente ninguna posibilidad de que Irán ataque a las fuerzas estadounidenses en nombre de Siria, simplemente no vale la pena.

Contrariamente a la creencia popular, Irán probablemente vea con buenos ojos la caída del régimen baasista en Siria, pues seguramente sería reemplazado por un gobierno islamista (si bien democráticamente elegido) que los mulás de Teherán podrían controlar más fácilmente, como es hoy por hoy el caso de Irak.

Al mismo tiempo, Estados Unidos y Europa ya aplican un estricto embargo petrolero contra Irán, por lo que Teherán no tiene ninguna influencia económica para impedir un ataque. Teherán, desde luego, podría amenazar con dejar de vender petróleo en los mercados internacionales, elevando los precios del energético en todo el mundo, pero, de nuevo, simplemente no vale la pena.

Irán no puede permitirse el lujo de perder ni un centavo de los ingresos petroleros desde que Occidente endureció las sanciones el año pasado. El país necesita ese dinero para financiar las subvenciones a las que se han acostumbrado los iraníes. Cualquier cambio en ese frente podría encender una revuelta popular, algo que aterroriza a los mulás.

El Gobierno sirio está colgando de un clavo, un clavo flojo y oxidado. Un asalto estadounidense sobre sus armas químicas eliminará un elemento inestable en una guerra civil ya de por sí desagradable.

Siria y EU, desde luego, tratarán de aterrorizarse uno a otro en las próximas semanas con una retórica de grandes ataques y contraataques, pero los mercados no deberían llamarse a engaño.

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